
A partir de las indicaciones emitidas por los ministerios de Educación Superior y de Salud Pública, estudiantes de Ciencias Médicas se han incorporado a la pesquisa nacional para detectar personas con infecciones respiratorias agudas (IRA).
Quienes cursen tercero y cuarto años de Estomatología, así como tercero, cuarto y quinto años de Medicina, conocen el impacto de esta tarea para la contención epidemiológica de la COVID-19. Sin embargo, algunos estados de opinión, sobre todo, en las redes sociales, fustigan esta decisión gubernamental.
Más vale precaver
La iniciativa de sumar fuerza estudiantil a la pandemia del nuevo coronavirus no es restrictiva de la isla. En España, los jóvenes se han ofrecido voluntariamente para sumarse a los hospitales, luego del colapso del sistema sanitario. Incluso, los colegios médicos de ese país preparan velozmente titulaciones exprés para impedir que más compatriotas mueran.
Quienes no pueden salvar vidas los no certificados aún, realizan tareas administrativas en centros asistenciales. Hasta se ofrecen como canguros para cuidar a los hijos del personal sanitario que pasa turnos corridos, sin descanso, en las salas de terapia intensiva. Toda labor en estos tiempos cuenta.

«Mi papá me dijo: Es lo que te toca, ten mucho cuidado y p’alante », comenta Dayana Machado, una de las estudiantes que contribuye a rastrear casos de IRA en el consultorio número 52 de Santa Clara. Ella y su compañera de cuarto año, Ada Luz Lozano, son conscientes de la importancia de su rol en la comunidad.
Ambas son médicas, sí. Casi médicas. ¿En qué otro sitio debieran estar, si no del lado de la salud del pueblo? Previniendo. Alertando. Sumados en una causa humanista, a quienes formarán parte del personal de salud de la isla. A unos les toca quedarse en casa; a otros, enfrentar la situación con el mínimo posible de riesgos y estragos.
Lo sabe Ada Luz Lozano, que, a pesar de la lejanía de su casa, apoya en los recorridos de la zona que le fue asignada. Orgullosa, cuenta la detección de una persona que vive sola y presenta síntomas respiratorios, luego de haber tenido contacto con una amiga procedente del extranjero. ¿Quién dice que sea COVID-19? Pero ya está reportada y las autoridades sanitarias saben cómo proceder.
Diana Díaz Perdomo, enfermera del consultorio 52, agradece la ayuda de los estudiantes en el sistema preventivo que ha montado el Ministerio de Salud Pública. « ¿Cuánto tiempo nos demoraríamos en hacer esas pesquisas si ellos no estuvieran aquí.
Nosotros tenemos muchas tareas: detectar enfermos, atender pacientes y continuar con los programas especializados como el Materno Infantil (PAMI), y vigilar contactos y viajeros que entraron al país antes de las medidas de aislamiento, etc. ».
Mayor percepción de riesgo
Aunque la enfermera Diana ha tenido que enfrentar algunas «rebeldías » sociales sobre todo de los propios arribados, el SARS-CoV-2 ha promovido en Cuba mayor percepción de riesgo. Dayana Machado lo nota y no duda en comentarlo:
«En septiembre, cuando la crisis epidemiológica con el dengue, también nos movilizaron. Sin embargo, la reacción de las personas no era buena. Ni tan siquiera nos querían dentro de las casas. Ahora sentimos que es diferente. Hasta nos invitan a entrar. Pero, como es lógico, debemos mantener un protocolo para cuidar nuestra salud ».

Aun así, un grupo considerable de personas no son sinceras y esconden información, ya sea de los síntomas de algún familiar que vive en la casa o del contacto con otros procedentes del extranjero, por miedo a ser recluidos en algún centro de aislamiento. No obstante, ante el temor de la infestación, en ocasiones son los propios vecinos los que alertan a quienes fungen como autoridades sanitarias.
Con precauciones no hay peligro
Muchos jóvenes entrevistados coinciden en que al comienzo de la tarea existieron algunas incongruencias organizativas y materiales, como la distribución de estudiantes o la entrega de nasobucos y solución clorada. Pero que se han ido solucionando paulatinamente, y ahora todo está listo.
«Esta es otra de las tareas de impacto a la que nuestros estudiantes han tenido que hacerle frente; porque el principio básico de todo aprendiz de las ciencias médicas es la formación en el trabajo », declaró a Vanguardia Ivette Irene Molina Linares, rectora de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.
«Cuando estamos hablando de pesquisar los territorios no se trata de ver pacientes. Tampoco de tomarles la temperatura, hacer contacto físico con ellos o visitar los casos en cuarentena, sino de preguntar en cada puerta de esta provincia si existen enfermos con infecciones respiratorias agudas.
«Ya se les garantizó el nasobuco y ellos saben cómo preparar la solución de hipoclorito. Si se lavan las manos, no tocan superficies y cumplen con estas orientaciones, no existe peligro de contagio.
¿Algún mensaje a los padres?
Ante todo, que estén tranquilos. Nosotros somos los primeros que nos responsabilizamos por la salud de nuestros estudiantes.
Serenos y orgullosos. Que nadie menosprecie el papel de estos futuros médicos en las calles. Abre la puerta y no mientas. Mientras tú estás en casa, ellos velan por la salud de todos. Todavía hay tiempo.