
A través de los ojos de Fernando Pérez, Cuba se convierte en una especie de metáfora presente en cada uno de sus filmes. Al contar los avatares de sus personajes también se erige en cronista de un país que le nace entre planos y movimientos de cámaras.
Si esta fuera una obra cinematográfica, sería un cortometraje (no de ficción) de uno de los grandes del cine cubano. Un monólogo donde se suprime el sonido ambiente para que solo hable el padre de importantes filmes como Clandestinos y La vida es Silbar, para ponerlo a él frente a la mirada de los lectores y decirle: acción.
Toma 1: Las obsesiones de Fernando
«Son muchas. Cada película es un reto y plantea problemas distintos. A mí me interesa no hacer siempre la misma película. Me muevo en estilos diferentes. De un cine simbólico, metafórico a otro más narrativo. En el proceso de creación busco expresar una mirada que no reduzca la realidad, los personajes a prejuicios. Intento identificarme con la complejidad que nos define como individuos.
«A la hora de analizar la vida existen muchos discursos: el filosófico, el político, el histórico… estos van, justamente, hacia lo general. Pienso que el discurso artístico debe enfocarse más en lo individual, expresar los grandes acontecimientos a través de las individualidades. Tratar de recrear las complejidades de cada uno de nosotros ha sido una obsesión, tratar de mostrarnos como somos, porque tenemos luces y sombras.
«Estudié Literatura Hispanoamericana. Una de mis profesoras fundamentales fue la doctora Beatriz Maggi, que es especialista en la obra de Shakespeare. Recuerdo que Suite Habana provocó miradas polémicas. Algunos la veían como la reafirmación de los cubanos ante las carencias y otros como todo lo contrario. Eran criterios extremos. La doctora fue a verla, luego me llamó y me dijo: “Fernando, vi su película y es tan polémica porque logra ser ambivalenteâ€. (Que no es lo mismo que ambigua, porque la ambigí¼edad busca la mirada oblicua, decir las cosas desde perspectivas desviadas). “Tu película enfrenta la realidad en todos sus contrastes y por eso, en ella cada espectador puede reconocer su subjetividadâ€. Ese concepto de ambivalencia, que lo pensaba y no lo tenía consciente, desde ese momento va conmigo ».

Toma 2: De sueños y películas
« ¡Ojalá pudiera hacer un musical! Es mi sueño. Cuando estaba en el Noticiero ICAIC, trabajando como realizador con Santiago ílvarez, siempre que podía le incluía algo de música. Recuerdo una vez que le hice un homenaje a Rita Montaner.
«Clandestinos es una película que va conmigo. Fue la primera. Estuvo naciendo y creciendo en mí desde que triunfó la Revolución. Muchos de los que lucharon en la Sierra y en la ciudad tenían mi edad, o eran, incluso, más jóvenes. La idea siempre me atrajo y dije: “mi primera película tiene que contar esa historiaâ€. No se me olvida la reacción del público. Aún hoy la ponen en la televisión y las nuevas generaciones la siguen, la ven.
«Quiero a cada una de las películas que he hecho y me reconozco en ellas, independientemente de la relación que hayan tenido o no con el público. Siempre pienso que he podido hacer el cine que he querido. He tenido esa posibilidad y eso no significa que todas estén logradas. Si tuviera que escoger, por su conexión con el público, las que más me han aportado han sido Clandestino y Suite Habana.
«Una historia tiene que emocionarme, motivarme a pensar que la debo narrar a partir de mi subjetividad. Es así que nacen mis películas ».
Toma 3: Lo simbólico
«El lenguaje metafórico y simbólico siempre me ha atraído muchísimo. Cuando encuentro o pienso que el camino de narrar una historia tiene que ser por la vía metafórica, no es una decisión que tomo desde antes, lo hago porque siento que la historia me lo exige. Mi primer paso fue un mediometraje, Madagascar. Lo hice en el año 93. Recuerdo que hasta ahí había dirigido dos películas: Clandestinos y Hello Hemingway que tocaban temas del pasado reciente, pero no contemporáneo. Había empezado el Período Especial, una etapa muy dura. Sentía necesidad de contarlo, pero no encontraba la historia. Un día crucé el túnel de La Habana (iba a ver a mis padres) en bicicleta, caminaba al lado de ella para no resbalar. Estaba oscurísimo y había un ruido debajo del mar que parecía una banda sonora expresionista. No se veía la salida y me dije: “esto es una metáfora de lo que estamos viviendoâ€. Esa es la manera que siento se deben tratar los símbolos, no de una forma deliberada. Tiene que existir una conexión emotiva que luego se abra a las interpretaciones ».
Toma 4: íšltimos días en La Habana

«Es una película que trata de dialogar sobre el valor de la amistad por encima de las diferencias. Les digo que se preparen para ver una realidad fuerte. ¿Cómo surgió esta cinta? En mi casa tocó Abelito Rodríguez, un hombre como de 40 años y me dijo: “Mire Fernando, usted no me conoce, me dieron su dirección. Trabajo en un banco, pero a mí lo que me gusta es escribir guiones y le traigo unoâ€. Me interesé, lo leí y no lo acepté. No era el guion de esta cinta, pero me gustó la manera en que trabajaba los personajes. Me dijo: “tengo otros diez más†y por fin vino con el núcleo de la historia actual.
Toma 5: La orquesta
«Hace poco hice la presentación de una telenovela. Va a salir en julio, creo. Ernesto Fiallo me llamó, me la propuso y le dije: “Sí, por qué noâ€.
«Cada oportunidad es un reto creativo. No importa que sea un largometraje o una presentación. Esta vez me motivaba mucho que era una canción de Raúl Paz. La letra me impactó cuando la escuché. Hice la presentación con la colaboración de dos jóvenes: Carlos Paifer y Leandro de la Rosa. Fue un trabajo colectivo y me gustó la experiencia.
«Trato de mantener el equipo técnico y al mismo tiempo incorporar nuevas participaciones para oxigenar y dinamizar el proceso de creación. Si tuviera que definir mi trabajo como director de cine, el ejemplo que podría poner es que uno es como el director de orquesta. Uno lleva la batuta y la emoción, pero los que hacen sonar la orquesta son los virtuosos y yo he tenido el privilegio de trabajar con muchos de ellos »
* Este trabajo periodístico nace tras la entrevista colectiva que se le realizara a Fernando Pérez durante el programa radial En 3D que transmite, cada sábado, la CMHW.