Manicaragua vs. COVID-19: tercer asalto

El reto de sus pobladores radica en controlar la situación epidemiológica sin detener la actividad económica del territorio.

Manicaragua reporta casos de COVID-19 en todas sus áreas de Salud

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De la efectividad en la pesquisa diaria depende la detección de posibles casos de COVID-19 en cada comunidad.
De la efectividad en la pesquisa diaria depende la detección de posibles casos de COVID-19 en cada comunidad.(Foto: Ramón Barreras Valdés)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
1895
02 Febrero 2021

Otra vez las cintas amarillas marcan la escena del «crimen » epidemiológico, las huellas cloradas a lo largo de los pasillos delatan el regreso de los pasos podálicos, recesan el bullicio escolar y los servicios de menor prioridad, se vuelven asiduas las visitas de los activistas voluntarios y el interrogatorio del médico y la enfermera de la familia, porque en el tercer rebrote de la COVID-19, hasta las montañas del Escambray villaclareño reclaman su nasobuco.

Actualmente, Manicaragua es el segundo municipio de mayor complejidad sanitaria en la provincia, después de Santa Clara. Con más de 31 casos positivos, el nuevo coronavirus se extiende por las cinco áreas de Salud, mantiene seis focos activos y un gran número de pobladores aislados.

Mileidy González González, presidenta del Consejo de Defensa Municipal (CDM), aprecia en el territorio un comportamiento similar al del resto del paí­s: el incumplimiento de los protocolos por parte de los viajeros internacionales y sus familiares dio paso a la transmisión autóctona. Como tendencia, en esta última etapa casi todos los dí­as Manicaragua aporta tres o más casos a la estadí­stica nacional, con lo cual se mantiene la tasa de incidencia muy por encima de los lí­mites permisibles.

La escuela especial Alberto Delgado funciona como centro de aislamiento desde el 29 de enero.
La escuela especial Alberto Delgado funciona como centro de aislamiento desde el 29 de enero. (Foto: Ramón Barreras Valdés.)

Para contrarrestar las violaciones del aislamiento domiciliario y contener la propagación del virus, el Ministerio de Salud Pública decidió reabrir los centros de aislamiento, donde son ingresados los contactos directos de casos confirmados y los arribados del exterior. La localidad montañosa ya cuenta con tres de dichos centros.

«Hay uno en la escuela especial Alberto Delgado, ubicada en el casco urbano de Manicaragua; otro en el campismo Rí­o Seibabo, perteneciente al consejo popular de Gí¼iní­a, y en el centro mixto José de San Martí­n, del consejo popular de La Moza. Tenemos disponibles otros centros que podrí­amos habilitar, una vez cubiertas  todas las capacidades », precisó González González.

Con el establecimiento de cuatro zonas de cuarentena, quedan aisladas las viviendas de los vecindarios con mayor transmisibilidad, sin necesidad de mover a toda la población hacia un centro.

Veintiún activistas voluntarios se ocupan de llevar los alimentos y demás recursos de primera necesidad a todas las viviendas.
Veintiún activistas voluntarios se ocupan de llevar los alimentos y demás recursos de primera necesidad a todas las viviendas.(Foto: Ramón Barreras Valdés)

Las activadas en la calle Nicolás Fleites (dentro del perí­metro urbano) y en el barrio La Carranchola pertenecen al consejo popular Manicaragua 2. Otra radica en la comunidad Puente Los Pulidos, del consejo popular Gí¼iní­a, y recientemente se sumó La Campanita, perteneciente a La Campana. Si bien esta última solo comprende nueve viviendas y 19 pobladores, el registro de cuatro casos positivos activa las alarmas en el territorio.

La escuela especial Alberto Delgado transforma su rutina educativa para acoger a 25 contactos de casos confirmados de los poblados de Manicaragua y Jibacoa; entre ellos, cinco niños y siete personas mayores de 60 años. Aunque no tan cómodos como en casa, disponen de todos los recursos para su alimentación, seguridad y vigilancia clí­nico-epidemiológica. A los tres especialistas de Salud de cada turno se suman trabajadores del centro docente.

La doctora Jany Guerrero Cabana se enfrenta por primera vez a la dinámica de un centro de aislamiento, pero el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad y la experiencia adquirida en la consulta de IRA (infecciones respiratorias agudas) habilitada para atender a todos los pacientes con sintomatologí­a respiratoria, la mantienen a salvo.

Los profesores de la escuela especial Alberto Delgado transforman la rutina pedagógica.
Los profesores de la escuela especial Alberto Delgado transforman la rutina pedagógica.(Foto: Ramón Barreras Valdés)

«Inmediatamente después de recibir a los pacientes, nos cambiamos de ropa e interactuamos con ellos. Indagamos sobre los contactos, si presentan alguna sintomatologí­a y los antecedentes patológicos personales; porque de estos se derivan los grupos vulnerables, que son los pacientes más propensos a complicarse si enferman de COVID-19.

«Los examinamos todos los dí­as y les tomamos los signos vitales cada ocho horas. En el caso de que alguno presente sí­ntomas, profundizamos la encuesta epidemiológica sobre sus contactos y lo informamos lo más pronto posible », detalló.

Al interior de La Carranchola

Desde el 29 de enero, los vecinos de La Carrachola permanecen en cuarentena. Según Iraida Pérez Carballo, intendente del municipio, la zona abarca 211 viviendas con 470 personas, dentro de  los que se encuentran siete lactantes y cuatro embarazadas, sin sí­ntomas hasta el momento.

Entre los recursos distribuidos, la funcionaria se refirió al pollo, la canasta familiar normada, cloro, productos de Pescavilla, refrescos y alimentos elaborados que oferta Comercio y Gastronomí­a. Asimismo, destacó la recogida de los desechos sólidos dos veces por semana, mediante tracción animal.

Sobre la disciplina de los moradores, precisó que se trata de una población mayormente campesina y muy noble, pero «muchos tienen sus producciones de tabaco y frijoles en zonas aledañas. Hemos tenido que garantizar que estos cultivos no se pierdan, sin que ellos salgan del perí­metro ».

Como la teniente Lismaidy Fernández Moya reside en la zona cerrada, no puede acudir todos los dí­as a su trabajo en la unidad de la PNR. Muy cerca de la cinta amarilla, se ocupa de evitar la irresponsabilidad de sus vecinos, con el apoyo de una cadete del Ministerio del Interior (Minint).

Arsenio Chaviano Llanes no dudó en incorporarse a otros 20 activistas voluntarios, para distribuir alimentos y recursos demandados por las familias confinadas. «Yo cubro 15 viviendas y no tengo horario, Anoche me dieron las  ocho yendo de casa en casa, porque la conciencia no  me deja virar la espalda a un vecino que me necesite. No podemos cansarnos de ayudar y de repetir lo que se puede y lo que no se puede hacer », opinó.

El personal de Salud mantiene la vigilancia clí­nico-epidemiológica permanente de las personas ingresadas en el centro de aislamiento y una estrecha comunicación con los puestos de mando municipal y provincial.
El personal de Salud mantiene la vigilancia clí­nico-epidemiológica permanente de las personas ingresadas en el centro de aislamiento y una estrecha comunicación con los puestos de mando municipal y provincial. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

La actual complicación epidemiológica no  sorprendió a la doctora Dayanny Aguilar Gallardo. Junto a la enfermera de su consultorio, recorre a diario el amplio trecho a ambos lados de la carretera, para contribuir a la detección de nuevos casos mediante la pesquisa activa.

«Hemos trabajado bastante bien hasta ahora. Tuvimos varios casos sospechosos, pero ninguno en estado de emergencia; casi todos salieron en la pesquisa y fueron trasladados lo más rápido posible », relató.

El combate de un virus  prácticamente desconocido le permite un crecimiento profesional. No exenta de temor por los elevados í­ndices de transmisibilidad y letalidad del virus, extrema las precauciones para evitar el contagio.

Ante el pronóstico ascendente de la enfermedad en la provincia, se imponen la disciplina, la solidaridad entre los vecinos, la atención permanente a las personas confinadas, el cumplimiento exacto de las medidas higiénico-sanitarias y el enfrentamiento riguroso a los desobedientes, como única ví­a para ganarle a la COVID-19, no un combate, sino la guerra.

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