
Jorge García Beltrán, El Curita, uno de los protagonistas de las acciones del 9 de abril de 1958 en Santa Clara, junto a otros combatientes de esos sucesos, dialogaron con estudiantes del Preuniversitario Osvaldo Herrera acerca de los pormenores de las acciones en el barrio El Condado, epicentro de la Huelga General Revolucionaria en la capital de la antigua provincia de Las Villas.
El Curita, nombre con que se conoce a este combatiente de la clandestinidad y quien forma parte del grupo nacional que escribe la historia de Santa Clara, transportó las armas desde Antón Díaz hasta la panadería Santa Teresa, en la calle San Miguel entre Ciclón y Toscano, desde donde salieron una treintena de santaclareños al llamado del M-26-7 a la Huelga General Revolucionaria.

En su relato, el combatiente rememora que eran unos 13 hombres, con Orestes de la Torre Morgado, Niñolo, al frente; entre los que sobresalía Héctor Martínez Valladares, un joven de 16 años que ese día cayera en el enfrentamiento al tirano, junto a David Pérez Guadarrama y Antonio Aúcar Jiménez.
«Tuvimos que venir desde Antón Díaz a pie con una veintena de armas al hombro y con el peligro de transitar por caminos que podían descubrir a nuestro grupo. Héctor Martínez y yo nos vestimos de verde olivo con los brazaletes del 26 de Julio y ambos escribimos nuestros nombres en el uniforme.
«A las once de la mañana se escuchó el aviso de Huelga General, era la orden de Libertad o Muerte. El primer enfrentamiento se produce apenas al salir de la panadería por el fondo al intercambiarse disparos con uno de los carros del servicio secreto de la policía. Los esbirros huyeron despavoridos al observar la cantidad de combatientes y el volumen de fuego.
«En los posteriores enfrentamientos, nuestro jefe, Orestes de la Torre, Niñolo se retira herido de dos balazos y los demás fuimos replegándonos por distintos puntos de la ciudad, con el apoyo de los vecinos, quienes nos brindaron todo tipo de protección.
«En mi caso, yo estaba escondido en una casa del Condado, cuando escuché disparos provenientes de un lugar cercano. Era el combate desigual de Héctor, Aúcar y David Díaz Guadarrama. Una lluvia de balas cae sobre los combatientes allí atrincherados. Primero cae Díaz Guadarrama, luego Aúcar y por último Héctor Martínez ».

Luego, rememora El Curita, la tiranía cobró la vida de otros seis santaclareños, víctimas del odio y el miedo: Enidio y Fabio Fuentes Moreira, Pedro Huergo Román, Juan Arcia Artiles, Mario Hurtado Rodríguez y Eduardo García Hernández, Bayoya.
Otros revolucionarios participantes de los sucesos también les hablaron a los estudiantes reunidos en el Aula Magna del otrora Instituto de Segunda Enseñanza, como Tomás David Cuéllar Rivalta, quien habló de la concentración de ellos en una casa cerca de la panadería Santa Teresa y su posterior participación en los sucesos que se desencadenaron.
Mientras, íngel Pérez León, Lito, recordó lo sucedido al grupo que se concentró en el edifico Maribán, en la calle Cuba, y que nunca salió a combatir al fallar aspectos organizativos de la Huelga.
Con posterioridad, los estudiantes preguntaron lo sucedido a El Curita después del 9 de abril de 1958, quien explicó cómo cayó prisionero, marchó al exilio, estuvo preso en Fort Lauderdale y llegó a Cuba, el 2 de enero de 1959, para incorporarse a las labores de la Revolución triunfante.
Igualmente los participantes se interesaron por saber los vínculos existentes entre los revolucionarios de Santa Clara y los de Sagua la Grande, así como del ejemplo que representó lo sucedido aquel 9 de abril de 1958, un fracaso que aceleró el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista.
En el intercambio participó Juan Alberto Machado, presidente provincial de la Asociación de Combatientes en Villa Clara, junto a otros combatientes y testigos de aquellos hechos. Estuvo también Marta Anido Gómez-Lubián, de participación destacada en la lucha clandestina en Santa Clara y actual vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en la provincia.