
La zafra, a punto de expirar las operaciones, tiene el ingenio José María Pérez, en Camajuaní, como único que alcanzó su plan de azúcar en esta contienda marcada por limitaciones de recursos materiales durante unos 170 días de actividades fabriles.
El antiguo Fe terminó 18 366 toneladas métricas. En su empeño productivo dispuso de materia prima propia y de plantaciones de Encrucijada, así como del concurso de una brigada de especialistas del ingenio Abel Santamaría, en ese municipio. También tributó biomasa y una parte del crudo a la refinería Chiquitico Fabregat (Remedios), única del país que funciona sin consumo de petróleo.

A los trabajadores del sector, industriales y agrícolas, restan arduas faenas en las reparaciones a las maquinarias que se activarán en la contienda entrante. De igual forma las acciones fabriles en la extracción de derivados, la producción de alimentos y la siembra de caña, reclaman redoblar esfuerzos para disminuir importaciones e incrementar los ritmos económicos del sector.
En el cultivo de la gramínea estriba uno de los principales compromisos durante los meses entrantes. Hasta agosto, de acuerdo con el programa, estiman, a pesar de las medidas higiénico-sanitarias para enfrentar la COVID-19, y la falta de petróleo y accesorios de las maquinarias, plantar unas 7507,8 hectáreas, un volumen posible de alcanzar.

Al cierre de mayo solo sembró el 89,4 % de la superficie planificada, y aunque la deuda anterior disminuyó, la planificación quedó en unas 603 ha por debajo de lo fijado. Los agrícolas de «José María Pérez » (Camajuaní) rebasaron los pronósticos. En tanto «Panchito Gómez Toro » (Quemado de Gí¼ines), «George Washington » (Santo Domingo) y «Heriberto Duquesne » (Remedios) mostraron las mayores insatisfacciones.