Encadenamientos productivos: La clave del éxito

En Cuba, los encadenamientos productivos (EP) entre los diferentes actores de la economí­a resultan un eslabón básico para el desarrollo, al unificar potencialidades y fuerzas entre distintos conjuntos empresariales que conforman cada peldaño del proceso productivo.

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Bioestimulín
En la UEB Matadero Chichí Padrón quedan muchas potencialidades por explotar en materia de encadenamiento productivo, pues según su director, Heriberto Rojas Álvarez, «de las reses no se pierde nada, todo es aprovechable». En la imagen, el Bioestimulín, un suplemento nutricional producido a partir del aprovechamiento de la sangre. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Claudia Yera Jaime
Claudia Yera Jaime
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11 Septiembre 2019

De ahí­ que los EP constituyan una de las lí­neas de trabajo priorizadas en el paí­s para alcanzar la autonomí­a tecnológica, sustituir importaciones e incrementar las exportaciones.Pero, ¿qué importancia revierten en tiempos de restricciones financieras y recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra la isla, y cuánto se avanza en Villa Clara en esta lí­nea de trabajo?

Para profundizar sobre un tema traí­do de la mano por las máximas autoridades del paí­s, Vanguardiaacudió al delegado de la Cámara de Comercio de la región central, Mario Carbonell Hernández. Explica el economista que los EP, sumados a la competitividad, productividad e internacionalización de las empresas, son los ejes que rigen la polí­tica industrial moderna.

«Se trata de proyectos que promueven y mejoran a largo plazo las relaciones comerciales entre empresas proveedoras de insumos o materias primas, con otras que los transforman en renglones terminados, con el fi n de lograr productos y servicios de mejor calidad, demandados por los clientes, así­ como potenciar la exportación e internacionalización de las empresas, al aprovechar las oportunidades de mercados existentes ».

Estos permiten revalorizar residuos productivos y aprovecharlos en inversiones que eleven el valor agregado bruto de las empresas, y de esa forma, crean más riqueza material de manera amigable con el medio ambiente bajo el principio de cero desechos.

Si las industrias dispusieran de las tecnologí­as apropiadas y la capacitación adecuada, darí­an un gran aporte a los encadenamientos productivos, pues sus propios desperdicios tienen valor de uso. (Foto: Ramón Barreras)

«Entre otros beneficios de los EP vale destacar la oportunidad de pasar de paí­s productor de materias primas e insumos básicos a productor de artí­culos terminados con más valor agregado con la aplicación de la ciencia; además, favorecen la exportación, propician la diversificación de los mercados externos y contribuyen a la sustitución de importaciones ».

Sin embargo como refiere Carbonell, para que los EP puedan desarrollarse es necesario la pericia empresarial, el acceso al capital, la tecnologí­a y los ví­ncu-los con centros de investigación, desarrollo e innovación, en pos de aplicar la ciencia a los procesos productivos.

Insiste el delegado de la Cámara de Comercio de la región central en que el EP resulta todaví­a una práctica incipiente en el sector empresarial, y «la posible concreción de proyectos solo triunfará en la medida en que las decisiones verticales sectoriales se alineen con la horizontalidad necesaria en temas de inversión, pues hasta hoy son feudos de las organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE) y los ministerios ».

Asimismo, el desconocimiento entre empresas, y la desconexión con los centros de investigación y desarrollo se convierten en otra limitante.

Pioneros de una unión

En Villa Clara, la Empresa Pesquera Industrial de Caibarién resulta una de las entidades que marchan a la vanguardia en cuanto a los EP, así­ como la Dirección Provincial de Economí­a y Planificación, con proyectos de desarrollo local. Estas iniciativas han favorecido una mayor conexión entre empresas y la innovación con nuevos productos que sustituyen importaciones y pudieran convertirse en rubros exportables, estrecha mente vinculados a instituciones de investigación de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, como el Centro de Bioactivos Quí­micos.

Declara Carbonell que uno de los ejemplos factibles de lograr en Cuba tiene que ver con la industria cárnica. Actualmente, el paí­s importa la totalidad del sebo y el aceite de palma o de coco para producir jabón. Según estadí­sticas de Suchel, los estimados de importación para el 2019 rondan las 15 000 toneladas; pero, esta industria no dispone hoy de sistemas de recuperación y refi nación de dicho producto, que, además, contamina el suelo y las aguas.

Para que tengan idea: por cada animal que va al sacrificio se deben obtener como promedio 3,9 kg de sebo, y en Cuba, solo en el 2016 se sacrificaron 495 000 reses, con las cuales se habrí­an alcanzado unas 1930 toneladas de sebo, más los cuantiosos ahorros en moneda dura. Asimismo, una res sacrificada rinde como promedio 15 litros de sangre, y hoy, casi toda se desaprovecha.

Además de emplearse en la elaboración de alimento humano, la sangre puede convertirse en harina para alimento animal con alto contenido proteico, al igual que los huesos, las plumas de las aves y otros subproductos orgánicos. Carbonell se refirió también a que la mayor parte de la sangre en los mataderos de cerdos se desperdicia, y como promedio son seis o siete litros por cada uno: anualmente se sacrifican alrededor de tres millones de animales.

En la imagen, el Bioestimulí­n, un suplemento nutricional producido a partir del aprovechamiento de la sangre. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Del hueso se puede fabricar cola para el encolado de muebles, ¡y hoy los pegamentos son importados! Con el pelo que se desecha se producen brochas de pintura, para afeitar y pinceles. Los tarros son materia prima para la artesaní­a. Avanzando en materia de encadenamientos productivos, en la UEB Matadero Chichí­ Padrón, de la Industria Cárnica, su director, Heriberto Rojas ílvarez, precisó que en estos momentos venden el cuero de res a la Tenerí­a de Caibarién; convierten, dentro de la misma unidad, parte del sebo de res obtenido en jabones para la limpieza de la ropa sanitaria de los trabajadores; otro tanto del subproducto animal lo expenden a Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) que también recogen gran parte del pelo para elaborar brochas y un suplemento nutricional animal, creado a partir de intestinos y carne de decomiso, y muy demandado por Pescavilla.En tanto, la sangre se destina a la Unidad Agropecuaria Militar (UAM) y la Empresa Labiofam, que la emplean en la producción de suplementos nutricionales, además de la glándula hipófisis de las reses, muy codiciada para elaborar vacunas que favorecen la reproducción del ganado.

Desafí­os para el enlace

La provincia da los primeros pasos en materia de encadenamientos productivos, pero como opinó Carbonell resulta ineludible acelerar la marcha y lograr mayores ví­nculos entre empresas e instituciones cientí­fi cas, además de socializar información tecnológica y de mercado disponible, con el fin de producir en Cuba «muchos de los productos que precisamos y que hoy se adquieren en el exterior, a pesar de la escasez de liquidez en divisas.

«Serí­a preciso dijo contar con una entidad catalizadora de estos procesos ahora no existe, con un sistema de go-bernanza por el mercado, donde se promueva entre los distintos actores la formación de nuevos EP en la provincia y el paí­s, al no estar encadenado el entramado productivo ».

Según Raquel Rivera Rodrí­guez, directora adjunta de la Empresa Mecánica Fabric Aguilar Noriega (Planta Mecánica), para desarrollar el encadenamiento productivo con alcance local se necesita «identificar qué actividades se requieren para alcanzar los objetivos y las estrategias, nombrar los responsables de cada actividad, y definir el aporte de los recursos financieros y humanos que deberá asumir cada una de las partes. Y se recomienda comenzar con objetivos cortos y fáciles de concretar, considerando los recursos económicos financieros y humanos disponibles ».

Si las industrias antes citadas dispusieran de las tecnologí­as y la capacitación apropiadas, su aporte resultarí­a mayor e implicarí­an a otras del territorio. Claro que «la práctica demuestra que conseguir tales ví­nculos no resulta tan fácil, mucho más en una economí­a como la nuestra, con carencias materiales, atrasos tecnológicos, y, sobre todo, dinámicas y estructuras demasiado sectoriales.

Muchas veces resultan más recias que la propia motivación para vencer esas barreras en función de una integración económica beneficiosa para los eslabones de cada cadena productiva », resaltó Rivera Rodrí­guez. Por tanto, se requiere una «mayor comunicación entre empresarios y organismos, conocer lo que hacen y defender lo que puede ejecutarse en el paí­s, pues en ocasiones la importación de muchos productos responde al desconocimiento de las producciones nacionales y sus potencialidades. Es urgente también priorizar proyectos de inversiones que respondan a los encadenamientos que precisa el paí­s », puntualizó Carbonell.

Demostrado queda entonces que en los tiempos que transcurren, aprovechar las potencialidades, y aunar esfuerzos entre el sector industrial y los centros cientí­ficos y universitarios, ahorrarí­a al paí­s el financiamiento invertido en la compra de equipos e insumos en el exterior. Producirlos en Cuba generarí­a múltiples valores agregados, lo que constituye la clave del éxito.

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