
Difícil tarea la de llevar a los principales barrios de Santa Clara la tradicional feria del Sandino. Sin embargo, lo que parecía imposible se ha logrado por cuatro semanas y ahora el pueblo santaclareño disfruta de una feria multiplicada.
Y continuará así hasta que se concluya el recinto ferial que se construye aledaño al Mercado Buenviaje, que como extensión del Sandino acogerá la festividad dominical infaltable en la vida de la ciudad de Marta y del Che.

Cada mañana del llamado séptimo día se puede concurrir a la Calle J, al reparto Camacho, a la calle Virtudes y Estrada Palma, en el Condado, a Virginia, al populoso reparto José Martí y a Vigía Sur, y allí disfrutar de una amplia oferta de productos del agro conjugada con otras de tipo gastronómica y recreativa.
Este domingo en un recorrido por todas esas áreas pudimos ver la existencia de carne de cerdo abundante, lo que se viene haciendo cotidiano en esta ciudad y provincia mayor productora de carne porcina del país, y de unos kioscos de Acopio bien habilitados para la venta de productos agrícolas a precios asequibles, que incluía, entre otros, boniato, plátano burro y de fruta, toronja, fruta bomba, melón y hasta el escaso limón criollo.

También sobresalía la venta de concurrentes de diversas formas productivas estatales y particulares, incluidos los llamados carretilleros.
No faltaban en las diferentes áreas de feria la venta de cerveza, de productos de Labiofam, de Pescavilla, del cotizado huevo, así como de alimentos ligeros y comida elaborada. Tampoco se ausentaron la gustada galleta de Placetas y las barras de dulce guayaba. En fin, una amplia y variada cantidad de opciones.
La mayoría de los santaclareños mostraron satisfacción. Sin que faltaran otros que tomados aún por la nostalgia del Sandino siguen añorando la feria de antaño, donde en un único lugar podían encontrarlo todo, o casi todo, incluida la recreación individual y de la familia.



Queda pendiente la solución de los precios en algunos vendedores particulares; unos, porque no tienen el listado visible y otros porque los violan y venden por encima del monto declarado.
También habrá que resolver en un futuro la venta de los productos por su peso, y no por apreciación a través de envases «inventados » como el pote de helado para el ají o los limones; la pila de yuca o de pepino o la mano de plátano, lo cual da margen a adulterar los precios, siempre en prejuicio del comprador.
Cuando se cuente con el nuevo recinto ferial habrá mejores condiciones para el acto de compra y venta y las opciones serán mayores. Sin embargo, otros serán los quebraderos de cabeza. Incluido el posible reclamo de quienes se han acostumbrado a tener las ferias cercanas al lugar de residencia.