
Para la joven historiadora Adriana Mani Benítez no hay mayor pasión que descubrir algo nuevo. Cuando niña, su mamá se impresionaba al ver que no le atraían los libros de cuentos o dibujos, propios de esa edad, sino los de historia de cualquier temática.
Adriana obtuvo el título de licenciada en esa hermosa carrera y la maestría en Historia y en Antropología Sociocultural Cubana. Posee numerosos premios y reconocimientos, como el Diploma Fernando Rodríguez Portela, el cual obtuvo el pasado año 2020. Es miembro del secretariado provincial de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) y también se le otorgó la Beca UNHIC 2019, por su destacada labor investigativa.
¿Cómo percibes la enseñanza de la historia a la juventud en la actualidad? ¿Se adecua a los nuevos tiempos?
Los mismos jóvenes nos damos cuenta que debe lograrse fusionar los métodos de las generaciones de antes y las de ahora para hacer más apetecible el estudio de la historia. Siempre se hablaba de cómo hacerlo pero nunca se concretaba.
«En ese sentido creo que uno de los mayores aciertos ha sido la telenovela Entrega. La población pudo ver en el audiovisual la importancia que tiene la historia, de aprenderla, y no con métodos obsoletos, pues existen nuevas tecnologías que se utilizan. Las generaciones han cambiado y la forma de ver la vida. Por lo tanto, debemos adecuarnos al contexto que estamos viviendo, sin dejar de perder la memoria histórica ».

¿Cómo comenzó tu interés por la historia?
Mi abuelo, mi mamá y otros miembros de la familia conversábamos sobre temas de la República y la Revolución, de cómo se vivía antes. A mí siempre me gustó ese tipo de información.
¿Qué parte de la historia te atrapó más?
De Cuba, la temática que investigo de la Guerra de Independencia, del siglo XIX; y de la universal, la Segunda Guerra Mundial, la historia contemporánea, y de Asia también me gusta mucho.
En tu trabajo «Los clubes revolucionarios y la guerra en Las Villas occidentales », ganador del premio a la investigación histórica Florentino Morales, de Cienfuegos, ¿qué aportes lograste?
Las Villas Occidentales era una división geográfica que se olvidó con el tiempo, pero existía en la etapa colonial. En 1940 se llama provincia de Las Villas, pero en el siglo XIX se nombró provincia de Santa Clara, pues obtenían el nombre de la ciudad cabecera. Esta región se dividía en Villas Occidentales y Villas Orientales. Estas últimas, lo conformaban Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad, y las primeras, Sagua la Grande, Santa Clara y Cienfuegos.
«Cuando Máximo Gómez hace la división militar respetó la existente geográficamente, y crea la primera división de las tropas, que conformaban las Villas Occidentales y la segunda división del cuarto cuerpo representada en toda la provincia, dividida en la primera brigada de Santa Clara; la segunda, Cienfuegos, y la tercera de Sagua.

«En esa organización militar entran los clubes revolucionarios, consideradas organizaciones o asociaciones de independentistas que apoyaban la guerra con comunicaciones, alimentos, medicinas, entre otros materiales.
«Y la investigación se basa, fundamentalmente, en los once que existían en las tres cabeceras regionales de Sagua, Santa Clara y Cienfuegos que, aunque había en otros lugares, estos fueron fundamentales, porque tenían que realizar una tarea de mayor espionaje y peligros al lidiar con los soldados españoles dentro de las mismas ciudades ».
Desde tu punto de vista, crees que aún queda mucho por descubrir e investigar.
Sí. Se debe especificar en hacer una historia desde lo nacional, pero que se vean cosas puntuales de lo regional. Ese fue el objetivo de la carrera que se fundó en Cienfuegos, lograr que a partir de las pequeñas maneras de ver lo local para conformar una historia nacional.
Cómo joven cubana, ¿qué responsabilidad sientes ante la historia?
No detenerme en las investigaciones seguir descubriendo los hechos que todavía quedan por estudiar. Esa es la tarea fundamental de los historiadores.