
La naturaleza, pródiga siempre, deja otra bondad sobre los suelos negros, ricos en materia orgánica descompuesta en actividad biológica, allá en Las Cruces, cerca de Motembo. De un lugar y otro existen marcadas diferencias en cultivos varios, un rostro visible en producciones eficientes.

Un lustro atrás recorrí palmos de tierra en esa zona. Todavía tienen idéntico anhelo de adquirir un día, no saben cuándo, una casa de cultivo protegido. Tampoco renuncian a tener una minindustria que permita disminuir pérdidas en los acopios de campo, casi mínimos, para incrementar volúmenes en la diversidad de recolecciones y entregar más alimentos a la población.

Sobre las espaldas de los campesinos que integran la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Victoria de Girón descansa más del 65 % de las viandas, hortalizas y granos que se comercializa en los mercados estatales en Corralillo, al oeste de la provincia. Esa cantidad, al igual que las contribuciones de leche fresca para la industria y ventas de ganado mayor en ceba, la consideran aún insignificante.
Sin duda, la humildad los distingue, aunque hablan de asumir perspectivamente otros cultivos, favorecer los sistemas de riego de agua por aniego, atender mejor la fuerza de trabajo con insumos de labranza, y ubicar piezas de repuestos indispensables para el alistamiento de tractores inactivos por años.
En tiempos de limitaciones en recursos materiales y asignación de combustible, algunas de las solicitudes, en apariencia, constituyen un sueño. Allí no pierden la capacidad de imaginar una jornada laboral detrás de otra, e incluso conseguir resultados productivos en una organización campesina que, como pocas en el país, exhibe indicadores con balances favorables, en los cuales el costo por peso no rebasa los 0.40 centavos.
Andar la tierra
En seca extrema, la naturaleza jamás golpea a los cultivos con insistente saña. Disponen de una exclusiva agrícola con pocos parangones cubanos. Un ojo de agua, manantial inagotable, en las cercanías de la zona facilita, luego de represado el líquido, irrigar por aniego unas 120,6 hectáreas. Con técnicas ancestrales de canales en suelos escasamente drenados, emplean cero combustible y electricidad en el beneficio de los campos. Solo la preparación de tierra en época previa a la siembra consume cifras ínfimas de petróleo. Con seis yuntas de bueyes hacen las atenciones culturales de las plantaciones, así como la recogida de las cosechas. Ahora adiestran otros animales para incorporarlos a iguales faenas.

Ricardo Moreno Vela, campesino aportador de tierra a la CPA desde su surgimiento en 1978, es el jefe de producción. En animado diálogo pregunté por números que, en definitiva, significan ahorros económicos con la utilización del original y permanente sistema de riego de agua por aniego.
El hombre, con más de siete décadas de existencia y una fortaleza física increíble a pesar de llevar un marcapasos cardiaco, dijo: « ¡Una pelota de pesos! ». De inmediato aseguró la existencia de más alimentos a medida que alcancen otros anhelos, como la casa de cultivos protegidos y hasta la minindustria, decisiva en ofertas de empleo para mujeres de la zona.

En términos económicos, «una pelota de pesos » no dice nada, pero sugiere mucho. Especialistas de cultivos varios del Ministerio de la Agricultura (Minag) en Villa Clara tienen en alta estima los volúmenes productivos que salen de Las Cruces para abastecer los mercados. De acuerdo con las características del suelo «plástico », que elimina de forma lenta la capa freática de la superficie, allí se practica un riego por aniego cada seis días, según las siembras.
El consumo por hectárea, según cálculos, es de 15 litros. En 100 hectáreas plantadas, por ejemplo, aunque tienen más, gastarían 1500 litros de petróleo en una sola de esas actividades. Al efectuar 40 riegos en un año (dejemos margen de tiempo para cosecha y preparación de tierra), significarían 60 000 litros de combustible no consumidos.
Al precio del petróleo en el mercado internacional, se obtiene cuánto ahorro representa para el país. Imaginemos solo un mes, febrero actual, cuando la tarifa media del barril unos 159 litros cayó a $55.53 dólares; eso sin contar gastos de transportación y los estrangulamientos económicos y financieros que, desde las administraciones norteamericanas, rondan siempre al país. Ahí están los cálculos y los beneficios.
También, al cuantificar el consumo eléctrico por similar patrón de superficie sembrada, dicen los especialistas del Minag que el importe de ahorro por no consumo representa 1.6 megawatts (MW) al año por hectárea. Razones hay para no desatender procesos productivos que repercuten en la eficiencia económica, y en los volúmenes de alimentos que sustituyen importaciones y alivian los caudales energéticos de un territorio.
Ahora el amigo Moreno Vela puede sacar otros cómputos que avalan los registros productivos. En tanto hablemos de…
íntegros guarismos
Durante el primer lustro de los años 80, la CPA que ahora preside Henry Ramos Rodríguez produjo 7800 toneladas de cultivos varios. Entonces disponían, desde el ojo de agua, de sistemas de riego por aspersión y tractores para roturar la tierra y acopiar las cosechas. Eran otros tiempos, y hasta destinaron áreas en plantaciones de papa, yuca y boniato. Luego todo desapareció, menos el propósito de sostener ritmos productivos con rendimientos en crecimiento.
Rentables desde la fundación de la cooperativa, precisa Ramos Rodríguez, en las 1174.5 hectáreas de patrimonio colectivo, al cierre del año obtuvieron 2 506 989 pesos en ventas totales, un 17 % por encima de lo planificado. En ese orden, añadió que el mayor monto de la superficie lo destinan a la ganadería, unas 900 hectáreas con más de 800 cabezas de ganado. También cuentan con valiosos recursos forestales. No obstante, la decisiva fortaleza de la organización campesina reside en los cultivos varios.


Las utilidades registraron saldos superiores a 1 213 528 pesos, y en el período actual estiman mayores ingresos al planificar una 679.4 t de viandas, granos y hortalizas, en lo fundamental. Los contratos estatales rebasan las 423, dijo. A todo ello se adicionan unos 99 000 litros de leche, de los cuales entregarán a la industria el 65.6 %, así como 42 toneladas de carne de vacuno dirigidas al matadero.
En la ciencia y la técnica, aprovechando conocimientos empíricos de los socios, avanzan a ritmos acelerados. La semilla que emplean, por lo general, es certificada y hacen una excelente aplicación de medios biológicos, principalmente en hortalizas y granos, entre los que destacan frijol, maíz y arroz, además de viandas y frutales, señaló.
Similar ocurre con la selección genética para la cría artificial de ganado, aunque no desdeñan en algunos casos la monta directa a partir de sementales de probadas potencialidades en carne y leche. Esa es otra forma de aplicar sabiduría en el campo y garantizar con sistemas forrajeros la alimentación de los animales.
Allá en Las Cruces la CPA cuenta con 76 asociados, un 36.4 % mujeres, nadie piensa en pedir nada material inalcanzable. No creen que en tiempos de dificultades económicas todo sea como un tren con vía sobre las carrileras. De acuerdo con el criterio de Mariela Díaz Alfonso, presidenta de la organización de base, si pudieran encontrar y adquirir ropa, calzado apropiado para el campo y algunos insumos idóneos machetes, limas, guatacas…, otro empujón tendrían la producción y las ventas dirigidas a Acopio y el consumo social.
La cooperativa, Vanguardia Nacional de la ANAP durante el pasado año, aspira a no detener la marcha en cosechas de cultivos varios y la ganadería. La fortaleza suprema está en el hombre entusiasmado con su tierra y las encomiendas productivas. Al cierre de 2019, los ingresos individuales (anticipo, estimulación y pago por resultados) fueron superiores a los 28 000 pesos. Todo es fruto del esfuerzo colectivo, una evidencia que compromete al hombre que se aferra a la riqueza económica que puede lograr el país.