Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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28 Enero 2017

A sus 77 años y cuatro décadas viviendo en el mismo sitio, Marí­a Julia López no recuerda haber experimentado una situación tan difí­cil como la del pasado martes 24 de enero, cuando alrededor de las nueve de la noche se incendió el viejo edificio multifamiliar ubicado en la calle Juan Bruno Zayas, esquina a Santa Bárbara (a una cuadra del Boulevard), en Santa Clara, donde residí­a junto a su hijo José Bernal (Pipe).

Edificio de Santa Clara afectado por el incendio del 24 de enero de 2017.
Los obreros desmontan el balcón donde Pipe y su mamá se resguardaron. El Gobierno de Santa Clara evaluará algunos proyectos para darle nueva utilidad al edificio siniestrado. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Ahora, más tranquilos, observan las ruinas de lo que fue su casa y repasan el mal momento que aún los golpea. Ambos dormí­an cuando se desató el incendio; mas, gracias a los desesperados gritos de los vecinos, se despertaron. Pipe bajó para tratar de hallar una salida, pero las llamas ya habí­an cortado el paso. Solo atinó a ayudar a la anciana para salvaguardarse en el balcón, atrapados por el fuego que avanzaba hacia ellos.

«Los bomberos nos refrescaban con el agua, pues el calor era insoportable. El humo nos asfixiaba. Abracé a mi madre para calmarla hasta que pudieron poner la escalera para evacuarnos. Tení­a fe en que nos iban a salvar », cuenta Pipe.

Marí­a Julia recuerda cómo se aferró al joven bombero todo un héroe, quien, entre gritos y aplausos de los nerviosos espectadores, bajó raudo las escaleras seguido por Pipe.

«í“igame, yo pensaba verme en la funeraria tendida », expresa jocosa la anciana, y añade más seria: «Agradezco mucho la atención del Partido, el Gobierno, el Minint   y vecinos, por lo que han hecho por nosotros. Y aunque perdimos todo por el fuego, albergo la esperanza de tener una nueva vivienda para vivir dignamente », manifiesta.

Marí­a Julia y Pipe se trasladaron temporalmente a casa de Marí­a Lucí­a, también hija de la anciana, y recibieron de inmediato camas, sábanas, sobrecamas, vestimentas, módulos de cocina y alimentación, entre otras atenciones. Pero, lo más importante ha sido el amor y afecto en medio de la desgracia.

En el antiguo edifico viví­an inicialmente 11 familias. Solo quedaban ellos dos, y la que integran Leonides Rivero, Rolando Aguiar y Danay Cárdenas con sus pequeños Danny Dannier y Dannierys de la Caridad, quienes habitaban en una casa en bajos.

Yaritza Moya, presidenta del Gobierno en Santa Clara, junto a familia damnificada.
Yaritza Moya Caballero, presidenta del Gobierno en Santa Clara (derecha), departe con Leonides y su hija Milagros. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Desde su nueva estancia en el reparto Capiro, Leonides observa la camioneta dispuesta por el Gobierno de Santa Clara para trasladar los pocos artí­culos hogareños que pudieron rescatar. De los efectos electrodomésticos, solo el refrigerador salió ileso.

Yaritza Moya Caballero, presidenta del Gobierno en la capital provincial, explica que se ha ayudado a la familia de acuerdo con el aseguramiento con que cuenta el municipio para la asistencia social. Camas, toallas, sábanas, ropas, zapatos, cocina de inducción, alimentos…, y más adelante, sillones, juego de comedor y un escaparate,   son algunos de los productos que, de alguna manera, alivian las necesidades de los damnificados.  

A pesar del susto, la familia elogia la atención de todos los organismos, instituciones y las personas que se ofrecieron a ayudar de manera desinteresada.

Familia damnificada por incendio en Santa Clara, el 24 de enero de 2017.
Leonides y su familia con las donaciones facilitadas por las instituciones y personas solidarias. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Milagros Cárdenas, hija de Leonides, expresa al respecto: «Estamos muy agradecidos de todos. Hemos tenido el apoyo de muchas personas. Desde los vecinos de la calle Zayas, hasta los nuevos de aquí­ del Capiro, quienes se nos acercaron para ofrecernos su solidaridad. Incluso, hubo gente que no conocí­amos que nos dieron sus direcciones y teléfonos para si los necesitábamos ».

Leonides y su familia tampoco quieren dejar de reconocer la prontitud con que los organismos y entidades respondieron ante la tragedia. Aún se evalúan los daños en el inmueble y se analizan las proyecciones futuras.

Las familias damnificadas reanudan una nueva vida, pero con el   amor y el optimismo que ningún fuego podrá destruir jamás.

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