Luis Machado Ordetx y Horacio Pérez Noa
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21 Diciembre 2013

«[...] Si los mensajes no son de mucha importancia, debe utilizarse la forma verbal, si lo son, habrá que utilizar la forma escribe y en clave [...] »1  

Ernesto Guevara

¡Números, números!, dicta el Che desde un micrófono de la CMHP Radio Nacional de Placetas. Fidel responde otros ¡números y más números! desde la Sierra Maestra. Todo en clave, comunicación oral-escrita muy cifrada, al estilo del plan de alzamiento que trazó Martí­ antes de febrero de 1895.

En la pequeña habitación de la emisora de la Villa de los Laureles hay pocos concurrentes en ese instante de la tarde del sábado 27 de diciembre de 1958. Una mujer, Aleida March, anota los códigos que escucha. La cuartilla tiene los trazos estrictos del lápiz y los numerales descritos.

El Che, con el brazo izquierdo enyesado y en cabestrillo, conoce que en la información tiene la orden del Comandante en Jefe: avanzar en su operación relámpago hacia la capital de Las Villas. Ya, desde Sancti Spí­ritus hasta Placetas, sus combatientes dominaban más de 50 kilómetros sobre la Carretera Central. Santa Clara quedó a la vista luego de diez dí­as de combates y la toma de ocho pueblos y pequeñas ciudades.

Dos placeteños fueron partí­cipes directos de aquellas contingencias ocurridas en la única cabina existente en Radio Nacional de Placetas, y así­ lo intuyen Antonio Depedro Fuentes, operador de audio, y Marino Fernández Pérez, económico, administrador y encargado de negocios de la emisora de onda larga que cubrí­a en trasmisiones diarias un espectro de 30 km de superficie terrestre o aérea.

El Che en la emisora

La planta radial y su local eran chiquitos. Tení­a unos 100 watts de potencia y transmisiones de 1250 kilociclos. Estaba ubicada en la Avenida General Gómez, número 305, entre 6a. y 7a. del Este. Desde 1954 la emisora arribó a Placetas. Antes radicó en Sancti Spí­ritus. La adquirieron Argelio Garcí­a Rodrí­guez (Chaflán) y los hermanos Santana. De seis de la mañana a las diez de la noche salí­a al aire con una programación variada, de concursos, noticieros, audiciones de música campesina, mexicana, española y popular cubana. Esa «parrilla » estuvo vigente hasta 1967, momento en que salió del aire y se encadenó con CMHW, la emisora provincial.

En horas de la madrugada del martes 23 de diciembre las fuerzas del Ejército Rebelde entraron a Placetas por la carretera que conduce a Fomento. Llegaron por la calle 7a. del Sur, y tomaron posiciones de combate. La batalla duró unas trece horas hasta doblegar y dominar todas las instalaciones enemigas, incluidas las atrincheradas en el cine La Caridad, en ese poblado. A las nueve de la mañana el Che propuso, después de una tregua momentánea, la rendición incondicional de los soldados batistianos. El pueblo permanecí­a sin electricidad.

El Che se interesó por la emisora Radio Nacional de Placetas. Estaba cerrada; sin transmisiones ni personal técnico. En la modesta vivienda, en 7a. del Este, entre 1a. y 2a. del Sur, lugar en el cual residí­a Antonio Depedro Fuentes, llegó un jeep lleno de barbudos. Eran tropas del Che Guevara.

marino3Antonio Depedro Fuentes, operador de audio en Radio Nacional de Placetas, rememora parte de la historia combativa de su localidad. (Fotos: Ramón Barreras Valdés) «Serí­an las dos o tres de la tarde, y vení­an a buscar la llave para abrir la puerta principal de la emisora, una casa de una sola planta, de techo de hormigón fundido y construcción moderna. Yo la tení­a. Figuraba como operador de audio, y con 13 años llegué allí­ de mozo de limpieza », afirma Antonio Depedro Fuentes, un hombre delgado que rebasa ahora las siete décadas de existencia y reside en la calle 4a. del Norte, número 174, entre 8a. y 9a. del Oeste, en Placetas.

« ¡No hay problemas!, dije, y monté en el jeep. Todaví­a sonaban algunos tiros en las cercaní­as del lugar, a una cuadra y media de distancia de la emisora. Indicaron que el Che querí­a echar a andar la planta. Ya Placetas estaba tomada por fuerzas rebeldes. Pero, ¿cómo?... No habí­a electricidad desde hací­a unos dí­as. El personal técnico de la emisora estaba en el lugar cuando llegué allí­. No recuerdo quién de la columna No 8 Ciro Redondo alertó de inmediato que buscarí­an una planta eléctrica situada en El Pedrero », precisó Depedro Fuentes.

El Che apareció de pronto. Allí­, en la emisora «estaban Irima de la Lastra, el capitán Calixto Morales Hernández y otro capitán ingeniero de apellido Lastra. La planta eléctrica era de la mina de oro, de la Cia Aurí­fera Guaracabuya S.A., propiedad de un tal Mc ´ Carrie. A eso de las siete de la noche del martes 23 de diciembre ya Radio Nacional de Placetas hací­a las primeras transmisiones. La alocución inicial fue del Che. Habló de la entrada y ofensiva rebelde a la ciudad, y hubo comunicados de prensa, arengas y notas sueltas del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. El único tema musical era la marcha del Himno Invasor », argumentó Marino Fernández Pérez.

A partir de aquel dí­a estuvo en diferentes ocasiones en la emisora. Las temperaturas de los últimos dí­as eran bastante frí­as, y el jefe guerrillero padecí­a de constantes ataques de asma. Aleida March le preparaba cocimientos en la vivienda de Chaflán. El sábado 27 de diciembre llegó a la planta. Era de mañana. Estaba aparentemente intranquilo, y de sopetón dijo que deseaba comunicarse con Fidel en la Sierra Maestra. Aquello «era un imposible por el alcance discreto de nuestras transmisiones. A veces captábamos Radio Rebelde, pero con muchas dificultades. La señal se perdí­a en el dial. Recuerdo que se hicieron reiterados intentos, pero carecí­amos de respuestas », relata Fernández Pérez.

En La Guerra de Guerrillas, el propio Guevara esclarece la misión de radio en instantes en que denomina la «fiebre bélica », y allí­ recalca su esencia: «Explica, enseña, enardece [...], se deben dar, sobre todo, noticias vivas, de combates... »2

Fernández Pérez y Depedro Fuentes lo corroboran: «No creas, el Che se molestó en algunas ocasiones con el colectivo de la emisora. Después del viernes 26 de diciembre, como a las once de la noche, vení­a de Caibarién, Remedios y Zulueta. Una muchacha vestida de verde olivo daba partes en la emisora, y una avioneta de la tiraní­a captó la señal con la cual se identificaba el jeep en que viajaba el Che. El aparato aéreo lo persiguió, y hasta tiró una bomba muy cerquita de donde estábamos en la emisora. Por fortuna no pasó nada, a pesar del vuelco del vehí­culo. Aquello fue una imprudencia », indicó Fernández Pérez.

marino1En el antiguo local de la emisora reside desde 1970 el contador Marino Fernández Pérez, un hombre imprescindible en la narración de sucesos vinculados con el Che.

Al mediodí­a «viene ¿Coralia? Redondo, una vecina. Trae café caliente y no se atreve a entregarle la taza con el humeante lí­quido al jefe guerrillero. Le digo, pues dámelo, se lo daré. El Che trata de tomar el recipiente, y yo a rotar el platillo para que lo suspendiera al agarrar el asa. Pero ¿qué va?... Aleida se rí­e al contemplar mis peripecias de aparente gastronómico. Él soltó una sonrisa desde el butacón en el que estaba sentado en la pequeña sala de la emisora. Rápido y con deleite, se tomó el café y dio las gracias. Esa constituye la histórica fotografí­a que tomó Santana, un artista del lente que tuvo su estudio en la calle 1a. del Norte, entre 2a. y 3a. del Oeste, frente a la iglesia católica », comentó Depedro Fuentes.

Y, ¿la comunicación?

Ese dí­a 27 de diciembre de 1958 en Placetas habí­a bajas temperaturas. Junto al «equipo de audio, yo temblaba de frí­o mientras tratábamos de hacer contacto con la Sierra Maestra. Estaba en mangas de camisa y no tení­a con qué protegerme. Él Che me preguntó: ¿Tiene frí­o?... Le sonrí­o con timidez, y ordenó a un ayudante para que fueran a la oficina de la emisora a buscar un abrigo. Era de vinil negro. Enseguida me lo puse y di las gracias. Con el tiempo y su uso se destruyó. Jamás pensé que aquel gesto marcara tanto mi vida y lo relacionara con los recuerdos de la toma de Placetas », sustentó Depedro Fuentes.

El comandante guerrillero caminaba por las habitaciones de la emisora. Conversaba; impartí­a órdenes, y estaba al tanto de todo. «Nos llamaba colegas, y hasta regaló a todos algunos brazaletes del M-26-7 », comentó Fernández Pérez. A las cuatro de la tarde, de pronto, en la casa-emisora retumbó una voz femenina: « ¡Aquí­!, ¡Aquí­, la Sierra Maestra! ¡Adelante, adelante Che, te escuchamos! », rememoró Fernández Pérez, el antiguo administrador-contador de la planta de Placetas. Era Violeta Casals, la locutora de Radio Rebelde, en una señal limpia, clara, a pesar de las adversidades y de los ruidos ambientales.

Aquello «nos puso de punta todos los pelos del cuerpo. El Che dio un salto de alegrí­a. ¡Era un imposible!, y lo logramos. No sé quién nos encadenó con Radio Rebelde. Seguro fue una emisora de onda corta. No podí­a ser de Camagí¼ey, territorio todaví­a dominado por fuerzas de la tiraní­a. Enseguida comenzó su comunicación con Fidel. Duró unos minutos. Eran códigos, números, cifras... », precisó Fernández Pérez, un hombre de 83 años que marcó toda su vida profesional junto a la radio villareña.

En todo Oriente habí­a combates. Ese dí­a Fidel sitió Palma Soriano. También Santiago de Cuba, Guantánamo, Bayamo, Holguí­n y Las Tunas tení­an sus guarniciones cercadas por las fuerzas rebeldes. El Che después de concluir la comunicación partió de la emisora de Placetas. «No volvimos a verlo más hasta el jueves 8 de enero, cuando Chaflán y yo fuimos a La Cabaña con el propósito de que ordenara el reinicio de las transmisiones normales de la emisora. No querí­a que nos fuéramos de allí­. Entonces envió un saludo a todo el colectivo », refirió.

Esa propia noche del 27, en la habitación 22 del hotel Las Tullerí­as, el comandante Ernesto Guevara se reunió con los principales oficiales del M-26 de Julio y del Directorio Revolucionario. Con Antonio Núñez Jiménez, el capitán geógrafo, trazó planes y estrategias de las rutas de acceso por los diferentes puntos cardinales que conducen a Santa Clara.

El sábado y domingo, 20 y 21 de diciembre, en General Carrillo, Camilo, junto a más de 800 obreros, interviene en la Plenaria Azucarera en Armas. Ese último dí­a es liberado Zulueta. El martes 23 fue tomado Manicaragua, y al siguiente dí­a las fuerzas rebeldes sitian a Remedios y Caibarién, poblados que, a partir del 26, forman parte de los territorios libres de Cuba.

Desde la madrugada del domingo 28 de diciembre, los rebeldes llegaron a la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, y el Che estableció allí­ su comandancia. Las fuerzas de la tiraní­a tení­an ya su jaque mate definitorio.

Notas:

  1. Cfr. Ernesto Che Guevara (1972): «La Guerra de Guerrillas », en Escritos y discursos, tomo 1, 33-67, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
  2. Idem., pp. 117-162.

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