Eneida: su pasión por los niños (+Video)

Vivencias de una fundadora de los cí­rculos infantiles en la antigua provincia de Las Villas y directora del primer cí­rculo construido por la Revolución en esta porción central de Cuba.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Carlos Rodríguez Torres)
Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
1829
10 Abril 2021

El amor a los niños ha marcado la vida de esta educadora. Se llama Eneida Garcí­a íguila. Está próxima a cumplir los 80 años y tuvo el privilegio de ser la directora fundadora del primer cí­rculo infantil construido por la Revolución en la antigua provincia de Las Villas, el «Hermanos Dí­az », situado en la calle 4 ª. y D, en el reparto Vigí­a, Santa Clara.

También Eneida, o Mami Eneida, fue fundadora de los hogares de niños sin amparo familiar, responsabilidad que, como directora, asumió por 15 años consecutivos hasta su jubilación en el 2005.

En ambos proyectos puso todas sus energí­as, y en los dos estuvo la mano de la eterna presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Vilma Espí­n Guillois, y la impronta de Fidel, artí­fice de una Revolución dentro de otra: la de la emancipación de la mujer y su igualdad de derechos.

Hoy, cuando se conmemoran 60 años de la creación de los cí­rculos infantiles, Eneida se convierte en una testigo de excepción, y sus vivencias son verdaderas clases de pedagogí­a y amor para las nuevas generaciones de educadoras, quienes tienen en ella un ejemplo a imitar y una fuente de sabidurí­a que no debiera desaprovecharse en función del futuro.

En el primer curso de directoras de cí­rculos infantiles

El 14 de septiembre de 1959, Eneida cumplió 18 años. Recién se habí­a graduado de Bachiller y atrás habí­an quedado los años infantiles pasados en el Hogar del Niño y en la Escuela de las Hermanas Cuesta.

Eneida cuando cursaba el bachillerato en la escuela Hermanas Cuesta. (Foto: Cortesí­a de la entrevistada)

La Revolución le abrí­a las puertas al futuro y de inmediato aprovechó la oportunidad al vincularse a las nacientes actividades en función de la emancipación de la mujer. Todaví­a recuerda su incorporación al Movimiento Femenino en Santa Clara que dirigí­an Haydée Leal e Isela Leonor Pantoja Tamayo, Chela, la hermana de Olo, el guerrillero que acompañarí­a al Che a Bolivia.

Un año después, en 1960, ya creada la Federación de Mujeres Cubanas, fue seleccionada para pasar un curso de directoras de lo que serí­an luego los cí­rculos infantiles, una hermosa labor que le fuera asignada a la naciente organización femenina.

En diciembre de 1960 estaba Eneida en La Habana, en una casona situada en la calle E, en el Vedado. De aquellas vivencias son este testimonio suyo, que tituló: «Una Revolución en la Revolución », escrito en 1997, al conmemorarse el aniversario 36 de los cí­rculos infantiles:

«Con gran emotividad rememoro ese primer encuentro entre compañeras de todos los rincones del paí­s, con diferencias marcadas, pero con un interés común: amor a la Revolución y los niños.

«De la breve estancia en la calle E recuerdo como el primer dí­a la visita de Fidel, el cual decide trasladarnos para el reparto Siboney (antigua zona residencial, abandonada por sus dueños). (…) de Fidel, lo que más me impresionó fue la pasión con que nos hablaba y alentaba de los planes futuros, su gran optimismo, el mismo que lo ha caracterizado siempre y convertido en uno de los grandes estadistas del mundo. A partir de ese hecho nos convertí­amos en las primeras becadas de la Revolución ».

Con el certificado de graduada del primer curso de directoras de Cí­rculos Infantiles, otorgado el 1ro de julio de 1961 (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Eneida en sus Memorias rememora los dí­as de Girón, esos que también cumplen ahora las seis décadas: «De todos los momentos, el más tenso fue la invasión a Girón, en abril de ese propio año (1961). Se nos interrogó a todas y se nos plantea: “Quien decida regresar a sus hogares, puede hacerlo, las que se queden, deben asumir todos los riesgos”.

«Se impuso un breve silencio, seguido de una respuesta al uní­sono: ¡Viva la Revolución! Todas nos quedamos. Nos incorporamos a las Milicias Nacionales Revolucionarias. A partir de Girón, nos graduamos de revolucionarias verdaderas y tomamos conciencia de lo que defendí­amos ».

El 1 º. de julio de 1961, en avanzado estado de gestación, se gradúa de directora: «Concluido el curso regresamos a nuestras respectivas provincias con un orden escalafonario, acorde con los resultados obtenidos (en su caso fue el número 3 de Las Villas) y nos incorporamos a pie de obra a la construcción de los cí­rculos infantiles no concluidos aún.

«Personalmente, por encontrarme en fecha de parto muy próximo, pues realicé el curso embarazada, me incorporé a la Dirección de Trabajo en la administración de los nuevos cí­rculos infantiles en construcción ».

Directora del Cí­rculo Infantil Hermanos Dí­az González

El 8 de febrero de 1962 se inaugura el «Hermanos Dí­az González », nombre que recibe el primer cí­rculo infantil creado por la Revolución en Las Villas, en recordación a los hermanitos Catalina y Lázaro, asesinados por las bombas de la tiraní­a durante la Batalla de Santa Clara.

Eneida, con 21 años aún por cumplir, asume como directora: «Son imborrables mis impresiones de esa fecha: niños desnutridos, con las barrigas hinchadas de parásitos, madres que en su mayorí­a trabajaban como domésticas en casas pudientes, analfabetismo. Se inició una batalla grandiosa: la elevación del nivel escolar desde las aulas nocturnas del propio cí­rculo infantil, del personal que atendí­a a los niños.

En un encuentro con fundadoras: a su izquierda, Eva Medina, primera directora del Cí­rculo Infantil Pequeños Lenin, y de pie, Eulalia Leiva, asistenta. (Foto: Cortesí­a de la entrevistada)

«No fue así­ por mucho tiempo, pues nuestra labor se fue perfeccionando en la medida en que también avanzaba el desarrollo de la nuestra revolución y su consolidación. Pero en esa primera etapa, la acción fue dirigida esencialmente a la salud de los niños y a su cuidado.

«Se define la estructura del organismo y se crea la Dirección Provincial de Cí­rculos Infantiles, dirigida nacionalmente por la compañera Clementina Serra, como una secretarí­a de la Federación de Mujeres Cubanas.

«Significativa fue la campaña del enemigo con la población referida a la privación de la Patria Potestad, cuestión esta que la combativos, en diálogo directo con las mujeres, en las tabaquerí­as y centros laborales donde se comenzaba a incorporar la mujer al trabajo, a fin de que enviaran sus hijos a los cí­rculos infantiles.

«Con el perfeccionamiento de la actividad educativa se hací­a necesario preparar a un personal más calificado e idóneo para a tarea: surgen las Escuelas de Educadoras de Cí­rculos Infantiles en 1970. Y en 1971 se crea la estructura que darí­a respuesta a nuevas exigencias: el Instituto de la Infancia ».

Otras tareas y recomendaciones al relevo

Eneida cumplirí­a otras muchas responsabilidades, siempre vinculadas a los niños y su educación. Estuvo en la Dirección Provincial de Cí­rculos Infantiles y del Instituto de la Infancia; en 1971, formó parte del secretariado provincial del Sindicato de la Educación, atendiendo al organismo de los cí­rculos infantiles.

De 1983 a 1987 se desempeñó como inspectora de Actividades Extraescolares y Becas y de 1987 a 1990 fungió como directora del cí­rculo infantil Muñeca Negra.

Carnet que acredita su habilitación como activista de la Cruz Roja (Foto: Cortesí­a de la entrevistada)

A partir de ese propio 1990 y hasta su jubilación, en 2005, por espacio de 15 años, dirigió el Hogar sin Amparo Familiar # 2 en Santa Clara, siendo Mami Eneida para todos sus niños, a quienes amó como a sus propias hijas y nietos.

Rodeada de niños en un cumpleaños colectivo durante su estancia como directora del Hogar de Niños sin Amparo Familiar #2 de Santa Clara. (Foto: Cortesí­a de la entrevistada)

Al solicitarle algunas recomendaciones a las nuevas generaciones, esta veterana educadora santaclareña afirmó: «Amar a la Revolución y a los niños sobre todas las cosas. Convertirse en protagonistas de su propia obra, como lo fueron aquellas compañeras.

«Ser creadoras incansables, eliminando la rutina y los esquemas. Ser entusiastas y optimistas como nos enseñó Fidel ».

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