Desde que en marzo aparecieran los primeros casos de la COVID-19 en Santa Clara, el personal médico del Policlínico Docente Universitario Marta Abreu reestructuró sus métodos de trabajo en función de la pandemia. Diez meses después, y en medio del tercer rebrote, no permiten que decaiga la eficiencia de su labor.
La durísima realidad ha mandado a bolina la creencia de que los domingos son días de descanso. Desde marzo de 2020, los cubanos viven bajo el riesgo constante de una enfermedad que ha llevado a millones de personas a la tumba. El descanso, entonces, no ha ocupado espacio en la agenda del país.
Casi a un año de los primeros casos de la COVID-19 en el archipiélago, el cansancio gana terreno en el personal de Salud. Es que, sencillamente, son seres humanos. Y de la clase más digna, de los que trabajan de lunes a lunes con el corazón enorme como escudo y la dignidad en lo más alto. Para ellos, las mañanas dominicales han tomado nuevos matices. Son días de trabajo como cualquier otro.
Ahora, en el tercer rebrote del nuevo coronavirus, el más grande y peligroso, el agotamiento se nota en sus ojos y perennes ojeras, y lo que un día les pareció extraordinario en su labor, ya es parte de la cotidianeidad.
El policlínico Marta Abreu, en Santa Clara, atiende alrededor de 41 117 personas en 34 consultorios médicos, ubicados en tres consejos populares de la ciudad: Virginia, Antón Díaz y José Martí; este último, en constante crecimiento poblacional.
En los primeros 20 días de enero presentó una tasa de incidencia de 10.2 por cada 100 000 habitantes, muy por debajo de la media municipal, pero no por ello menos preocupante.
En ese lapso de tiempo se mantuvieron en vigilancia 1921 pacientes, de los cuales se estudiaron 813 y resultaron positivos 41, para un promedio de 2.1 por día.
«De igual manera hemos atendido en la consulta de infecciones respiratorias agudas (IRA) a 139 personas, de ellos, 119 sospechosos han salido directamente de este servicio y 20 a punto de partida de los controles de foco realizados en la comunidad », explica el Dr. Alejandro Guzmán Cabrera, director de esta institución médica.

«Los consejos populares con mayor tasa de incidencia son Virginia y José Martí. Dentro de estos podríamos estratificarlo y hablar de las manzanas más afectadas. En Virginia resultan las 256 y 258, protagonistas de la cuarentena que se cerró el sábado pasado, y que pertenecen al consultorio 2028. En José Martí, la 1005, que tiene en su extensión el edificio 12 Plantas con seis positivos dentro de una misma vivienda, pero que gracias al rápido accionar no arrojaron en la comunidad nuevos casos », añade el facultativo.
En esa fecha arribaron al área de Salud un total de 37 viajeros, a los cuales, según establecen los protocolos, se les da un seguimiento especial por el alto riesgo que suponen. De esta forma se detectaron seis personas positivas, cinco provenientes de los Estados Unidos y uno de Panamá.
Más allá de las estadísticas, el trabajo de todos los sectores de la sociedad ha evitado que la enfermedad tenga una mayor propagación, así como la detección temprana de los casos para su ingreso y tratamiento.
Una nueva normalidad
Aunque Villa Clara ha retrocedido a la fase de transmisión autóctona, se puede decir que vivimos en una nueva normalidad. Al menos hemos normalizado actitudes y acciones que en un principio nos parecían distantes y ajenas.
La higiene personal, el uso del nasobuco, las nuevas formas de saludar y el distanciamiento físico, amén de los irresponsables, se ha incorporado al día a día. Igual ocurre con el toque matutino en las puertas de los hogares de los estudiantes pesquisando o las visitas del médico de la familia a personas vulnerables.
El policlínico Marta Abreu ha reordenado sus funciones de forma tal que sean más eficientes a la hora de detectar nuevos casos positivos al virus, y mantener, a la vez, gran parte de sus servicios diarios.
La consulta de Estomatología solo atiende urgencias y la de Rehabilitación, a pacientes muy específicos con afectaciones neurológicas, siempre de manera escalonada y cumpliendo todas las medidas epidemiológicas.
Las consultas externas con los especialistas de nivel secundario, como cardiólogos, neurólogos, ortopédicos, dermatólogos y demás sí se han fortalecido en el área de Salud, en la frecuencia establecida y con el volumen de pacientes propio de esta fase. Así, el número de personas dentro de la institución ha disminuido, pero no se ha detenido la atención médica para quienes lo necesiten.

«Desde el mes de abril de 2020 creamos una experiencia llamada Mesa Coordinadora. Es un equipo formado por cuatro estomatólogos, que son el eslabón fundamental para transmitir todas las informaciones de la provincia hasta el consultorio y desde el consultorio hasta la Dirección Provincial de Salud », explica el doctor Guzmán Cabrera.
Ellos están encargados de activar toda la logística necesaria desde el punto de vista del transporte, los recursos humanos, y las coordinaciones para los ingresos de sospechosos y casos positivos. De esta forma se obtiene y tramita en tiempo real toda la información posible.
«También disponemos de cuatro equipos de respuesta rápida que realizan todas las labores de control de foco en la comunidad. Lo componen un especialista en Medicina General Integral (MGI) como jefe del equipo, un estomatólogo que lo asiste, un técnico del cuerpo inspectivo de Salud, un operario de vectores encargado de la desinfección y un especialista o técnico de laboratorio que realiza las tomas de PCR ».
De esta forma se minimiza el tiempo de respuesta cuando se detecta algún positivo y, por tanto, el riesgo de contagio en la población.
El día a día
Los tres consejos populares que conforman el área de Salud atendida por el policlínico Marta Abreu resultan diferentes y diversos en su composición. El de Virginia presenta un porciento de habitantes más concentrado, José Martí se encuentra en constante crecimiento y Antón Díaz tiene una población más dispersa. Esto propicia que las pesquisas activas en la comunidad, así como la detección de contagiados y sus contactos, adquieran matices diferentes en cada una de estas zonas.
Aun así, la pesquisa certera y diaria, junto con la protección individual, constituyen las vías más efectivas para cortarle de una vez y por todas las rutas de infección al virus. Para lograrlo, se han unido diferentes fuerzas que ayudan y hacen más eficiente la labor del personal de Salud. A los médicos y enfermeras de los consultorios se les suman los estudiantes de Medicina, los líderes de la comunidad, así como voluntarios.
Al respecto nos comenta Vilma Ferrer Suárez, doctora del consultorio docente 2025, en el consejo popular Virginia, que atiende un total de 890 pacientes. Sin apoyo externo, le sería más que difícil revisar a toda la población, lo que abriría una brecha para la propagación de la COVID-19.
«La pesquisa es diaria. En estos momentos nos ayudan los estudiantes, los líderes de la comunidad, estomatólogos y técnicos del “Marta Abreuâ€, además de un trabajador joven del Inder. Si tenemos un caso positivo nos encargamos directamente la enfermera, algún personal de apoyo del policlínico y yo ».
Este trabajo efectivo le permitió cerrar el lunes par de focos de transmisión en dos de las cuatro manzanas que abarca. Con un total de siete pacientes infectados confirmados en el PCR del quinto día, el oportuno aislamiento permitió controlar los contagios en la zona.
«Cuando detectamos sospechosos en el área, le hacemos su remisión a la consulta de IRA si no ha tenido una epidemiología, pero si presenta sintomatología, avisamos a la Mesa Coordinadora para su traslado al centro de aislamiento », explica la doctora Vilma.
Casi a un año de aparecer los primeros casos de la COVID-19 en Villa Clara, el doctor Alejandro apenas recuerda cómo eran las mañanas de domingo en casa. Como él, todo el personal de Salud merece el descanso. Que el cansancio no se apodere de nuestros médicos y enfermeras, y que logremos contener la enfermedad, está al alcance de la responsabilidad ciudadana, la mejor vacuna en estos instantes.