
¿En qué vienes a la escuela?
A caballo.
¿Tú solo a caballo? ¿De dónde eres?
De Minas Bajas.
Así se establece el espontáneo diálogo entre la presidenta del Consejo de Defensa Provincial (CDP) de Villa Clara, Yudí Rodríguez Hernández, y uno de los niños de la escuela multigrado Alfredo Sáez Martín, de la Unidad Empresarial Básica (UEB) Libertad o Muerte, ubicada en el extenso y lejano consejo popular de El Bagá, en Manicaragua.

Los 14 estudiantes y las maestras del humilde centro escolar no están acostumbrados a visitas importantes; no obstante, conversan de manera transparente con la presidenta, quien se interesa por el transporte, la alimentación y las condiciones de vida, entre otros detalles no menos significativos.
Este fue uno de los varios lugares donde Rodríguez Hernández junto a autoridades de la provincia y del Consejo de Defensa Municipal (CDM) de Manicaragua se detuvo, indagó, conversó, intercambió, conoció, e incluso, descubrió insatisfacciones y necesidades de atención a esas comunidades tan alejadas, afectadas recientemente por las lluvias provocadas por la tormenta tropical Eta.
Con el oído en el pueblo

Yoneidy Pérez Venegas, una joven madre, llega a caballo a la escuela con su hijo Daniel montado detrás. Es uno de sus cuatro muchachos, a los cuales ella atiende con el mayor amor y el esfuerzo que exigen parajes casi inhóspitos.
La quietud en la comunidad podía palparse. «Llevamos muchos días con la corriente que se va constantemente », dijo con pesar una mujer. Afirmación que corroboraron otros vecinos, entre ellos un productor porcino, quien se acercó a la presidenta con la esperanza de que el problema se resuelva.

Yudí conversó con el responsable del termo de recopilación de leche. Muy poco aporte de los productores, una situación que golpea a la provincia y hay que trazar estrategias, remover conciencias, crear compromisos. La junta directiva de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Serafín Sánchez debe activarse, como otras más en Villa Clara, para que la leche no coja otro destino, o al menos se entregue la pactada. La de los niños no falta, esa es sagrada; pero eso no basta.
En cada lugar las anécdotas sobre los estragos de las aguas se escuchan por doquier. Una trabajadora de la estación de bombeo de Las Cajas, en la comunidad de igual nombre, más conocida como Quiebrahacha, contó que el desborde de una micropresa de la empresa Azcuba elevó el nivel hasta la altura del tendido eléctrico. Lo tapó todo.
La fuerza fue tal que destruyó el paso que une la comunidad antes mencionada con la de Juan Rius Rivera. Según reporte del Consejo de Defensa de Manicaragua, se rompieron unas siete micropresas en el territorio, las cuales constituyen un peligro ante la caída de intensas lluvias, si no se les da el debido mantenimiento.
Recuperarse, levantarse, andar

Los puentes y vías dañadas dejaron a más de 7000 personas incomunicadas en 26 poblados a raíz de las inundaciones. El CDP orientó priorizar su reparación, e inclusive dejarlos en mejor estado.
Según Noel Chinea Pérez, vicepresidente del CDM, hasta el momento en que lo entrevistamos se había recuperado el puente sobre el río Los Pasos, conocido como Clemente, en la carretera de Santa Clara a Manicaragua. Asimismo, el de acceso a Quiebrahacha, el vial de la cabecera municipal hacia Jibacoa, el paso a Guanayara y Turiño, entre otros.

Brigadas de trabajadores no cejan en el empeño de devolver la utilidad a los caminos. Con total entrega los choferes, operadores de buldóceres, motoniveladoras y mecánicos, laboran a diario durante horas.
Igualmente, los volcados al trabajo de la tierra tampoco descansan, en aras de recuperar las pérdidas. El productor de tabaco Deivy Estrada Díaz, en tierras de La Estrella, dentro del área de la comunidad La Esquina, tuvo una afectación de dos hectáreas, con 1 800 000 posturas.
Con el ímpetu que caracteriza a los agricultores, ya tiene 500 canteros listos para arrancar las pequeñas plantas e ir abasteciendo a tres cooperativas de crédito y servicios.
En la Escogida R-7-L, en La Esquina, más de 30 despalilladoras ejecutan su trabajo con destreza. Entre ellas, Melitina íguila Ruiz, con 71 años, es una de las más experimentadas.
Dice que le gusta mucho su trabajo, porque sus colegas «son buenas personas y me ayudan en lo que yo necesite », dijo.
Avanzar, pero las cosas bien hechas

No hay dudas, se avanza rápido gracias a las brigadas de apoyo dispersas por toda la geografía manicaragí¼ense. De seguir el ritmo, pueden concluirse las obras cuanto antes, y bien. Al respecto, la presidenta del CDP manifestó:
«La premura no puede afectar la calidad de lo que se está haciendo. Ha sido en tiempo récord la realización de las obras, con entusiasmo y deseo por parte de los constructores desde el inicio hasta la culminación de las obras ».
Según Yudí Rodríguez, en otras situaciones de desastres meteorológicos ha habido más demorada en la recuperación. Ahora se avanza a pasos agigantados, y con la idea de construir un mañana mejor después de la tormenta.