
Son los minutos previos antes de entrar en zona roja. Conteo regresivo: cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡cero! Ayuda mutua, en el lugar, en el momento. ¿Nos falta algo? Unos rezan, otros revisan minuciosamente cada detalle o piensan en la familia. Cada cual con su fe, con su esperanza, que les ofrecen fuerza y confianza para vencer. Se abre la puerta: ya están en contacto directo con los portadores del nuevo coronavirus que estremece a la humanidad.

Uno de ellos es el Dr. Guillermo Alberto Pérez Fernández. Cumple con el protocolo. Sabe que cualquier paso omitido puede inducir al contagio. De eso está muy consciente, mas no concibe el trabajo como gloria individual. «El esfuerzo y la entrega compete a todos », dice. Se trata de una misión que enrola al colectivo, desde los directivos hasta el más simple trabajador de la Salud.
El joven cardiólogo confiesa que siente un poco de temor. «Quien lo niega, miente, pero saber que las normas son cumplidas descarta posibilidades de enfermar y nos devuelve la tranquilidad », afirma.
«Como muchos, hemos dado el paso al frente, ya seas recién graduado, un eminente doctor en Ciencias o el estudiante que empieza a recorrer los caminos de la profesión. En esta batalla todos servimos a la humanidad. Por eso los cardiólogos del “Celestino Hernández†nos sumamos a la solicitud de la dirección del centro ».
Desde hace más de una semana laboran en diferentes brigadas que asisten a pacientes sospechosos y positivos de la COVID-19 en esa institución.
Cada equipo lo integra personal de varias especialidades: Medicina Interna, Endocrinología, Medicina General Integral, diplomantes en Terapia Intensiva, que han venido de varios municipios como fuerza de apoyo, así como representantes de Higiene y Epidemiología del propio hospital.
¿Solo los médicos?
No. Sería una visión estrecha y unilateral. Las acciones de enfermería ocupan planos relevantes, incluso para muchos expertos la exposición al virus entre ellos pudiera resultar superior al de los galenos, y el desempeño es loable. Sin embargo, no puede obviarse el quehacer imprescindible de las pantristas y, en general, del personal de servicios.
Si algo ha demostrado la solidaridad en tiempos de pandemia es la incorporación de brigadas de trabajadores de Cultura Física, un refuerzo que no pone obstáculos para enfrentar las tareas de limpieza en el centro hospitalario.
En el caso del Dr. Pérez Fernández, siente una pasión desmedida por la Medicina, que lo ha llevado a realizar varias investigaciones sobre la hipertensión arterial en Cuba, específicamente en Santa Clara, y en otros países. Los resultados fueron destacados, y desde entonces la prevención constituye una cartilla en su vida llevada también a sus libros.
Especialista de I y II Grado en Cardiología, Doctor en Ciencias Médicas, Profesor Titular, fue además investigador principal del primer estudio cubano, aprobado por la Corporación Hamad, relacionado con los factores de riesgo de enfermedades cardíacas en los adolescentes de Catar, el cual tuvo como objetivo prevenir la hipertensión arterial (HTA) en la adultez, y concluyó de manera satisfactoria.
Después de sus años de misión en el Estado soberano árabe, el especialista villaclareño es otro de los cubanos que están ofreciendo su corazón por la vida propia y de sus coterráneos.
«Me sentí muy feliz cuando me dieron el diploma de misión cumplida, pero la COVID-19 resulta ahora la tarea inmediata ».

¿Cómo es el régimen de trabajo?
Los equipos laboran 24 horas y descansamos 48. Vamos directo del hospital al centro de aislamiento, sin retorno a nuestros hogares ni contacto con las familias.
¿Morriñas admitidas?
Piensas en los tuyos, en las cosas cotidianas que te gusta realizar, en el libro de cabecera, en la música predilecta… En el vínculo con los vecinos, con el barrio, en la educación de los hijos, en la familia en general. Pero la pandemia algún día terminará, y habrá tiempo para retomar espacios y costumbres habituales. Quien no puede esperar es el enfermo, que necesita y aguarda por tu atención. Por él, todo.
Eres un estudioso de la HTA. ¿Por qué esta patología de base figura entre las causas que más influyen en las complicaciones del nuevo coronavirus?
La respuesta técnica a esta interrogante sería larga y compleja, pero de forma general el paciente hipertenso (o con algún otro factor de riesgo cardiovascular: la diabetes mellitus o la cardiopatía isquémica) presenta una serie de alteraciones en los mecanismos de regulación de la presión arterial, que lo llevan a estados «peligrosos » ante la tendencia a producir factores procoagulantes y sustancias como las citoquinas. Estos son «aprovechados » muy bien por el virus para provocar daños sistémicos a nivel de varios órganos, lo que podría llevar al fallo irreversible de algunos de ellos: pulmones, corazón, riñones o cerebro.
A pesar de vivir de manera intensa las complejidades y complicaciones de los enfermos, el galeno villaclareño no deja de experimentar sorpresas ante el comportamiento tan agresivo de esta epidemia.
«Nunca habíamos enfrentado algo así. El personal médico y paramédico desafía un virus de alta capacidad de contagio y una letalidad muy alta. Pero lo que más nos llama la atención es su transmisión por pacientes asintomáticos, lo cual complica más la situación de los sistemas de salud del mundo, del que no escapa nuestro país », afirma quien es miembro de la American Collegue of Cardiology (Colegio Norteamericano de Cardiología) e integrante de la Sociedad Europea de HTA.
Ciudadano responsable

El Dr. Guillermo, como muchos otros, ha tenido que asumir el doloroso momento de la partida definitiva de un ser humano o enfrentar a los familiares para dar la noticia. Eso lo impacta sobremanera, y sabe que se pudiera evitar si la responsabilidad ciudadana ocupara un lugar primordial en nuestra vida.
«No usar el nasobuco, infringir las orientaciones establecidas, salir a las calles sin necesidad imperiosa, mantener una cola obviando la distancia debida puede costar muy caro. Y no se trata de reiteraciones banales que provocan cansancio. Todo lo contrario, son fundamentos que, de violarlos, traen consecuencias irreversibles ».
¿Cómo imagina el mundo cuando termine esta pesadilla?
Pienso que seremos más humanos, más sensibles, con mayor amplitud de pensamientos para darnos cuenta de que la vida es una y, a veces, se nos va muy rápido; en fin, un mundo que alimentará de nuevo las ganas de soñar y de amar.
Mientras tanto, prosigue el movimiento dentro de la llamada zona roja, donde existen pocos momentos de quietud. Hay que valorar rayos X, realizar exámenes de laboratorio, comprobar la temperatura corporal del paciente, analizar la presencia de expectoraciones o de dificultades respiratorias, y tener en cuenta el comportamiento del resto de los parámetros vitales en una jornada y otra, en un día y otro.