Los genios hablan poco

A su corta edad, el joven zulueteño Humberto Yusta Gómez ha demostrado ser un genio de la informática. 

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Cortesía del entrevistado)
Dayana Darias Valdés
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14 Octubre 2020

Quienes conocen a Humbertico desde hace años como lo conozco yo saben que lo de genio le viene de serie. De pequeño, cuando me tocaba ir a su casa a los cí­rculos de estudio (bendita coincidencia aquella de compartir aula con su hermana), nos sentábamos a estudiar y echábamos una que otra risa cuando alguien del grupo le decí­a:

A nivel competitivo su mayor interés es participar en ICPC una vez se incorpore a la Educación Superior. (Foto: Cortesí­a del entrevistado)

Humbe, ven a ayudarnos con las ecuaciones.

Si en aquel momento supiésemos que su don para las matemáticas era un asunto de seriedad, todos los que compartí­amos las tardes en su casa lo hubiésemos tratado con el respeto que ahora nos impone.

A través de los años, su hermana me iba informando sobre los logros de Humbertico, y cuando nos dimos cuenta, aquello de ir ganando concursos escolares se habí­a salido de control y el sufijo tico me empezaba a estorbar dentro de su nombre. Humberto Yusta Gómez hoy es ganador del Concurso Nacional de Informática y a sus 18 años ya tiene una medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Informática, donde compitió con jóvenes de más de 85 paí­ses.

Desde el Centro Mixto ESBU-IPU Obdulio Morales Torres, en Zulueta, me llega el aviso de que Humbertico se gradúa y que, junto a su tí­tulo de Bachiller, sus profesores harán un pequeño homenaje al genio de la computación. Aprovecho la oportunidad para conversar con él, y entre los halagos de sus compañeros y profesores me dice: «Siempre me gustaron las ciencias, y mis profesores y mi familia se encargaron de que me desarrollara con mayor ahí­nco en ellas. Me preparé mucho desde la primaria para todo lo que tení­a que ver con la participación en los concursos, pero realmente fue en 10. ° grado donde decidí­ que querí­a dedicar mi vida a las Ciencias de la Computación. Aunque mi papá se desarrolla en el campo de la electrónica, nunca me gustó mucho ese mundo. Cuando choqué con la programación vi mi camino con claridad ».

El dí­a de su graduación, Humberto Yusta Gómez recibió un reconocimiento de parte de todos los profesores que han contribuido en su educación desde pequeño. (Foto: Cortesí­a del entrevistado)

«Al principio no me adapté bien al IPVCE y regresé al preuniversitario de aquí­ de Zulueta. Un dí­a el profe Frank (Francisco Hernández González, profesor del Centro de Entrenamiento Provincial del IPVCE Ernesto Guevara) pasó preguntando si a alguien le interesaba la programación, y uno de mis antiguos compañeros le habló de mí­. Inmediatamente se puso en contacto conmigo y desde entonces estuve yendo dos veces por semana al Centro de Entrenamiento ».

Su madre me habí­a dicho que también en 10. ° grado Humberto ganó la Copa de Conocimientos. «Para mí­ fue una sorpresa ser escogido, éramos muchos estudiantes en el Centro de Entrenamiento y yo acababa de llegar, por eso agradezco mucho la confianza que mi entrenador tuvo en mí­ desde el primer momento ».

Su madre atesora los reconocimientos que el joven zulueteño  ha obtenido y asegura que hay espacio para más.  (Foto: Cortesí­a del entrevistado)

Humbertico ha creado su propia rutina de estudio, y aunque me ha contado que las competiciones suelen ser bastante duras, cada vez le cuesta menos. «Empiezan sobre las 5:00 a.m. y su extensión depende del tipo de evento; por ejemplo, la Olimpiada Internacional se desarrolla en dos dí­as ».

Humberto Yusta durante la Olimpiada Internacional de Informática celebrada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. (Foto: Cortesí­a del entrevistado)

«En mis tres años  de preuniversitario participé en la Competencia Iberoamericana de Informática, que se hace durante la preselección nacional, aunque este año no fue así­ debido a la COVID-19. Fue la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV) la que nos facilitó todas las condiciones para que pudiéramos representar al paí­s. En 10.o obtuvo plata, en 11.o bronce y en 12 oro ».

Su madre interrumpe un momento y me dice: «Desde la primaria iba a los festivales de cálculo mental y ganaba, eso fue en segundo y cuarto grado, y ya después ganó el Concurso Nacional de Matemática » me pone esa cara de pena propia de quien no conoce de egos, pero Cristina lo presume como la madre orgullosa que es.

«Estando en 12 tuve la posibilidad de asistir como invitado a la competencia regional de ICPC  (International Collegiate Programming Contest) en Santiago de Cuba. Aunque se trata de un evento que corresponde a la educación superior, fue una experiencia maravillosa que sembró un precedente  de lo que puede significar para él la universidad ».

Le pregunto por sus metas y él, intentando elaborar una oración que resuma lo que puede ser su futuro, responde:   «Estudiaré Ciencias de la Computación en la UCLV, ese es mi mayor reto ahora mismo, estar a la altura del resto de mis compañeros y profesores. No pienso mucho en las competencias que vendrán, sino en seguir preparándome ».

Debo confesar que me ha costado un poco sacarle las palabras, pero he asumido el precepto de Schopenhauer que «un genio es alguien cuyo intelecto predomina sobre la voluntad mucho más que en una persona normal », y he entendido, casi a la fuerza, que los genios hablan poco.

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