«La arquitectura es mi gran pasión »

A propósito del Dí­a del arquitecto cubano dialogamos con Onel Fermí­n Garcí­a Medina, un apasionado de la Arquitectura con 30 años de experiencia como proyectista.

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Arquitecto Onel Fermín García Medina.
Arquitecto Onel Fermín García Medina. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
1827
13 Marzo 2018

Nació donde el fango llega al pecho. Allá en los recónditos parajes de San Diego del Valle, en un sitio nombrado Nigua. Ya no quedan familiares por allí­. Sin embargo, recuerda su infancia, y la escuela rural donde aprendió no solo a leer y escribir, sino a sentir amor por el terruño y a valorar lo que con sacrificio se alcanza.

Para Onel Fermí­n Garcí­a Medina no existe otra manera de valorar la vida. No olvidar de dónde se proviene, querer a los suyos, amar lo que se hace. Por eso no se vanagloria de los éxitos. Más bien habla de ellos con modestia, con el recato propio de quienes a golpe de esfuerzos han llegado a lo que son actualmente.

Pronto cumplirá 30 años de graduado como arquitecto. Casi toda la vida como proyectista. Primero en la Empresa de Proyectos de Matanzas, donde laboró por 18 años, y desde 2007 en su homóloga de Villa Clara. Sobre su labor durante este tiempo dialogamos para los lectores de  Vanguardia.

¿Qué lo motivó a elegir la Arquitectura como carrera universitaria?

En mis tiempos de estudiante de preuniversitario no se hací­an pruebas de aptitud para esta carrera, como ahora. Era por escalafón. Siempre me gustó dibujar y hací­a trabajos de rotulista en la escuela José González Guerra, ubicada en Manacas. Cuando llegó el momento de solicitar las carreras me decidí­ por la Arquitectura.

¿Cómo transcurrieron esos cinco años de estudio?

Sin problemas. No resultó difí­cil, pues tení­a mucha imaginación espacial.

«Me motivaban todas las asignaturas relacionadas directamente con la carrera, y siempre me senté en la primera mesa cuando se trataba de ellas; pero cuando eran las complementarias, me iba para la última fila ».

Obras de Onel Medina en Cárdenas.
La Guí­a de arquitectura y paisaje de Las Villas y Matanzas, publicado por la Junta de Andalucí­a, incluye proyectos realizados por el arquitecto villaclareño en la provincia de Matanzas. (Fotos: Tomadas de la edición digital de la guí­a)

¿Cuáles fueron las principales obras proyectadas por usted en Matanzas?

Hasta esa provincia fui con el objetivo de cumplir el servicio social. Fue una escuela. Uno sale de la universidad con mucha teorí­a y poca práctica. Siempre he sido muy preguntón y me ayudaron mucho. Las obras más representativas se encuentran en Varadero. Tuve la suerte de que me construyeran casi todo lo que proyecté. Una de ellas fue el campo de golf. También, la Casa Dupont o mansión Xanadú. Corrí­an los años 90, pleno perí­odo especial. Me sentí­ muy bien trabajando en esa rama del turismo.

«Luego me pidieron convertir el cine de Cárdenas en un teatro. Son cosas que apenas se proyectan y recibí­ mucha ayuda de los compañeros de trabajo. Por ejemplo, proyecté algunas de las tiendas recaudadoras de divisas, que por aquel tiempo comenzaban a proliferar en el paí­s. En ello puse mucho empeño para conservar los elementos de interior en una edificación. También tuve a mi cargo obras de la Salud. He trabajado en obras nuevas o remodelaciones, sin preferencias ».

En 2007, por razones familiares decide venir para Villa Clara, ¿en qué consistió su primer proyecto aquí­?

Llego en marzo de ese año porque mi mamá estaba muy enferma. En esos momentos se trabajaba en el rescate de la edificación de lo que es hoy Santa Rosalí­a y me encargan proyectar el interiorismo del local. Lo hice con una gran entrega y me satisfizo mucho que alcanzara primera mención en Restauración y Conservación.

Además, trabajó en la conceptualización del Hotel Central, ¿cómo lo valora?

Fue difí­cil entrar allí­ por las condiciones en que se encontraba. Presenté el proyecto en el Salón Nacional de Arquitectura. Me siento satisfecho con esa obra, por lo que se logró rescatar.

¿En cuáles proyectos está laborando ahora?

En la restauración de la Escuela Vocacional de Arte (EVA) Olga Alonso, la cual pasó a ser el Centro de Enseñanza Artí­stica de Villa Clara. Además, asumo el proyecto ejecutivo del Hotel Sagua la Grande. Se trata de una construcción emblemática de la provincia, y recientemente cumplió 90 años de creada. Posee una decoración excelente de trabajo en yeso. Se propone convertirlo en un hotel Encanto, espero que salga algo decoroso. A veces los apuros van en detrimento de la calidad de lo que se proyecta.  

Patio del complejo Santa Rosalí­a, de Santa Clara.
Haber pertenecido al equipo que trabajó en el complejo Santa Rosalí­a, de Santa Clara, es una de las satisfacciones de Onel. (Fotos: Tomada de Internet)

Interior del complejo Santa Rosalí­a, de Santa Clara.

¿Qué grado de complejidad tiene ese trabajo?

Los proyectos son más o menos complejos. En este caso hay que trabajar con mucho cuidado para no afectar la volumetrí­a del edificio e incorporar las nuevas tecnologí­as, como el aire acondicionado y el agua caliente. Hay que  tener mucho cuidado con las estructuras.

¿Cuáles han sido los principales reconocimientos que ha recibido?

El hecho de haber estado en el equipo que trabajó en Santa Rosalí­a ha sido el más importante. Durante mi estancia en Matanzas fui seleccionado varias veces trabajador destacado en el año. Me nominaron también al Premio de la Excelencia en reiteradas oportunidades durante mi estancia en esa provincia. Alguien de allá me dijo que de haber permanecido más tiempo lo hubiera alcanzado, pero las circunstancias no lo permitieron.

¿Su principal motivación para trabajar?

Considero que pertenezco a una generación que se enfrenta a otros estilos y formas de trabajar. Veo a la gente joven con poco interés por el trabajo. Creo que mi generación estuvo más comprometida con el momento que le tocó vivir.

¿Ha asumido cargos de dirección alguna vez?

Nunca. No me motiva dirigir, sino trabajar y sentirme bien con lo que estoy haciendo, y lo enfrento con el mayor placer del mundo. Lo mismo me preparo para proyectar una parada de guagua que una gran edificación. Me siento comprometido con la sociedad, con la Empresa de Proyectos que me ha dado la alternativa de seguir trabajando desde la casa.

¿Qué opinión le merece el trabajo en equipo?

Me gusta. A pesar de estar en el hogar me mantengo al tanto de lo que hace falta, qué duda tienen. El arquitecto es quien debe concebir los proyectos. Si desde un inicio no es capaz de aglutinar en torno suyo a los demás, el proyecto no sale o sale con dificultades. Le corresponde al arquitecto, obligatoriamente,  dominar la especialidad y tener un dominio alto de las demás profesiones.

¿Algún consejo para los arquitectos jóvenes?

Que se apoyen mucho en las personas de más experiencia. La mano está más cerca del cerebro que la computadora. Por ejemplo, mis croquis los hago a mano y después los llevo a la computadora. A los jóvenes les aconsejo que pregunten. La pregunta más estúpida es la que no se hace.  Yo no me las sé todas, nadie se las sabe todas.

Arquitecto Onel Fermí­n Garcí­a Medina.
(Foto: Ramón Barreras Valdés)

¿Por qué está obligado a trabajar desde la casa?

Como ya comenté, en 2007 mi mamá estaba muy enferma y requerí­a de mis cuidados, hasta que falleció. Ahora tengo a mi papá, de 90 años, con una cadera fracturada y un cuadro demencial. Soy único hijo desde que tení­a 14 años cuando mi hermano falleció. De mí­ depende el sostén de la casa.

Sus compañeros de trabajo le tienen alta estima...

Y yo a ellos. Pienso que de la misma forma que trates a las personas así­ serás tratado. Aprendo tanto de una persona mayor como de un joven. A muchos los veo lejos del momento histórico que estamos viviendo, a otros los veo muy comprometidos, con una mentalidad mucho más fresca, más capaces de enfrentar los nuevos modelos computacionales. En cambio, yo tuve que enfrentar el reto de proyectar en computadora.  

¿Puede referirse a las insatisfacciones de un arquitecto?

Las horas de sueño. Permanentemente soñamos lo que se va a proyectar. Cuando tengo un proyecto nuevo en la mano y me acuesto, paso mucho tiempo pensando en eso. Muchas veces las soluciones las he encontrado en la cama, y el soñar con lo que estamos haciendo ya es parte del trabajo. Y es lo que no nos pagan.

¿Y la principal satisfacción?

Desde mi experiencia como proyectista es que se ejecute lo que has proyectado. Ver tu obra construida, cumpliendo una función social determinada. Poder decir: esa obra la proyecté yo, aunque no te inviten a la inauguración, como suele ocurrir. Jamás mencionan al proyectista, como si las obras vinieran en un paquetico. Eso, que públicamente no se reconozca a quien proyectó la obra, es la mayor insatisfacción. No obstante, la arquitectura es mi gran pasión.  

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