Como el ave fénix

Resurge el parque infantil Camilo Cienfuegos, de Placetas, gracias al esfuerzo colectivo de una comunidad deseosa de rescatar su patrimonio.

Compartir

Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Carlos Rodríguez Torres)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
3300
03 Marzo 2020

Cuenta Joel ílvarez Marrero que cada llegada al parque infantil Camilo Cienfuegos, de Placetas, le parecí­a algo mágico. Era todaví­a un niño, y desde su entrada, asociada a esa imaginación infantil, se preparaba a fin de descubrir una especie de palacio. Si acaso era de noche le acompañaban sus padres para juntos presenciar las luces de la ciudad desde lo alto de la estrella polar.

Con el paso del tiempo y el azote de coyunturas difí­ciles aquellos sueños se desmoronaron. Un dí­a la estrella paralizó su rotación y por tanto el balanceo de sus asientos, el óxido se apoderó de las carrileras del trencito y detuvo su marcha, mientras los caballitos dijeron adiós junto a otras atracciones que también se despidieron de la infancia. El colorido del recinto languideció, por lo que ya no era aquel arcoí­ris de variada policromí­a que se tendí­a sobre una parte de la urbe… Sin dudas, el parque de diversiones pasó a ser un punto silente en el terruño.

Los caballitos invitan a galopar al compás de Elpidio Valdés. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Lo que nunca imaginó aquel pequeño que asistí­a con sus padres a descubrir un palacio fue que, pasado muchos años, las vueltas de la vida lo convirtieran en el administrador del centro. De un otrora trabajador de la Salud confiesa que se ajusta a cualquier tipo de labor, mas el dí­a que le dieron la noticia de la nueva designación sintió una mezcla de alegrí­a y de añoranzas. Muchos recuerdos pasaron por su mente y ahora alberga la esperanza de rescatar lo que disfrutaba en su niñez.

PASO A PASO

Cuatro meses lleva en las lides directivas de un lugar que introduce cambios para acercarse más a lo que desean los infantes y la familia placeteña.

Convertido en una de las mayores atracciones, el trencito, paralizado por años, ya corre por su habilitada carrilera. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

«Se ha tratado de rescatar todo lo que existí­a antiguamente, pero en etapas. Ya la fuente ve correr el agua que desapareció de ella desde tiempos inmemoriales, la piscina destinada a los niños también trabaja, y el trencito, gracias a las innovaciones, corre por la habitual lí­nea con sus dos vagones hasta pasear por toda el área y llegar a la imaginaria estación, no sin antes atravesar el peculiar túnel de los aplausos, en tanto se le dan los toques finales a un ranchón que funcionará, a manera de restaurante, para el expendio de almuerzo y comida ».

Los caballitos galopan en su redondel. Tal parece que invitan a sus pequeños jinetes a seguir las peripecias del cubaní­simo Elpidio Valdés, hay aviones que, imaginariamente, tratan de tocar las nubes para apreciar parte del Planeta desde las alturas, mientras las hamacas o los columpios convidan a mecerse y disfrutar de la brisa que llega a la instalación.

La estrella aún está detenida. Su arreglo es complejo, pero ya existen convenios en busca de soluciones. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Quizás la pregunta mayoritaria recae sobre ese cí­rculo gigante paralizado. Es la estrella aun detenida aunque ya existen convenios con otro municipio para devolverle su vitalidad. «Ello lleva tiempo, pero al menos vamos avanzando », asegura el administrador.

Si algo caracteriza al lugar es su marcada cultura del detalle. Bancos multicolores pintados, limpieza palpable en sus áreas, cestos que aguardan por los desperdicios, higiene en el merendero, y aunque aparezcan nuevos proyectos se respetarán los detalles existentes con anterioridad.

«Al parque vení­an personas residentes en otros municipios », declara Joel ílvarez Marrero, su administrador. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Cualquiera imagina que dispone de una numerosa plantilla…

Somos 12 trabajadores; de ellos, seis mujeres, y logramos la perfecta armoní­a entre generaciones. Me siento muy bien con ellos, y a la hora que los moleste están aquí­. El parque recesa los lunes, abre el martes en la tarde y luego en doble sesión el resto de los dí­as hasta el domingo durante ocho horas. Aun no trabajamos de noche, pero está incluido en las proyecciones porque es el horario más factible para los placeteños.

«Gracias al apoyo de este colectivo, a las autoridades del municipio, a la dirección de Comunales, a diversos organismos, y a los vecinos se ha transformado el lugar con las ganas de hacer y de demostrar la utilidad, de reparar los equipos, al tiempo que llegan ideas, iniciativas amparadas bajo el único pretexto de rescatar lo que para nosotros significa el palacio de la infancia ».

Si de planes se trata está prevista la construcción de una piscina destinada a los adultos próxima al ranchón, El trencito tendrá las luces que poseí­a en su inicio para cuando trabaje en horas nocturnas, y como parte de la educación ambiental y el cuidado de las especies se introducirán palomas y otros tipos de animales con vistas a que el niño y sus familiares profundicen el amor por la Naturaleza.

¿Por un solo menor que asista ponen en funcionamiento todo el parque?

Si la cifra de asistentes es mí­nima resulta imposible echar a andar equipos grandes, pero lo que no se puede es engañar al niño, hay que explicarle para que no se vaya triste. De ocurrir esto serí­a una derrota.

¿El gran anhelo que persiste en Joel ílvarez?

Ver todo terminado. Ese dí­a no puedo imaginar lo que pasará en mí­. Ahora no te lo puedo decir, pero debe ser una emoción extraordinaria volver a entrar por esa puerta y apreciar que, gracias al concurso colectivo, contribuimos a ofrecerle un regalo a la Villa de los Laureles.

Un busto de Camilo no puede faltar en el sitio como forma de perpetuar la memoria histórica. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

«A mi hijo, de 11 años, le explico el funcionamiento del lugar en los años felices. Le cuento que desde la estrella se veí­a todo el pueblo iluminado, y como padre le juro que un dí­a, no muy lejano, nos montaremos los dos para que compruebe lo que digo.

Entonces será la fiesta grande que, sin llegar a las dimensiones del emblemático parque recreativo habanero Jalisco Park, inspirador de una de las canciones de Carlos Varela, se convierta en el sobreviviente entrañable de Placetas, en ese añorado paraí­so de metal similar al ave fénix que se regenera y emprende los caminos de nuevo.

Comentar