Debe ser muy difícil en tiempos como los que vivimos estar lejos de la familia. Más aún cuando la distancia incluye miles de kilómetros y una pantalla de celular se convierte en la única posibilidad de cercanía. Cuando una pandemia amenaza con destruir sueños y futuros, todo el apoyo resulta poco para quienes permanecen en nuestro país.

Así, estudiantes extranjeros que residen en la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas esperan pacientemente a que pasen los días para que, finalmente, sus vidas regresen a la normalidad.
«Cuando esto acabe quiero ir a Santa Clara, sentarme en un bar con mis amigos e imaginar que estos días nunca ocurrieron, reír porque ya todo acabó », comenta Plácido Paulo Kulaila, estudiante angoleño que cursa el cuarto año de Arquitectura.
Son 77 jóvenes quienes pasan sus días en el edificio U-11 de la «Marta Abreu », esperando con tranquilidad, leyendo, estudiando, viendo series o películas, extrañando a sus compañeros y su rutina diaria.
«Cuando estamos sin clases, es cuando de verdad se nota que estamos en una isla, se extraña el ajetreo de las aulas », continúa Plácido.
Del mismo modo, los 162 estudiantes que residen en la Universidad de Ciencias Médicas pasan su vida a la espera de un fin para tanta tragedia. De los 269 extranjeros que cursan estudios en este centro, dos se encuentran ingresados como contactos de pacientes identificados, lo que aumenta las tensiones y las precauciones.
En total, son 376 personas de diferentes nacionalidades, sumando a los que residen en casas particulares, lejos de sus hogares y que, por lo tanto, el gobierno cubano ha beneficiado con una serie de medidas en su compromiso de no dejar a nadie desamparado.
A quienes aguardan en las residencias estudiantiles se les ha garantizado por estos días nasobucos, productos de aseo personal, atención médica diaria y una alimentación mejorada. Además, se han creado los espacios para que ellos puedan informarse y plantear sus necesidades.
«Estamos satisfechos con las atenciones, pues apreciamos cada uno de los esfuerzos que la dirección está haciendo para mejorar nuestra estancia », dice Jasmine Pierre, estudiante haitiana y futura ingeniera en Telecomunicaciones.
Por su parte, el español Pedro Martín Moreno, quien cursa Derecho, aclara: «En un primer momento me desesperé con toda la situación y, a decir verdad, estaba un poco escéptico. Pero se han reunido con nosotros en todo momento, lo que nos permite disipar un montón de dudas, plantear demandas; además, nos han surtido con productos básicos para hacer nuestra estancia bastante llevadera ».
A la espera de un mañana
Jasmine, Pedro y Plácido son algunos de los muchos estudiantes que se aíslan socialmente para evitar la propagación de la COVID-19. Lo hacen desde el corazón, por un bien común, pero ansiando un acelerón en los relojes para que todo regrese a la normalidad.
También verse a tantos kilómetros de su familia supone una preocupación extra, pues el virus ha llegado a sus países de origen y la vida de sus seres queridos puede correr riesgo.
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Jasmine Pierre, estudiante haitiana y futura ingeniera en Telecomunicaciones (izquierda) y Pedro Martín Moreno estudiante español de Licenciatura en Derecho |
«Es una situación un tanto complicada estar así de lejos, aunque mantengo la comunicación con ellos salvando la distancia y las diferencias de horario. Por suerte, mi familia está bien, en una zona donde no existen muchos casos. Pero mi país está pasando por un momento complicado y toda ayuda para allá es poca », explica Pedro.
Plácido, por su parte, siente que luego de cuatro años ya no resulta tan difícil estar lejos, pero ante las actuales circunstancias no puede evitar la preocupación.
Por ahora, a esperar tranquilos y, ante la pregunta de: ¿Qué vas a hacer cuando todo termine?, sus respuestas demuestran que son gente joven y soñadora.
«Quiero abrazar a mis compañeros porque llevo tiempo sin hacerlo, solo saludándonos de lejosdice Jasmine ¡Ah!, e ir a un bufé para comer mucho », agrega entre risas.
«A mí me gustaría retomar las clases, pues a eso vine a Cuba. Realmente me dolió mucho que la enseñanza se haya paralizado, aunque los profes nos envían los contenidos de forma digital. Pero sí, lo primero que voy a hacer es ir a clases bien contento », concluye Pedro.