Pequeños y «primeros » Lenin

El «Pequeños Lenin» fue uno de los cí­rculos infantiles pioneros de nuestro paí­s y Santa Clara, surgidos a partir del 10 de abril de 1961, cuando Vilma Espí­n dio vida a la idea de Fidel para ayudar a las madres trabajadores y con hijos.

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Niña en el círculo infantil Pequeños Lenin, de Santa Clara, Cuba.
Arriban los círculos infantiles a su 60 cumpleaños en circunstancias extraordinarias de enfrentamiento a la COVID-19. (Foto: Dayana Darias Valdés)
Dayana Darias Valdés
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10 Abril 2021

El cí­rculo infantil es, quizá, la más importante institución de Educación de este paí­s, les digo que es tan importante un cí­rculo como una Universidad, es más, voy a decir más, es casi más importante el cí­rculo que la Universidad, porque allí­ es donde el niño adquiere los primeros hábitos de la vida social.

Fidel Castro Ruz

Un niño juega acompañado por su educadora en el cí­rculo infantil Pequeños Lenin, de Santa Clara.
(Foto: Dayana Darí­as Valdés)

Para que niñas y niños compartan juegos, deberes y derechos sin que medien las diferencias. Para que su formación sea integral, para que aprendan a temprana edad que la vida es una carrera de fondo. Para las nuevas generaciones, la mujer empoderada; para que el paí­s marche al ritmo de sus hombres existen desde hace 60 años la que Fidel considerara la institución educativa más importante del paí­s: el cí­rculo infantil.

Estos centros facilitan el desarrollo fí­sico y mental armónico de los más pequeños, previenen enfermedades, trasladan a la vida familiar las costumbres y hábitos higiénicos y educativos de la institución, y ayudan a los padres a conocer y orientar mejor a sus hijos. Durante seis décadas, han favorecido la integración plena de las féminas a la sociedad, al desempeñar un importante papel en la formación de los infantes desde las edades más tempranas.

La ejemplaridad habla por sí­ sola, pues resulta sorprendente el conocimiento que los niños adquieren en estos planteles, a través de diferentes áreas del desarrollo como son: Lengua Materna, Nociones Elementales de las Matemáticas, Educación Fí­sica, Música, Artes Plásticas, Socio-Moral, Conocimiento del Mundo de los Objetos y Análisis Fónicos.

En un principio...

Vilma Espí­n Guillois carga una niña durante la inauguración de un cí­rculo infantil en Cuba.
Vilma Espí­n Guillois durante la inauguración de un cí­rculo infantil en Cuba. (Foto: Tomada de Internet)

En 1959, las alternativas de cuidado para los menores, desde el nacimiento y hasta cumplir seis meses de vida, eran muy limitadas. Cuba contaba solo con 38 creches fundamentalmente, para bebés abandonados que brindaban una atención asistencial, mientras, los llamados kindergarten y el grado preprimario de las escuelas figuraban como los únicos servicios de educación infantil. Además, en los barrios presupuestados por el Estado existí­a un grupo de aulas de preescolar individuales.

El personal que las atendí­a era formado en las escuelas normales de kindergarten. Para quienes egresaban de dichos centros, alcanzar un aula de este tipo era un verdadero privilegio, pues para lograrlo se necesitaban mucho dinero y relaciones polí­ticas con el gobierno de turno.

Entonces, como halo de salvación, el 23 de agosto de 1960, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz abordó la necesidad de estudiar y dar soluciones a los problemas de las mujeres cubanas trabajadoras y con hijos. Así­, la mano edificadora de Vilma Espí­n Guillois dio vida, el 10 de abril de 1961, a los cí­rculos infantiles, instituciones creadas para menores de cero a seis años de edad.

Si de la calidad del trabajo educativo depende la formación de los valores morales, ¿cómo contribuirí­an los cí­rculos a la socialización de los pequeños, así­ como a fomentar en ellos esos principios cí­vicos? ¿Cuánto contribuirí­an a la relación del niño con la vida, natural y social, que lo rodeaba? Estas interrogantes fueron enfrentadas con decisión por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). La naciente organización femenina se encargó de poner en práctica la hermosa obra de fundar instalaciones donde los infantes fueran atendidos de manera ordenada y personalizada, en las que sintieran el calor y el amor de una madre que los cuidaba, protegí­a y los formaba en los más puros sentimientos.

Vilma Espí­n Guillois durante la inauguración de un cí­rculo infantil en Cuba.
(Foto: Tomada de Internet)

Mujeres de toda Cuba se movilizaron en torno a tan dedicada labor. Su abnegación, entrega y respeto contribuyó a la recaudación de fondos para la construcción de cí­rculos infantiles. Se trató del primer trabajo comunitario con las féminas y todo el pueblo, unidos y enfrentando no solamente esta bella faena, sino también los infundios y falsos rumores de los agentes de la contrarrevolución, que pretendí­an hacer fracasar la obra y atemorizar a las madres.

La FMC se encargó de todo, incluyendo la capacitación del personal que trabajarí­a en los cí­rculos infantiles.

Ejemplo y amor van de la mano

Fue «Pequeños Lenin » uno de los cí­rculos infantiles pioneros de nuestro paí­s y Santa Clara. Así­ lo cuenta su directora, Gloria Velázquez Ojeda. En aras de ayudar a las trabajadoras, y responder al llamado de Fidel y Vilma, esta institución se erigió con una matrí­cula inicial de 80 niños y 30 trabajadoras federadas que no poseí­an preparación. Sin embargo, las asesoraban pedagogas soviéticas, las cuales impartí­an cursos cada 15 dí­as en La Habana a través de un proyecto que dio inicio a las primeras actividades de formación.

Una madre santaclareña dejando a sus hijos en el cí­rculo infantil.
Estas instituciones se han convertido en apoyo indispensable para las madres y los padres que trabajan en el sector de la Salud. (Foto: Dayana Darias Valdés)

Esperanza Reyes Pérez, educadora de segundo año de vida del «Pequeños Lenin », rememora con emoción el momento en que se cumplió este sueño altruista en apoyo a la mujer cubana: «Llevo 29 años en este cí­rculo. Entré jovencita, comencé como auxi ­liar pedagógica y me fui superando; me hice educadora, licenciada, y hoy soy máster en Educación Preescolar. Me enamoré desde el primer momento. Siempre me he dedicado a los niños de temprana edad comenta, mientras el pequeño Fabio se mueve inquieto y la mantiene en vilo. Me considero dichosa », concluye.

La posibilidad de prepararse, de crecer como mujer y profesional hace que Esperanza y todas las educadoras que allí­ laboran se muestren orgullosas y alegres, capaces de sobrellevar los malos dí­as y las dificultades que se presentan en el camino.

«Si hay algo que de verdad me emociona, que me ha marcado desde que trabajo aquí­, es poder pensar en mis compañeras. Las que me ayudaron a iniciarme no están ya, ahora soy yo la que forma a las nuevas generaciones, preparo a las nuevas educadoras y auxiliares, intento dar lo mejor de mí­. Cuando miro atrás y veo tanto camino recorrido, puedo sentirme completamente plena. Explico, ante todo, que este es un trabajo de mucho amor, y creo que por eso he llegado tan lejos, porque me apasiona lo que hago », enfatiza Esperanza.

En estos momentos, el «Pequeños Lenin » tiene una matrí­cula de 164 pequeños y 45 trabajadores (28 docentes y 17 no docentes). «Durante esta etapa de enfrentamiento a la COVID-19, nos hemos esmerado en la preparación de las condiciones para mantener a nuestros niños y personal a salvo », explica la directora del centro. Y es que, luego de un año de batalla contra el virus, el hecho de que ninguno de nuestros niños en cí­rculos infantiles se haya contagiado representa una verdadera victoria del sistema educativo cubano y de quienes trabajan con estricto rigor en pos de nuestros infantes.

Niños realizan la higiene de las manos en el cí­rculo infantil.
Niños realizan la higiene de las manos en el cí­rculo infantil.

Maykel Batista Pino, papá de Lekyam Jesús, cuenta: «Mi niño lleva dos años aquí­ en este cí­rculo, el trato ha sido excelente, no hay queja alguna. Cuando pienso en la situación que hoy se está viviendo, como padre me quedo tranquilo, pues sé que él está a salvo, que aquí­ se cumplen estrictamente las medidas sanitarias y que por ello no hemos tenido a pequeños infectados en la institución. Me voy a trabajar tranquilo porque sé que Lekyam permanece al amparo de un personal muy capaz ».

Por su parte, una de las educadoras responsables del quinto año de vida, Yiliane Oms López, cuenta que durante 15 años ha laborado en «Pequeños Lenin »; en la actualidad, con una matrí­cula de 34 niños en sus manos, la formación de valores continúa siendo su principal meta. «Aunque con la COVID-19 recibimos a menos niños en las aulas, no hemos parado de trabajar. Explicarles a los pequeños que deben mantenerse distanciados, lavarse las manos y cambiarse el nasobuco varias veces al dí­a no es tarea fácil. Sin embargo, estamos preparadas, siempre con los ojos abiertos y pendientes de que se cumplan todas las medidas sanitarias. Ahora, la prioridad es que los niños se mantengan sanos ».

Que no quepa duda de la calidad y el rigor con que se trabaja en esta institución santaclareña, y así­ lo confirma Gloria Velázquez Ojeda, máxima responsable: «El cí­rculo infantil constituye un lugar muy importante para la formación de los infantes, ya que en estas edades ocurre el 75 % de su desarrollo, y nuestro centro está preparado para potenciar hábitos y habilidades que tributen a su desarrollo integral. Las docentes se capacitan de forma permanente en licenciaturas, cursos de posgrado y maestrí­as, siempre trabajando de conjunto con la familia, que también resulta indispensable para la formación integral del niño ».  

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