El centro histórico de Santa Clara exhibe una imagen diferente, desde que empresas de los sectores estatal y privado fueran convocados por las máximas autoridades del Partido y Gobierno en Villa Clara, para apoyar la reanimación de espacios públicos como el parque Leoncio Vidal y el Boulevard.
La encomienda incluyó también la pintura de edificios situados en su entorno, en función de preservar el patrimonio histórico y cultural de la capital provincial, como parte del programa Villa Clara con todos.
En estos empeños han sido intervenidas también entidades de la Salud, con el propósito de acelerar los procesos inversionistas planificados en los hospitales provinciales y otras instalaciones, en un año tenso, de grandes retos y desafíos, caracterizado por el déficit de recursos y combustible.
Estas acciones han estado encaminadas a elevar la calidad de los servicios dirigidos al pueblo, y mejorar las condiciones de trabajo del personal médico, con la rehabilitación de salas y salones de cirugía, cuerpos de guardia, baños y redes hidrosanitarias, así como la reparación del mobiliario clínico, para alargar su vida útil y no tener que recurrir a su importación.
Las labores de reanimación también se han extendido a policlínicos, hogares de ancianos, el hospital psiquiátrico y el centro psicopedagógico de Santa Clara, entre otras instituciones de su tipo.
Sin embargo, aun cuando la voluntad de hacer de las entidades involucradas en esta tarea ha sido inmediata, y se palpan resultados alentadores, no hacemos nada con llevar estas intervenciones a buen término, si en pocos meses lo realizado con mucho esfuerzo y sacrificio vuelve a deteriorarse, de no cuidarse y protegerse debidamente, como consecuencia de las indisciplinas sociales y hechos vandálicos que todavía pululan en nuestra sociedad y resulta necesario combatir, para que la historia no se repita, y haya que lamentar el rápido deterioro de estos espacios que demandarán de nuevas intervenciones, con los correspondientes gastos al presupuesto del Estado.
Cuántas veces transitamos por sitios recién restaurados donde nos reconforta y llena de orgullo lo ejecutado; sin embargo, en pocos meses comprobamos la ausencia de rejas, farolas, luminarias e interruptores usurpados de la noche a la mañana.
En las calles de Santa Clara, donde recientemente fueron situados contenedores plásticos para depositar los desechos sólidos, en pocos días algunos de ellos desaparecieron sin dejar rastro, con los consiguientes perjuicios en contra de los empeños por facilitar la recogida de la basura y mantener limpia la ciudad.
Cuidar para mantener lo recuperado debe convertirse en una encomienda diaria donde todos estamos involucrados, para alargar la belleza y funcionalidad de los espacios que contribuyen a aliviar las tensiones diarias, y a una vida más llevadera en estos tiempos arduos.
Habrá que llamar también a la conciencia de cada cual, y a cultivar valores desde la escuela y en el seno familiar, para erradicar actitudes que nada tienen que ver con el proyecto social que construimos.