Amanece Villa Clara sin nuevos casos de COVID-19, pero en los ojos de todos los presentes en la reunión del grupo temporal para el enfrentamiento a la pandemia la preocupación se acrecienta. Luego del análisis de 592 muestras (399 de Villa Clara) todas resultaron negativas, sin embargo, diez personas fueron ingresadas como sospechosos en el hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero.

El total de ingresados asciende a 29 personas, 25 correspondientes al Hospital Militar (16 positivos y nueve sospechosos), y cuatro pacientes en la escuela William Darias. La directora provincial de Salud Pública, Gretza Sánchez hace una pausa y con ojos cansados y manos inquietas señala: «Tenemos un sospechoso de Manicaragua con 15 contactos, un viajero que con un PCR negativo tiene síntomas y se decide ingresar como sospechoso. Además, hay dos pacientes de Santo Domingo, una trabajadora del policlínico, con 14 contactos y que presenta síntomas, y un trabajador de la escuela Pedro Julio Marcelo, con 2 contactos. Un ciudadano de Santa Clara que labora como auxiliar de limpieza en el hospital militar y empezó con síntomas el día 23. Y por último, un paciente de Mayabeque que se encontraba en Elguea y tiene 36 contactos ».
Los llamados de atención que acumula el salón del Gobierno Provincial, donde Gretza nos habla de cifras cada mañana, son demasiados. La preocupación de la primera secretaria del Partido, Yudí Rodríguez Hernández, y su voz firme casi a empujones nos recuerda las cosas que no debemos olvidar.
El tema de la memoria es complicado. Se nos ha olvidado que hace ocho meses nos dividieron paredes y distancias. Se nos ha olvidado la sensación de soledad, de la piel no tocada y el mundo a través de la ventana. Se nos ha olvidado cómo era la calle vacía sin la fatiga del sol en la cara. Se nos ha olvidado la compulsión de las manos a las nueve de la noche mientras el reloj nos repetía el mismo día una y otra vez.
«Duele » me dijo Gretza cuando pregunté por esa gente que camina por nuestra provincia lanzando dardos a la consideración, sin usar mascarilla e incumpliendo las medidas de distanciamiento «Duele mucho, después de todo lo que se ha luchado, duele. El pueblo supo ser disciplinado en su momento. Y estamos volviendo a ese momento donde nuestra responsabilidad individual es vital, porque no podemos retroceder y hay muchas personas haciendo todo lo posible para que esto no pase ».

«No recuerdo en mi carrera un momento tan tenso. Cuando la epidemia de cólera se vivieron momentos difíciles y situaciones peligrosas, pero nada comparado. La COVID-19 llegó para demostrarnos que hay enfermedades que no conocemos y que nuestros sistemas sanitarios son susceptibles. Pero estamos preparados, y evitaremos que la provincia se complique » me dijo en tono alentador.
Gretza también sabe que se nos olvidaron los que murieron solos, los que no volveremos a ver. Se nos olvidó el dolor de los que nunca perderán la memoria, sus cuerpos asintomáticos de vida y la sábana blanca que abraza. Se nos olvidó tan rápido que parece que nunca lo entendimos, nuestra falta de memoria nos condena y el mundo gira y gira.
Gretza se nota cansada y no es para menos, se avecinan días de mayor tensión, días para volver a pensar en los nuestros. Porque se nos ha olvidado la mascarilla, la fragilidad del aire. Se nos olvidó la palabra encierro, y desesperación, y calma, y sed y otro montón de palabras. Se nos olvidaron los malos coros y el tedio de los programas de televisión. Se nos olvidaron los triunfos y andamos y (des) andamos la ciudad como quien no sabe que «es un riesgo estar vivos y el precio es ser libres ».