Apuestas por la producción de alimentos

En Santa Clara, brigadas abanderadas por la CTC apoyan la producción de alimentos en organopónicos y entidades agrí­colas.

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Brigadas de trabajadores de Villa Clara laborando en el organopónico Las Marianas.
Zeida Hernández González, secretaria general de la sección sindical del Centro de Atención Telefónico de Santa Clara (a la derecha), se incorporó a las brigadas creadas por la CTC, ante la necesidad de satisfacer parte de las necesidades alimentarias del pueblo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Idalia Vázquez Zerquera
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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21 Mayo 2020

Un movimiento de trabajadores hacia entidades agrí­colas se observa por estos dí­as en Santa Clara, tras el abanderamiento de brigadas representativas de todos los sindicatos, a fin de apoyar la producción de alimentos en tiempos de la COVID-19.  

El organopónico Las Marianas, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Valle del Yabú que ostenta el nombre de las aguerridas mujeres que en 1994 partieron al surco en pleno perí­odo especial para hacer producir la tierra, resulta uno de los lugares que acoge a los nuevos refuerzos. A 26 años de constituido, sus 374 cámaras reciben el empuje de gente comprometida.

En reciente visita al lugar, encontré a Zeida Hernández González atareada junto a otros integrantes de la brigada 19 Mario Muñoz Monroy, del Sindicato de Trabajadores de las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica, en el acondicionamiento de los canteros para proceder a la siembra de cultivos de ciclo corto.

Juan Miguel Fonseca, administrador del organopónico Las Marianas, de Santa Clara.
Juan Miguel Fonseca Acosta, administrador de «Las Marianas », destacó el apoyo de las fuerzas procedentes de distintos sindicatos, imprescindibles para impulsar la siembra de cultivos de ciclo corto en tiempos de la COVID-19. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Con el sudor corriéndole por la frente, la operadora del Centro de Atención Telefónico de Etecsa y secretaria de su sección sindical, detuvo por un instante su labor para hablarme de la importancia de esta contribución.

«La Revolución precisa de nuestros esfuerzos ahora más que nunca, cuando atravesamos una etapa tan difí­cil, para que los productos del agro lleguen a placitas, mercados y a los centros que atienden a enfermos o personas sospechosas de portar el nuevo coronavirus ».

En plena faena también se encontraba un grupo de informáticos de los Joven Club de Computación y Electrónica, liderados por su director, Carlos López López. Ellos, guataca en mano, acarreaban la materia orgánica para distribuirla en las cámaras.

El administrador de «Las Marianas », Juan Miguel Fonseca Acosta, destacó los aportes de estas brigadas para el rescate de uno de los organopónicos más grandes del paí­s, donde unas 195 cámaras sembradas de ají­, acelga, col, ajo porro y berenjena ya dan sus frutos.

Jóvenes soldados del Ejército Juvenil del Trabajo laboran en el organopónico Las Marianas.
Unos 60 jóvenes incorporados al Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) laboran en «Las Marianas » en dos sesiones de trabajo, en el acondicionamiento y acopio de sus 374 cámaras, para aportar más alimentos a los santaclareños. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Alejandro González, soldado del Ejército Juvenil del Trabajo que labora en el organopónico Las Marianas.
Hace 14 meses Alejandro González González ingresó al EJT, y desde entonces, saca los frutos a la tierra que fuera acariciada por mujeres en los años difí­ciles del perí­odo especial. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Al indagar por el camión que en otro momento acercaba las ofertas del lugar a las barriadas santaclareñas con pregones contagiosos, manifestó que aún conservan esa tradición, ahora   con recorridos por los repartos Vigí­a y José Martí­, especialmente los fines de semana, acompañados de artí­culos elaborados en la minindustria del Valle del Yabú.

Otras fuerzas que mantienen en explotación las tierras están constituidas por jóvenes que cumplen con la etapa del Servicio Militar Activo, incorporados al Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).

Alejandro González González lleva 14 meses en «Las Marianas »; allí­ ha aprendido el manejo de los suelos. Otro de los muchachos empeñados en hacer producir los canteros es Ewei Contreras Soca, vecino de la Vigí­a. Él, junto a otros 60 soldados, apoya las labores agrí­colas en doble sesión, y se encuentran albergados en el campamento que dio vida al sitio insignia visitado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 29 de septiembre de 1996.

También en el organopónico La Riviera, la brigada del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, que lleva el nombre de Raúl Gómez Garcí­a, eliminaba la hierba de las cámaras.

«Es una labor dura, pero nos comprometimos a aportar nuestro granito de arena y aquí­ estamos. Nos corresponde adelantar el trabajo para dar paso a la siembra », refiere Maricela Lara Ruiz, la secretaria general del gremio en Villa Clara.  

«Contamos con colegas del Fondo Cubano de Bienes Culturales, Artex, artistas y músicos que dejaron a un lado su profesión para dedicarse a este trabajo. No podemos fallar ».

Organopónico La Riviera, en Santa Clara.
El organopónico La Riviera transita por un proceso de recuperación para rescatar la productividad que lo caracterizó en la década de los 90 del siglo pasado. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Al indagar por la recuperación de uno de los sitios que en otro momento se convirtió en baluarte de la agricultura urbana en Villa Clara, Rolando Gómez íguila, su administrador, me comentó que parte de las 350 cámaras se encuentran en explotación, con entregas para el consumo social con destino al Hospital Psiquiátrico y la Escuela Especial Regional Marta Abreu, donde permanecen abuelos del Hogar de Ancianos No. 3 de Santa Clara.

No obstante, han tenido que proteger a trabajadores de la plantilla, por su edad y por padecer de enfermedades crónicas no trasmisibles; ellos permanecen en sus viviendas para cumplir con el distanciamiento social y evitar contagiarse con la COVID-19.      

Maricela Lara Ruiz, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura en Villa Clara, labora en el organopónico La Riviera.
Maricela Lara Ruiz, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura en Villa Clara, resaltó la disposición del gremio de aportar su granito de arena en la agricultura. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Aquí­ la práctica del cultivo tapado aporta un nivel de ofertas permanente al punto de venta ubicado a la entrada del lugar, con pepinos, ajo porro, lechuga y otros surtidos. Aun cuando las ofertas no satisfacen toda la demanda, resulta una alternativa bienvenida por los vecinos de la Riviera.

Sin duda, las brigadas sindicales creadas para estimular el desarrollo agrí­cola favorecen el rescate de áreas productivas subutilizada, las cuales  demandan un impulso  para producir alimentos cuando la provincia y el paí­s más lo necesitan.

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