I
Vanguardia acaba de darme
cuarenta versos de espacio;
y aunque al bombo soy reacio,
me obliga a felicitarme.
Hoy es veinte, y a apagarme
cincuenta y siete velitas
vienen diciembre y benditas
sonrisas de cualquier parte;
por ser esas mi obra de arte,
le doy gracias infinitas.
II
No lo niego, hay cada quien
que si el Melao lo toca,
saca chispas cual la roca
si el metal la choca bien.
Los convido a ellos también,
tengo el brindis preparado:
«Por tanto camino andado
entre humor y periodismo,
gracias les doy ahora mismo
por mantenerme afilado».
III
Yo he cortado con mi mocha
desde caña hasta maleza;
he pintado la grandeza
que el pueblo siempre derrocha.
Amargo a aquel que repocha
lo absurdo tras un buró.
Pinto el amor, y soy yo
cubanazo universal
gracias a mi equipo actual
y a los padres que heredó.
IV
Aunque anda achikungunñado,
el pincel sigue en porfía
por dibujar la alegría
como el más viral estado.
Mientras el sueño es trazado,
—ojalá, con mayor prisa—,
busco alcanzar mi divisa
aquí, en la red y el Salón:
que no alcance el apagón
ni al humor ni a su sonrisa.
Melaíto




