La Augusta Patricia

La prosperidad de su natal Santa Clara, en el contexto de una patria libre, fueron constantes en la vida de Marta Abreu, tanto en Cuba como en el exilio parisino. 

Compartir

Luis Machado Ordetx y Juan Manuel Fernández Triana
4304
11 Julio 2019

                                      «  Mi última peseta es para la Revolución, y si hace falta más y se me acaba mi dinero, venderé mis propiedades,  [...]  y si eso todo fuese poco, nos irí­amos nosotros a pedir limosna  [...],  porque lo harí­amos por la libertad de Cuba ».
 Marta Abreu de Estévez

Jamás persistirá palabra oral o escrita, para enaltecer en suma elevación cuánto dejó, para la reminiscencia histórica de Santa Clara y de Cuba, el apasionamiento de Marta Abreu de Estévez, mujer dispuesta a hallar, de una vez y por siempre, el manantial independentista de la Isla, y de igual forma, procrear en beneficio creciente de las capas más desposeí­das de la sociedad.

Asilo de ansianos donado por Marta Abreu a Santa Clara.
Marta Abreu  dedicó parte de su vida y su fortuna a ayudar a los más pobres. Un ejemplo es este Asilo para ancianos donado a Santa Clara. (Foto: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

La ciudad tampoco podrá alejarse de su exquisita cubana; no solo por los aportes de su identidad en la forja de la nación, sino, también, por la perpetuidad universal de su empeño de situarla en rango de prosperidad económica, social y cultural.

Foto de Marta Abreu tomada en Parí­s.
Foto de Marta Abreu tomada en Parí­s. (Fotocopia: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

Pertenecen sus ancestros a las «[...]  diez familias preponderantes que tuvieron gran desarrollo en los territorios que ocupó la plantación azucarera en Las Villas desde la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX,  [precisión que]  sitúa a los Abreu-Jiménez y sus descendientes... »1    

Después de iniciada la última contienda liberadora, la Necesaria preparada hasta la minuciosidad por José Martí­, junto a Luis Estévez, el esposo «[...]  pasó a la emigración en Paris. Desde allí­ mantuvo estrecha relación con (Ramón) Betances y la emigración cubana en Francia, y con Estrada Palma y otros cubanos en Nueva York. Ayudó económicamente al coronel Rafael Cabrera a organizar una importante expedición. Recibió cartas y envió banderas al general (José Braulio) Alemán y a otros oficiales en campaña del 4to   Cuerpo ».2  De su peculio personal entregó, en varias partidas, más de 200 000 pesos, válidos para que la lucha en las maniguas no decayera.

Forja de familia  

Pedro Nolasco, padre de Marta Abreu.
Pedro Nolasco González-Abreu, padre de Marta Abreu. (Foto: Centro de Provincial de Patrimonio de Villa Clara)
Rosalí­a Arencibia, madre de Marta Abreu.
Rosalí­a Arencibia y Plana, madre de Marta Abreu.    (Foto: Centro de Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

El abuelo paterno vino de España a finales del siglo XVIII, y después se radicó en nuestra ciudad. Contrajo matrimonio con Rosa Marí­a Jiménez Peña, y procrearon 17 hijos; el duodécimo, Pedro Nolasco González-Abreu y Jiménez, fue padre de Marta de los íngeles González-Abreu y Arencibia. Esa fue el ala paterna, y la otra surge a partir de la unión de Beatriz Plana con Francisco Arencibia, regidor alguacil mayor del Ayuntamiento; progenitores, el 5 de septiembre de 1826, de la niña Rosalí­a Arencibia y Plana, madre de la Guardiana de Santa Clara.

Marta Abreu de Estévez.
Foto: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

En 1845 viene al mundo Marta Abreu, año en que también aquí­ germinan Antonio Lorda y Ortegosa, y Ramón Leocadio Bonachea; mientras en Santiago de Cuba lo hacen Antonio Maceo Grajales; Jesús Rabí­ Moreno, en Jiguaní­; en tanto, en Camagí¼ey aparece Bernabé (Bembeta) de Varona. Son coincidencias históricas que tendrán marcada influencia en el curso de la Patria.

Pedro Nolasco y Rosalí­a contrajeron matrimonio el 24 de abril de 1843, y en junio del siguiente año nació Rosa Beatriz, la primera hija, y 17 meses después, el 13 de noviembre de 1845, Marta de los íngeles; en enero de 1862 asomó Rosalí­a Paula, la tercera de las hermanas. La familia era adinerada, pero siempre se acercó a los necesitados sin ánimos de recompensas o reconocimientos sociales.

El 16 de mayo de 1874, en medio de contrariedades familiares, Marta Abreu contrajo matrimonio religioso con el joven abogado Luis Gonzaga Estévez y Romero, y luego de 12 meses brotó el primogénito Pedro Nolasco, y después una niña, que murió a los pocos dí­as.

Después de 1876, tras el fallecimiento de Pedro Nolasco González- Abreu, y Rosalí­a Arencibia y Plana, padres fundacionales de esa familia, las tres hermanas descendientes comenzaron una extensa obra benéfica y patriótica, tal como protegí­an sus testamentos, en aras del progreso económico-social de Cuba y, en especial, de  Santa Clara.  

Sin razas ni clases  

Colegio San Pedro Nolasco.
Colegio Santa Rosalí­a, Santa Clara.
Colegios San Pedro Nolasco y Santa Rosalí­a. (Fotos: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

Con ese rubro se creó en enero de 1882 la escuela   San Pedro Nolasco, y luego, El Gran Cervantes, ambas con el empeño de educar a niños pobres y de piel negra, así­ como Santa Rosalí­a, para niñas con similares caracterí­sticas sociales. No era filantropí­a pura, sino necesidad de ver trascender la ciudad que levantó sus simientes económicas. Crean un asilo que brindó a los más desposeí­dos de la sociedad colonial un área de vivienda, comedor, asistencia médica y una tumba en el caso de defunción.

Dispensario para niños pobres inaugurado en Santa Clara por Marta Abreu.
(Foto: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

Luego vendrí­a la proyección de los lavaderos públicos, a partir de la experiencia existente en Suiza, donde contemplaron a mujeres en labores domésticas en la margen de un rí­o. Aquí­ en Santa Clara, por intermedio del Ayuntamiento, se levantaron dos en 1887, con análogas particulares, en las proximidades del Bélico, e igual número, en el Cubanicay.

En 1885 la distinguida mujer cooperó económicamente con la reconstrucción de los hospitales de San Lázaro y San Juan de Dios; y una década después, se inauguró el dispensario El Amparo, dedicado a los niños pobres y habilitado bajo su supervisión.

Teatro La Caridad, 1885.
Teatro La Caridad en 1885. (Foto: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

Rotundo rechazo dio al tí­tulo de condesa de Villaclara. Sin embargo, la historia la inmortaliza con otros calificativos: La dama todo corazón; Insigne Patriota, Ilustre Benefactora, Augusta Patricia,  y Matrona; calificativos que enaltecen a una patriota que irradia bienestar al paí­s.

Su obra cumbre: el teatro La Caridad, edificado en menos de 15 meses. Con sus funciones, recauda fondos para el asilo de pobres y las escuelas de San Pedro y Santa Rosalí­a.

Planta Eléctrica de Santa Clara, obra de Marta Abreu.
Planta Eléctrica de Santa Clara, obra de Marta Abreu.  (Foto: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

Consta, por esa fecha, el financiamiento del equipamiento técnico del Observatorio Astronómico Meteorológico Municipal, dirigido por Julio Jover y Anido, y por último, la envergadura del alumbrado público de Santa Clara, inaugurado una década después, hecho que situó al territorio entre los pocos que ostentaban el moderno sistema eléctrico.

Prensa enlutada

Marta Abreu, la patriota que desde Paris socorrió con aliento, avituallamientos y sumas monetarias a la causa cubana en la manigua, firmó sus confidencias con el nombre indoblegable de «Ignacio Agramante ». Al enterarse de la caí­da de Maceo, el 7 de diciembre de 1896, en Punta Brava, transmitió un cable a Estrada Palma: «diga si es cierta la desoladora noticia. Cuente diez mil pesos, adelante, Ignacio Agramante ».3

Bono a nombre de Marta Abreu por contribución monetaria a la causa de Cuba.
Bono a nombre de Marta Abreu por contribución monetaria a la causa de Cuba. (Fotocopia: Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara)

El 9 de febrero de 1899, en el vapor Olivette, después de 4 años de ausencia de Cuba, arriba a La Habana junto a su esposo, Luis Estévez, quien en 1902 es electo vicepresidente de la República, y angustiado renuncia en 1905 por los desmanes releccionistas de Estrada Palma, hecho que lo obligó a reemprender el camino hacia Francia; pero desde allá continuaron el socorro monetario de otros proyectos socioculturales de Santa Clara: Escuela de Artes y Oficios y una Biblioteca Pública. Sin embargo, un envenenamiento de la sangre a consecuencia de una operación de apendicitis mal atendida, puso fin a su fructí­fera vida.

Falleció, allá en Paris, el sábado 2 de enero de 1909, a la una y media de la tarde. Las noticias del lunes siguiente, tras los funerales en la Iglesia de San Felipe, llegaron raudas a Cuba. Más de un centenar de prestigiosos periódicos  del paí­s reseñaron el suceso:  La Nación,  La Opinión,  La Patria,  La Protesta  (Sagua la Grande),  El Triunfo,  Diario de la Marina,  La Discusión,  El Mundo,  La Lucha,  El Demócrata  (La Habana),  El Eco de Las Villas,  La Unión  Liberal,  La Unión Española  (Cienfuegos),  El Fénix  (Sancti Spí­ritus), La Restauración  (Remedios),  El Moderado  (Matanzas),  El Cubano Libre  (Santiago de Cuba y  La Publicidad  (Santa Clara), entre otros, dejaron testimonio de intelectuales y patriotas encogidos por el dolor y la irreparable perdida.

Fragmentos del periódico La Publicidad con notas sobre la muerte de Marta Abreu.
Fragmentos del periódico La Publicidad con notas sobre la muerte de Marta Abreu. (Fotocopias: Luis Machado Ordetx)

Eran testigos de lo expresado el 13 de febrero de 1898 por el Generalí­simo Máximo Gómez durante una visita a Santa Clara: «No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cual es el verdadero valor de esa señora  [...]  Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a dama tan generosa habrí­a de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difí­cil se le asignara el mismo grado que yo ostento ».

El vapor Flandres partió de Francia el 4 de febrero de 1920 con los restos mortales de Marta Abreu y de Luis Estévez; y el 20 fueron inhumados en la tumba de la familia Abreu Arencibia en la necrópolis de Colón. Antes recibieron honores de las autoridades gubernamentales, y el Ayuntamiento de La Habana, decidió cambiar el nombre de la calle Amargura, en la Habana Vieja, por el de Marta Abreu. Desde entonces, el tributo por la excelsa mujer no cesa en los confines de su magna y perdurable obra, y su legado patriótico, inclaudicable e inconfundible, perdura en la memoria perdurable de los cubanos.

Cronologí­a inconfundible4

1845: 13 de noviembre, nacimiento de Marta de los íngeles González- Abreu y Arencibia.

1874: 16 de mayo, contrae matrimonio con el Dr. Luis Estévez.

1882: 31 de enero, inauguración del Colegio San Pedro Nolasco.

1883: 22 de noviembre, el Dr. Luis Estévez certifica la intención de Marta Abreu de construir un teatro en el terreno que ocupó la Ermita de la Candelaria y el Hospicio Franciscano.

1885: 8 de septiembre, inauguración del Teatro La Caridad.

1886: 15 de julio, bendición del Obelisco dedicado a los sacerdotes Juan Martí­n de Conyedo y Francisco Antonio Hurtado de Mendoza.

Escultura de Marta Abreu en el Parque Vidal de Santa Clara.
Escultura de Marta Abreu en el Parque Vidal de Santa Clara. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

1887: 18 de mayo, apertura de los Lavaderos Públicos para mujeres.

1889: 1 de mayo, donación de instrumentos de medición para el Observatorio Astronómico Meteorológico Municipal.

1895: 1 de marzo, inauguración del Alumbrado Público de Santa Clara.

1896: 14 de enero, primer enví­o de remesas para la Independencia de Cuba.

1897: 1 de marzo, apertura del Dispensario El Amparo.

1898: 17 de mayo, décimoquinta y última remisión de remesas.

1898: 9 de febrero, en el vapor Olivette, Marta Abreu y Luis Estévez, arriban a Cuba.                    

1900: 2 de enero, Luis Estévez asumió el cargo de Secretario de Justicia del Gobierno Interventor, y cuatro meses después renuncia.

1902: Luis Estévez es designado Vicepresidente de la República. Abdica al cargo en 1905, año en que el matrimonio embarca hacia Francia. No regresaron más a Cuba.

1909: 2 de enero, muere la benefactora en Parí­s.

                   4 de febrero: Luis Estévez fallece de manera trágica en Francia.

1920: 20 de febrero, traslación e inhumación de ambos restos en el panteón de la familia Abreu Arencibia en la Necrópolis de Colón.

1924: 24 de febrero, bendición e inauguración del Monumento dedicado a Marta Abreu en el Parque Vidal.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

NOTAS

1-Modesto González Sedeño (2003):  íšltimo escalón alcanzado por la plantación comercial azucarera esclavista, 1827-1886, p. 45. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales.

2-Ibidem, p. 75

3-  Seudónimo que utilizó. Tomado de Manuel Garcí­a Garófalo Mesa, en  La Publicidad. Santa Clara, iv (1353):2; lunes 4 de enero de 1909.

4-   Dossier preparado por el entonces investigador Juan Manuel Fernández Triana. Centro Provincial de Patrimonio Cultural, diciembre de 2008.

Comentar