El mes de abril define los resultados de la cosecha de papa y en la Empresa Valle del Yabú, de Santa Clara, resulta fundamental el aporte de los jóvenes a partir de la compleja situación epidemiológica y económica del país.
«Estamos en un momento crucial, porque ya comienzan a desaparecer las plantas de papa en los campos y esto lleva a la pudrición del tubérculo si no se recoge », señala el ingeniero Ranfis Abreu Gutiérrez, responsable de este cultivo en la entidad villaclareña.
En noviembre se cosecharon 20 hectáreas del tubérculo con semilla nacional y se ofertaron a la población en el mes de febrero. Hasta ese momento, todo salió como estaba planificado. Sin embargo, «se han dado varias situaciones complejas. Iniciamos la siembra con semilla importada el 12 de diciembre y el día 17 comenzó la lluvia. Esto trajo consigo que en estas tierras negras hubo que darles de baja a 17 hectáreas sembradas, porque la papa picada no resiste el agua », aclara Abreu Gutiérrez.
A esto se suma la actual situación de la COVID-19 en el país, que ha imposibilitado el apoyo a la cosecha de los estudiantes de las escuelas de la ciudad. «Siempre cumplían una función que parece sencilla, pero resulta fundamental: todos los resaques y diagonales en los campos ».
Además, «el proceso se complejiza, porque nosotros teníamos el superbús que venía con 150 personas y ahora solo puede transportar 60 para evitar una situación de riesgo. Lo mismo pasa con el resto de nuestros ómnibus y camiones, en los que debemos tomar medidas de desinfección y exigir la utilización del nasobuco », agrega.
En medio de este panorama, ha sido fundamental el aporte de los jóvenes que se incorporan a la producción, provenientes tanto del Ejército Juvenil del Trabajo como los movilizados de varios centros de trabajo del municipio. «Yo llevo casi dos años viniendo aquí. Estoy terminando mi Servicio Militar Activo y hemos aportado mucho a la recogida de papa en varios de los campos del Yabú », declara José Daniel Navarro, luego de su jornada de trabajo.
Según Abreu Gutiérrez, esta ha sido una de las campañas más difíciles de los últimos años. «Teníamos previsto cosechar 65 000 quintales y bajamos a 58 000, por las condiciones antes mencionadas. Hasta este momento hemos cosechado aproximadamente 33 000 quintales y aún nos quedan dos caballerías por sacar, para lo que es fundamental este grupo de jóvenes, pues aún existe la posibilidad de que la empresa cumpla su plan de producción ».
Hasta el momento, el experimentado ingeniero se siente agradecido por el trabajo realizado por los muchachos en esta etapa tan importante. Mientras, José Daniel Navarro entiende que su grupo «aporta mucho a esta fase de la cosecha de la papa. Somos como una unidad de apoyo y la verdad es que producimos bastante. Siempre estamos motivados y con ese interés es que logramos realizar un buen trabajo ».