
La obtención de plasma sanguíneo procedente de pacientes recuperados de la COVID-19, para su uso en la asistencia médica a portadores de la enfermedad, resulta una experiencia empleada en el mundo como alternativa para su tratamiento.
Villa Clara no está exenta de esta práctica que se aplica con buenos resultados en varias provincias del país.
Sobre el método conocido como plasmaféresis automatizada para extraer un plasma hiperinmune con fines terapéuticos, la doctora Idamis Fernández Jure, al frente del Banco Provincial de Sangre (BPS), de Santa Clara, explicó, que en el torrente sanguíneo de los pacientes que padecieron la virosis quedan inmunoglobulinas (anticuerpos), que al ser transfundidas a enfermos graves, surten efecto durante la terapia.
La máster en Enfermedades Infecciosas precisó, que hasta la fecha más de 10 villaclareños han accedido de manera voluntaria a la plasmaféresis, un proceder que solo realizan en esa institución, de las 12 de su tipo ubicadas en los municipios.
No obstante, los donantes deben cumplir con determinados requisitos, entre ellos, tener entre 18 y 60 años de edad, no padecer de enfermedades metabólicas, como hipotiroidismo, diabetes y colesterol alto. Tampoco clasifican pacientes con una difícil evolución en el transcurso de la convalecencia, y en el caso de las mujeres, no pueden haber tenido más de dos embarazos.
Fernández Jure se refirió a la responsabilidad que asumen, para propiciar el suministro de otros componentes sanguíneos a hospitales y centros asistenciales, utilizados también en el tratamiento de otras patologías, y por la industria de hemoderivados en la producción de inmunoglobulinas específicas e hiperinmunes, como la antihepatitis B y la antiRH; las usadas para contrarrestar el tétano y la rabia, y para obtener albúmina, por su capacidad para retener el agua y transportar sustancias a todo el cuerpo.
«Quienes aceptan someterse a la plasmaféresis, se les asegura el transporte de ida y regreso a su lugar de origen. Al concluir la donación, tienen garantizado el suplemento requerido para recuperar los anticuerpos, y una dieta alimentaria especial, además del seguimiento por el médico de la familia.

«Cuando acuden al BPS, se les realiza una pesquisa que es envía a los laboratorios de La Habana, así como un PCR en sangre para su análisis, dirigido al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí; mientras que el Centro de Inmunoensayos hace una titulación de los anticuerpos presentes, a fin de realizar distintos estudios ».
El proceso de extracción de plasma tiene una duración de alrededor de 20 minutos. El donante es conectado a una máquina que recibe la sangre, separa el plasma necesario, y le devuelve sus glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. El organismo sustituye rápidamente ese plasma, y en una semana está en condiciones de volver a donar, siempre teniendo en cuenta su voluntariedad, y si cumple con los requisitos.
«Tanto los bancos de sangre municipales como el provincial, poseen una base de datos de las personas dadas de alta y su evolución. También garantizan la seguridad transfusional, pues para hacerlo, hay que esperar los resultados de La Habana. De contar con la certificación, se procede a transfundir al enfermo ».
El equipo del BPC, altamente capacitado, bajo la tutela de la doctora Idamis Fernández Jure, está integrado por las licenciadas en Medicina Transfusional y Enfermería Ammy, Estrella, Dalia, Virgen y Leyanis.
Estas adnegadas mujeres, sin importar los riesgos que corren, laboran sin descanso en su misión de salvar vidas, con el apoyo del resto del personal que asegura la logística y medios de protección, para que el proceso fluya con la calidad necesaria.
Insiste la también especialista en Medicina General Integral, que gracias a la generosidad y altruismo de personas recuperadas de la COVID-19, muchos pacientes graves evolucionan sin contratiempos, un gesto que se agradece en tiempos en que se impone la solidaridad.