

Las vivencias de Amado Fidel Peña Toledano sobre el comandante Juan Almeida Bosque se remontan a los días de la Sierra Maestra, pues este soldado rebelde formó parte de la Columna 1 José Martí y bajo las órdenes de Fidel vino en la histórica Caravana de la Libertad, de Santiago de Cuba a La Habana.
Guajirito entonces de apenas 18 años, se había fugado de la casa, allá por Cienaguillas, hoy municipio Contramaestre, y luego de ir de aquí para allá estuvo en la tropa de Crescencio Pérez, fue recluta en Minas del Frío escuela dirigida por el comandante Aldo Santamaría Cuadrado, luego se sumó a la guerrilla de Ignacio, el capitán hijo de Crescencio, y finalmente integró las filas de la Columna 1.
En esos convulsos días de finales del año 1958, Amado Fidel participó en los combates de El Jigí¼e y Maffo, y se encontraba en el central América cuando supo de la caída de la dictadura y la huida de Fulgencio Batista hacia República Dominicana.
Los días de la Caravana de la Libertad los recuerda con agrado, pero afirma que son historias para otro momento. De ahí que retome sus impresiones sobre Almeida, de quien recuerda su carácter afable, pero a la vez firme con la tropa y la profunda amistad recíproca que le unía con Raúl y Fidel.
«Era un jefe muy querido y respetado, y, aunque no combatí a sus órdenes, sabía de sus cualidades y su condición de revolucionario sin dobleces ».
Desde enero de 1959 Peña Toledano fue enviado al campamento militar de Managua y estuvo entre los soldados rebeldes que acompañaron al jefe de la Revolución a Pinar del Río, el día 17 de ese primer mes de la libertad.

Luego, en octubre del propio año 1959, fue remitido a Santa Clara, al antiguo Regimiento Leoncio Vidal, y llegó acá el día 29, fecha que este veterano combatiente no olvida, pues por esos días todo el pueblo buscaba de manera infructuosa al comandante Camilo Cienfuegos.
«Participé en su búsqueda y anduve por Florida, Camagí¼ey, pues una señora nos juró que ella sabía que por allá estaba Camilo, lo que resultó falso, como el resto de las pistas ».
Amado Fidel, a sus 82 años por cumplir el día 24 de abril, tampoco borra de su memoria la fecha de la fundación del Ejército Central, aquel día 4, vísperas del ataque mercenario por Playa Girón.
«Almeida fue el comandante en quien Fidel confió esa misión. Se trataba de fundar un nuevo ejército en el centro de Cuba, en Las Villas, bastión de la lucha contra Batista, pero, por entonces, foco principal del bandidismo en la Isla, al que había que neutralizar.
«Acá volví a ver a Almeida, quien vino acompañado por un grupo de sus capitanes del III Frente Oriental. Entre ellos, estaban: Lino Carreras, Diocles Torralba, Eisler Leiva Reyes, Manuel Bravo y el comandante Orlando Rodríguez Puertas ».
Luego, al trasladarme al Estado Mayor del Ejército, como comunicador, tuve algunos encuentros fortuitos con el comandante y en una ocasión recibí una orden directa suya, la de ir a Lajas:
«Llegué a su despacho y en una esquina había una corona de flores. Me ordenó ir a Santa Isabel de las Lajas. Había muerto Benny Moré y tenía la encomienda de depositarla en su nombre en la tumba del bien llamado Bárbaro del Ritmo, de quien Almeida había sido amigo y admirador ».

«Otras dos veces fui llamado ante su presencia por problemas relacionados con la disciplina militar, pero en ambas logré salir airoso, al explicarle lo sucedido y demostrarle mi inocencia, pues Almeida era un jefe exigente, pero justo ».
Amado Fidel Peña Toledano se licenció en 1968 y a partir de entonces vinculó su vida como chofer al trabajo del Partido. Así estableció relaciones con Arnaldo Milián, entonces secretario del Partido en Las Villas, y con Aníbal Enríquez, con quien trabajó varios años como su chofer en La Habana.
De 1982 y hasta su jubilación en el año 2000 laboró en la Empresa Textil Desembarco del Granma. Acá en Santa Clara formó una familia de tres hijos y está orgulloso de todos ellos y sus nietos.
Este sábado 3 de abril, Amado Fidel estará entre los invitados al acto conmemorativo por el aniversario 60 de la fundación del Ejército Central, y en su recuerdo no faltará el comandante Juan Almeida Bosque y su imperecedera impronta dejada en esta porción de la Isla.