
Una vez Digna Milagros Morales Molina, la directora del Grupo Empresarial de Comercio (GEC) en Villa Clara, me comentó que no son ciertas muchas anécdotas en torno a su persona, que tampoco impone miedo ni es tan recia como la pintan; aunque, en verdad y esto lo dice quien lo escribe, cuando aparece su figura, de seis pies de estatura, tiembla la tierra e impera el respeto.
Ella grita a los cuatro vientos sus 67 almanaques sin prejuicios. No pide cuestionarios adelantados para las entrevistas, y si de temores se trata, sitúa en primer término pandemias como la que vivimos y la pérdida de un ser querido.
El amor por su Santo Domingo natal se convierte en pasión desmedida. Por algo es Hija Ilustre de esa tierra. Ve en la lealtad la principal divisa de las relaciones humanas, y alega que solo recurre al maquillaje en momentos muy precisos, pues «prefiero mirar la vida al natural, que las personas siempre me vean de la misma forma, y no voy a cambiar ».
Como practicante de baloncesto en sus años juveniles, estuvo durante un tiempo en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). Para muchos, su existencia está permeada por la magia, pero es la entrega sin límites a las responsabilidades su verdadero rasgo distintivo. Por ello acaba de recibir el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, conferido por el Consejo de Estado.

No le pregunte cuántas distinciones, re-conocimientos y diplomas acumula, porque no ha podido contabilizarlos. «Llegar a Heroína es el resumen de los anteriores. En dicho rango superior comencé por la Medalla Jesús Menéndez, luego vinieron las órdenes Lázaro Peña en sus diferentes grados, y un grupo de sellos y distintivos, tanto en la vida estudiantil como laboral. Date cuenta de que fui la primera presidenta de la FEEM en Santo Domingo, y desde entonces ha llovido bastante ».
La interrogante inicial a Digna va a quemarropa:
¿Qué le dijo al presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al imponerle la condecoración?
Con él tenía una deuda de gratitud basada en trabajo y luchas. No cabe duda de que existe una admiración tremenda por tantos años de acciones conjuntas. Cuando me impuso la Estrella de Oro, representativa del Título, le dije: «Ya cumplí con usted », y él respondió: «Me siento contento, orgu-lloso de todo lo que han hecho ».
Durante esos minutos de espera en la fila, ¿recapituló su vida?

He venido haciendo un repaso de ella. Antes del acto había salido la relación de los condecorados en la Gaceta Oficial, pero yo no la vi, porque si bien el Título lo entregan de manera personal, jamás hubiera podido lograr algo sin el respaldo de mis trabajadores y directivos. En ellos pensé, son quienes verdaderamente han hecho. He tratado de conducirlos lo mejor posible, y tampoco puedo olvidar lo que pensaría el pueblo so-bre mí, porque para él trabajamos.
En esa guía conductora, ¿se arrepiente de algo?
A veces he sido dura. He regañado en buena y en mala forma, en algún momento pude herir a alguien, porque siempre trato de que sientan, piensen y recapaciten ante un error, aunque nunca con el propósito de hacer daño. Por eso seguiré defendiendo a mis obreros a capa y espada.
Usted tuvo dos accidentes del tránsito en Santo Domingo, uno de ellos fue catastrófico y está viva por la rápida acción de su hermana, que viajaba en el vehículo. ¿Cuál es la historia no contada, de manera pública, posterior al suceso?
En ese tiempo era presidenta del Gobierno en el municipio y dudaban de que volviera a caminar. Estuve encamada, en una posición incómoda, y no volví a salir electa. «Díaz-Canel fue a mi casa, hablamos de varias cosas, con un gran valor emocional. Un miembro del Buró del Partido de Matanzas me había propuesto irme para allá. A él, al parecer, no le gustó, y me preguntó insistentemente si había aceptado la propuesta; le dije que no, porque me debía (y me debo) a Villa Clara, y esperaba volver a caminar para presentarme ante mi Partido y que me ubicaran en una tarea ».
¿Es cierto que en aquel momen-to hubo una propuesta para dirigir Comercio y usted se negó?
Rotundamente. Necesitaba algo difícil, chocar todos los días con problemas y demostrar que conservaba mis facultades. Después me enviaron dos propuestas: directora de Mantenimiento de la Vivienda, y de Comunales. Le expresé al ya desaparecido Alexis Melgarejo Falero, entonces presidente del Gobierno en la provincia: «Han dado en el clavo, la tarea mía es Comunales ».
¿Se considera perfecta?
En absoluto, tengo formas que a algunos no les gustan, pero al final siento que llego a buena cantidad de personas. Lo compruebo en las redes sociales, en el contacto diario con los obreros, y le agradezco a ese pueblo al ex-presar tantas cosas bonitas sobre mí.
¿Pudiéramos afirmar que preocuparse en exceso deviene debilidad casi permanente?
Sin duda. Tengo cualquier roce con un compañero y eso me hiere. Soy una eterna preocupada por todo, y aunque termine a las doce de la noche, no me gusta dejar cosas pendientes, porque me quita el sueño.
Varita mágica, soluciones debajo de la manga... ¿hay fórmulas para vencer los contratiempos cotidianos?
No siempre lo logro, trato de buscar una solución inmediata, a veces sin pen-sarlo dos veces. Aunque la persona se retire luego de plantear el problema, me queda como un barrenillo para hallar la respuesta. Cuando me doy por vencida, es porque se agotaron todas las posibilidades en ese afán de sentir y vivir como pueblo.
En su barrio natal le dicen la Morales, y entre la población y sus trabajadores la apodan la diva del Comercio y la Gastronomía en Villa Clara...
No lo creo. Soy común, lo que pasa es que la gente me quiere.

¿Sentirse tan querida resulta un premio?
Es el mayor que pueda tener. Si el pueblo no reconoce, ¿para qué quiero otros?
Se dice que una vez acudió a una institución de Salud para realizarse una prueba y al imaginar cómo sería, se escapó...
Sí, no me da pena confesarlo. Fue solo impresión, no miedo, porque ya dije que solo temo a golpes muy duros de la vida.
El amor por su familia es incuestionable. ¿Qué significó su padre?
Dicen que yo me parezco a mi viejito querido, que se me fue, pero lo tengo prendido en mi corazón. Él me formó. Desde el punto de vista sentimental fue muy importante, aunque adoro a cada uno de los integrantes de mi familia. Cuando salí del reconocimiento en la Plaza, luego de mi arribo de La Habana, no fui para mi casa. Me dirigí al cementerio, porque él hubiese sido la persona más orgullosa con ese Título. «No concebía que llamaran a mi casa y entre señas dijera que no estaba, fuera quien fuera; me parece escucharlo cuando decía: “El día que no respondas al teléfono porque te sientes cansada, pide la baja y no trabajes para el pueblo†».
¿Cuáles han sido los momentos más tensos en su vida estudiantil y laboral?
Acabada de graduar, fui cuadro profesional de la UJC en la Vocacional Lenin. Por cosas de la vida llegó un momento determinado en el que hubo detalles que no comprendí y eso me afectó. Pedí retornar a mi provincia tras cumplir mi tiempo, porque cuando no se trabaja contento, se pierde la alegría espiritual que necesitamos.
«Dirigí el proceso de profundización de la enseñanza superior en Villa Clara y fue una experiencia difícil, pero bonita.
«Irme de Comunales resultó muy fuerte. Yo amaba a ese sector por la nobleza de su personal. Todavía paso por determinado lu-gar y me gritan: “Directora, ¿cuándo vuelve?â€, y eso me llega al corazón. Ha pasado el tiempo, y sigo queriendo mucho a ese gremio, que obtuvo ocho veces el primer lugar en el país ».
Aunque es dominicana, Sagua la Grande tiene un significado especial...
Hice tres años en el pre Miguel Dios-dado Pérez Pimentel de la Villa del Undoso. Compartí la presidencia de la FEEM y del municipio, y la secretaría del Comité UJC. «Sagua es mi segundo municipio, mi juventud plena, la etapa de conjugar maldades y problemas con un claustro maravilloso del que no puedo olvidar a Marisol, la bibliotecaria ya fallecida ».
Repaso mis encuentros anteriores y en uno de ellos usted precisó: «Se piensa como país y no mirando para arriba ».
Lo mantengo y hoy lo confirmo. Si no estuviese pensando como país, muchos centros nuestros no funcionarían.

¿La defensa de la empresa estatal socialista sigue entre sus prioridades?
Constituye lo más importante porque sí podemos ser eficientes, y ello solo conlleva trabajar. Si la gente crea, aporta y se esfuerza, la empresa resulta un éxito.
¿Quién es, verdaderamente, Digna Milagros Morales Molina?
Alguien sin doble cara ni falsetes. Soy Digna y me siento mejor cuando así me llaman. Mi vida la he compartido en el liderazgo estudiantil, miembro del Comité Nacional de la UJC, cuadro profesional de la Vocacional Lenin, al frente del Gobierno en Santo Domingo, de Comunales en la provincia, del Grupo Empresarial de Comercio en Villa Clara y un tiempo como diputada.
A pesar de la diabetes y su cardiopatía ¿qué retos están por venir?
Muchos. El ordenamiento monetario y el perfeccionamiento empresarial nos llevarán tiempo, aprendizaje y rigor en un sector que se ha mantenido por cinco años consecutivos en la cima en Cuba, pero nunca digo que estamos bien. Que quede claro. Podemos obtener una década el primer lugar y aparecerán insuficiencias. Como cubana, aquí estoy por mi país y por mi pueblo. Para ellos el amor de alguien que los tiene presentes como auténtica guerrera que siempre irá por los caminos del bien.