
Es una mujer de hablar pausado. En voz baja entabla la más amena de las conversaciones. Con esa paciencia que la caracteriza se dirige a sus alumnos. Hasta para requerirlos utiliza frases martianas.
Ella es una estudiosa de la obra de José Martí y la aplica en su quehacer diario.
«Hubiera preferido estudiar periodismo dice, pero respondí al llamado de Fidel cuando en los años 70 convocó a los jóvenes a integrar los destacamentos pedagógicos Manuel Ascunce Domenech. Así me incorporé al quinto de ellos ».
Se graduó en 1981en la especialidad de Español y Literatura. Con 36 años de experiencia ha transitado por varios centros educacionales. Primero en la escuela taller de Manicaragua, donde realizó el servicio social. Después, desde 1984 hasta el 2001 se mantuvo en la enseñanza politécnica. Esos años los compartió entre el politécnico Raúl Suárez, el sideromecánico Fabric Aguiar Noriega y la escuela de Economía Ramón Pando Ferrer.
«Hasta que llegué a la entonces Escuela de Instructores de Arte Manuel Ascunce Domenech, ahora Escuela Pedagógica. Aquí me dedico a impartir los Textos Martianos ».

¿Cómo recuerda el primer contacto con sus alumnos dentro de un aula?
¡Imagínese! Solo tenía 18 años. Todavía era alumna del contingente. Me puse muy nerviosa, pero a la vez estaba segura de lo que había estudiado.
¿Qué necesita un maestro para ganarse el prestigio frente a sus alumnos?
Mucha ética pedagógica. Respeto. Preparación constante. Aunque se lleven muchos años en esta labor, siempre hay que estar superándose.
¿Por qué decide dejar su especialidad y dedicarse a impartir los Textos Martianos?
Leer a Martí es una fuente inagotable de conocimientos. He cursado varios postgrados en la Sociedad Cultural José Martí con el doctor Ordenel Heredia. Siempre me sentí motivada hacia el estudio de la obra martiana. En esta asignatura encuentro la posibilidad de realizarme como pedagoga, pues me obliga a estudiar cada día los discursos, las cartas, los artículos escritos por el Apóstol de Cuba.
Para los alumnos es siempre difícil entender a Martí, ¿cómo logra atraerlos hacia esta asignatura?
Siempre trato de iniciar la clase con una frase que los lleve a reflexionar sobre la cotidianidad. Les traigo a Martí al presente. Eso les agrada. Se lo relaciono con otros próceres de la independencia de nuestro país como Maceo, Agramonte, Céspedes, Mariana Grajales. Me apoyo mucho en lo que publican los medios de comunicación y los induzco a que ellos vean los documentales que transmiten por la televisión cubana como fue el caso de Duaba, del realizador Roly Peña.
¿Cuánto tiempo le dedica a su preparación personal?
La mayor cantidad de horas del día. Siempre estoy leyendo algo, bien sea de Martí o de Fidel, el Che… No tengo horas de descanso. Me levanto a las 5:00 a.m y me acuesto a las 11:00 p.m. En mi casa me preguntan que porqué si doy las mismas clases, permanezco tanto tiempo delante de la computadora y estudiando.
¿Por qué lo hace?
Porque cada grupo de alumnos es diferente. El contenido puede ser el mismo, pero ninguna clase se parece a la otra. Los alumnos no son iguales. Y la pregunta que funciona bien en un grupo, no tiene porque tener la misma respuesta en otro.
¿Cómo se las arregla para que los alumnos entiendan a Martí?
Les traigo anécdotas. Hago plegables. Me apoyo mucho en los monitores y sociedades científicas. Busco algo para motivarlos, no les impongo mi criterio. Dejo que ellos mismos interpreten las obras. Así aprendo yo también. Esa manera de trabajar me la enseño Martí a través de las lecturas. Esa confianza que hay que darle al estudiante es muy importante para que exprese lo que siente. Me nutro de ellos. Me agrada escucharlos.
Hoy Olimpia imparte clases en seis grupos del cuarto año de la carrera de maestros primarios. Aunque posee un solo plan de clases siempre está renovándolo. Por su trayectoria pedagógica en el 2007 recibió la Distinción por la Educación cubana. Ese mismo año resultó Vanguardia Nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte. Asimismo, la filial de la Sociedad Cultural José Martí en Villa Clara le concedió la condición de Maestra Martiana y el reconocimiento Homagno generoso. Por la labor desplegada en la escuela sobre la obra martiana en 2007 la Junta Nacional de la Sociedad Cultural José Martí le entregó a la escuela el título Honrar Honra.
«Se trata de méritos colectivos, no creo que sean solo el resultado de mi labor, pues en el claustro que me acompaña tengo mucho apoyo », concluye Olimpia.
A juicio de sus alumnos ella es una profesora bien preparada. Conocedora de la obra martiana, según nos refirió Jorge David Estrada Ramos del grupo 4 º 2. En Olimpia Treto Gattorno se resumen las propias palabras del Maestro cuando dijo:
«Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender. Pies, brazos, alas, todo esto ponen al hombre esos primeros humildísimos libros de la escuela. Luego, aderezado, va al espacio. Ve el mejor modo de sembrar, la reforma útil que hacer, el descubrimiento aplicable, la receta innovadora, la manera de hacer buena a la tierra mala; la historia de los héroes, los fútiles motivos de las guerras, los grandes resultados de la paz. Siémbrense química y agricultura, y se cosecharán grandeza y riqueza. Una escuela es una fragua de espíritus; ¡ay de los pueblos sin escuela! ¡ay de los espíritus sin temple! »