
Al filtro del ron nacional, el Eminente Reserva de Cuba, algunos lo denominan «Caballo de Batalla » y otros, entre los que se incluye su maestro-creador, lo apostillan como heredero de los rasgos distintivos de los aguardientes nacionales en su versión contemporánea.
Constituye el último de los proyectos de César Augusto Martí Marcelo, un hombre que desde la Ronera Central Agustín Rodríguez Mena, adscripta a la Corporación Cuba Ron S.A., de Santo Domingo, habla con veneración de mezclas de bebidas y penetra con similar pasión en las historias y elaboraciones concebidas en destilerías y fábricas que desde mediados del siglo xix existieron en el centro del país.

Son dos delirios que, dijo en cierta ocasión, transitan casi al unísono. Van desde los laboratorios, los sitios de añejamiento, hasta archivos, bibliotecas públicas y diálogos interpersonales. La sabiduría se traduce en la aceptación del cliente foráneo, y por tanto, en ganancias para la economía cubana.
Junio se va con excelentes predicciones. Primero fue la conquista de dos Estrellas recibidas por el Cubay Extra Añejo 1870, galardón que concedió el Instituto Internacional de Sabor y Calidad (ITQI), en Bruselas, Bélgica, un exigente supervisor mundial en evaluación y certificación de alimentos y bebidas de consumo humano. Después llegó como «anillo ajustado al dedo » la Medalla de Oro entregada al ron Eminente Reserva de Cuba durante el China Wine & Spirits Awards, certamen que auspicia ese país asiático para vinos y licores.

El maestro Martí Marcelo siempre destaca del Cubay el color ámbar profundo, y el aromático y sedoso dulzor. En cambio, un superior «pliego de triunfo », sin desdeñar los atributos del otro ron, lo atribuye al Eminente, presentado hace poco en dos categorías claro carta blanca y el añejo de siete años, genuinas representaciones que tipifican la bebida cubana.
Esa última marca que ahora se exporta desde la fábrica villaclareña a países europeos se añeja por siete años, como mínimo, en barriles de roble blanco, y su líquido tiene un toque ahumado, con acotaciones de café y raspadura de caña de azúcar.
Del Eminente producido por Corporación Cuba Ron S.A. en Asociación Económica Internacional con el consorcio Louis Votom-Moí«t Hennessy, está «casi maduro el Reserva 14 años, una marca en vías de desarrollo », aseguró Martí Marcelo. También auguró amplias perspectivas de comercialización desde el momento preciso en que el producto, de acuerdo con sus características finales, salga al mercado. No obstante, añadió, «el diseño último de la mezcla goza de la aceptación de los clientes », según características organolépticas, y no desea apresuramientos.
Indudable expedición
Los lauros en esas y otras producciones, más allá de los resultados de calidad, ventas y prestigio internacional, convergen hacia crecimientos en los terminados y un proyecto de inversiones en naves de añejamiento y tecnología para consolidar el futuro industrial de la entidad licorera.
A las puertas del año entrante, el 21 de febrero, la Ronera Central llegará a su medio siglo de existencia, y desde hace un tiempo se maduran ideas y transformaciones fabriles, acotó Carlos Rubén Armas Díaz, director general.
«Ya no solo se trata del autoabastecimiento y generación eléctrica que propicia el primer parque fotovoltaico sobre cubierta de las cuatro naves de añejamiento. Ahora se requiere aumentar en 64 000 barriles la capacidad instalada en la curación del ron Eminente, que por sus particularidades tiene un ciclo largo », resaltó.


En movimiento de tierra está el enclave destinado a esas dos naves. Ahora solo cuentan con «unos 50 000 barriles para todas las producciones, y al adicionar los que tienen en programa garantizarán los crecimientos perspectivos para la demanda foránea y el mercado nacional en otras producciones », recalcó.
No obstante, ampliaron las ofertas en vertientes de rones, entre los cuales destaca la marca Sao Can, aguardiente de referencia de Cuba Ron S.A., así como las especialidades de Kawama y Paralelo 22, destinadas al mercado foráneo.
A pesar de las limitaciones económicas del país y las medidas higiénico-sanitarias para el enfrentamiento al nuevo coronavirus SARS-CoV-2, la industria dominicana, en las cercanías del ingenio George Washington, anuncia el montaje de otra línea de embotellado dedicada a rones de exclusividades, que incluyen Cubay, Eminente y Sao Can, entre otras bebidas de alta gama, acotó Armas Díaz.
Concluirán, además, la reparación capital de la destilería, planta que data de 1943 y en la cual antes dieron mantenimientos planificados a las áreas del bloque energético y de conductores, precisó.

Con estabilidad productiva asumieron otros surtidos de licores en el denominado proyecto Isla Verde, con Italia, en terminados de marca blanca, y están preparados para asumir en condiciones adversas renglones alternativos relacionados con la industria ronera nacional, dijo.
Al cierre de mayo entraron al país más de 1.2 millones de pesos aportados por las exportaciones de la industria dominicana. La cifra representó el 34 % del plan anual de producción y equivalió al 63 % de todo lo comercializado en mercados internacionales durante igual período anterior.
En tal sentido, «eso repercute en la economía de operarios y especialistas que, sin dejar de trabajar un solo día, recibieron de conjunto más de un millón de pesos por concepto de utilidades y montos de hasta tres salarios individuales, según los resultados productivos del año precedente », añadió el director general.
¿Y en cuanto a la festividad en febrero próximo?, pregunto a Armas Díaz.
Habrá sorpresas, con la publicación de materiales alegóricos, como se hizo con anterioridad en la revista Signos ( «En la expresión de los pueblos », número 68 de 2014), así como encuentros entre fundadores. Hablaremos de la historia del ron cubano en la región a partir de conocimientos y saberes que acumulan una tradición declarada Patrimonio Cultural de la Nación y, por supuesto, tendremos otras sorpresas, entre las que aparecen las inversiones que ejecutamos.

¿Aparecerá un tipo de bebida emblemática, tal como ocurrió con Remedios 500 y Santo Domingo 200, aniversarios cerrados de las fundaciones de esas localidades?, indago con el maestro Martí Marcelo.
¡Claro!, todo está previsto. Será un producto que representará la historia y tradición del ron y de nuestra fábrica. Por su aroma, sabor y textura albergará los momentos más significativos de la industria, y la bebida en su limpieza y transparencia tendrá los atributos identificativos de los trabajadores dominicanos que durante medio siglo funden cultura e historia en una usanza común.
Mientras llega la ocasión para el convite, desde la Ronera Central se abren otras exclusividades en una legítima práctica que promueve, con eficiencia y sostenida producción, un camino entretejido con los rumbos reclamados por la economía nacional en su empeño por traspasar fronteras y asumir exigentes mercados internacionales.