
Dentro de varios años, los habitantes más jóvenes del municipio de Manicaragua contarán a sus hijos y nietos cómo vivieron la difícil experiencia de enfrentar las intensas lluvias e inundaciones que cayeron tras el paso de la tormenta tropical Eta, entre los días 9 y 10 de noviembre del 2020.

Más de 40 millones de metros cúbicos de aguas derramadas en apenas 24 horas sobre una sola área geográfica traducidos en aproximadamente más de 300 mm en el pluviómetro pusieron en alerta a las máximas autoridades de los consejos de defensa de la provincia y del municipio. El panorama pintaba complicado y difícil por las zonas afectadas e incomunicadas; no obstante, las rápidas movilizaciones contribuyeron a minimizar los daños, y lo más importante, evitar la pérdida de vidas humanas.
Sin perder un segundo

Desde las primeras horas de la mañana del martes 10, Yudí Rodríguez Hernández, presidenta del Consejo de Defensa Provincial (CDP), acudió a observar personalmente la situación en la zona montañosa. Junto a Mileidy González González y Noel Chinea Pérez, presidenta y vicepresidente del consejo de defensa manicaragí¼ense, respectivamente, analizaron las informaciones preliminares que llegaban, minuto a minuto, de los daños y el resguardo de las personas.
Groso modo, se cuantificaron unos nueve asentamientos incomunicados por daños en alcantarillas y puentes, entre ellos, la zona del Bagá, fragmentada en varias comunidades; afectaciones en 80 viviendas, pérdidas en frijol, yuca, boniato, así como en parcelas de organopónicos y el tabaco.
En cuanto al café se pusieron en peligro alrededor de 8000 latas, por lo que urge la movilización de fuerza de trabajo para recoger la mayor cantidad posible.
De los puentes se perjudicaron unos 13, como el que comunica a los pobladores de El Cacao con la cabecera municipal. Este perdió la baranda de la cual se sostienen los transeúntes, por lo que se les pidió a los habitantes no pasar hasta tanto no se estabilice la situación.
Asimismo, sufrieron una grave avería el puente del río Los Pasos, conocido como el de Clemente, el Guamajal, del Consejo Popular 2, que quedó inutilizado por la crecida del río Ciego Olaya, entre otros.
Varias personas sufrieron de manera intensa la furia del agua. El matrimonio de Tamara Hernández y Héctor Jiménez, con sus dos hijos, nunca pensaron que un día el agua les hiciera pasar el susto de su vida.
En la comunidad de La Moza, donde residen, la micropresa El Cubano, cercana al pueblo, se desbordó. El agua llegó casi a la altura de sus cabezas y se mojaron la mayoría de sus pertenencias. Otras familias también recibieron la arremetida de la naturaleza.

Hasta allí llegó un grupo de autoridades de la provincia y el municipio, encabezado por Alberto López Díaz, vicepresidente del Consejo de Defensa Provincial, para interesarse por la integridad física de los damnificados y brindarles todo el apoyo necesario.
La luz después de la lluvia

En la jornada siguiente, pudo observarse con mayor amplitud las afectaciones y se analizaron las acciones para las posteriores labores recuperativas.
En camino hacia la zona montañosa se observó una disminución de las aguas sobre el puente de Pretiles, que en horas anteriores había interrumpido la comunicación. No ocurre así con el río Jibacoa, el cual mantiene inundada la carretera hacia la comunidad de Can Can y Topes de Collantes, en un punto cercano al pequeño poblado Luis Lara, situación que debe mantenerse varios días.
Allí estuvieron jóvenes integrantes de la Brigada Especial del Ministerio del Interior (Minint), así como la de Rescate y Salvamento del Cuerpo de Bomberos, para apoyar con botes el cruce hacia el otro lado de la carretera.
Una de las grandes preocupaciones radicaba en las miles de latas de café. Pero sin importar los obstáculos y los impedimentos del monte, más de 200 personas juntaron sus voluntades y esfuerzos para recolectar el preciado grano en la Unidad de Producción Cooperativa La Herradura, un paso decisivo ante el alto pico de maduración propiciado por la humedad del suelo.

La recuperación es ahora lo más importante. Una tarea que se hace más placentera por no haberse perdido una sola vida, a pesar de la furia de la naturaleza.