
Este 16 de agosto se estremeció la pista del Aeropuerto Abel Santamaría Cuadrado. Procedente de Santiago de Cuba, y con escalas en Holguín y Sancti Spíritus, un avión AN-26, cargado con oxígeno medicinal, aterrizó en Santa Clara.
En una misión por la vida, combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con el apoyo del Ministerio del Interior, descargaron los cilindros destinados a los hospitales de Villa Clara y prepararon un vuelo en helicóptero para trasladar otros hasta el municipio de Morón, en Ciego de ívila.
Durante los últimos días, la riesgosa operación se ha vuelto común en el país, para hacer frente a las dificultades en la cobertura de dicho recurso, derivadas de una avería en la planta productora principal. Así lo confirmó a la prensa el Dr. José íngel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, el 15 de agosto.

De acuerdo con José Luis Nápoles Guerra, coordinador de Programas y Objetivos del Gobierno Provincial, a partir de la creación del Centro de Dirección del Gobierno desde el pasado fin de semana, en Villa Clara se activó una estructura similar, para el control y seguimiento de la distribución del oxígeno a las instituciones de Salud durante las 24 horas. Lo integran un coordinador del Gobierno Provincial, y representantes de la Región Militar, el Ministerio del Interior, las direcciones provinciales de Transporte, de Economía y Planificación, y de la UEB Gases Industriales de Villa Clara.
Bocanadas de vida en Cuba
Aunque la gestión del sistema de Salud cubano frente a la pandemia retrasó el pico de casos, el archipiélago vive el peor momento epidemiológico, en medio de los efectos acumulados por la crisis económica mundial, el desgaste de recursos humanos y materiales, y la circulación de nuevos linajes del SARS-CoV-2 mucho más contagiosos, agresivos y letales.
La odisea mundial del oxígeno
En la misma proporción que los casos positivos al nuevo coronavirus, crecieron la demanda de oxígeno medicinal en el mundo, los precios en el mercado negro y las estafas. Aunque las crisis en Brasil e India acapararon los titulares durante los primeros meses de 2021, en muchos territorios de América Latina, ífrica y Asia se disparó la necesidad.
Durante cada pico de contagios, los países desarrollados han visto tambalearse sus producciones y reservas, mientras las naciones carentes de recursos, infraestructuras y sistemas sólidos de distribución quedaron, como siempre, heridas por una brecha insalvable.
Tengamos en cuenta que, a nivel mundial, la producción del gas con fines médicos alrededor del 10 % del total está supeditada al destino industrial, que garantiza la rentabilidad de las plantas. Las empresas Linde (alemana, aliada al grupo norteamericano Praxair), Air Liquide (francesa) y Air Products (estadounidense) concentran la mayor porción del mercado.
La solución definitiva a la agonía global requiere lo único que no tienen las naciones subdesarrolladas: tiempo y dinero. Como alternativas a la crisis, las que poseen plantas propias han optado por la reconversión del oxígeno industrial y el resto acude a la importación. Ante la inexistencia de una infraestructura adecuada para almacenar el oxígeno líquido en los hospitales, se impone el abastecimiento con cilindros, alternativa más cara y riesgosa.
En el documento Manejo clínico de la COVID-19: orientaciones evolutivas (enero 2021), la Organización Mundial de la Salud reconoce que el 15 % de las personas que padecen la enfermedad con síntomas, presentan un cuadro clínico grave que requiere oxigenoterapia y el 5 % llega al estado crítico.
Entre las 16 variantes genéticas identificadas en Cuba, la delta genera mayor preocupación, pues ya se ha extendido por más de 140 países y ha suplantado a las anteriores, tanto a nivel global como en el país.
Durante una intervención reciente en la conferencia de prensa del Minsap, la Dra. María Guadalupe Guzmán Tirado, directora de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, expuso que la carga viral de esta es mil veces mayor que la del virus detectado en Wuhan; los pacientes comienzan a transmitirlo solo cuatro días después de infectados y pueden contagiar a más del doble de personas que antes.
Detectada en Villa Clara desde mayo de 2021, la variante delta ha provocado un crecimiento inusitado de los enfermos y fallecidos. Según datos de la Vicedirección de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, en ese propio mes, 469 villaclareños adquirieron la enfermedad y murió 1. En junio fueron diagnosticadas 1757 personas y fallecieron 8. Al mes siguiente se reportaron 10 452 contagios y 56 muertes, y en lo que va de agosto suman 8594 casos confirmados y 85 fallecidos.
En diálogo con Vanguardia, el Dr. Víctor Cañizares Pérez, jefe del Departamento de Medicamentos y Tecnologías Médicas de la Dirección Provincial de Salud, destacó que gran parte de los pacientes que ingresan en instituciones hospitalarias requieren oxígeno de forma intermitente o intensiva, tanto los que se encuentran positivos a la COVID-19 como los afectados por las secuelas, luego de un PCR negativo.
Soluciones para «ayer »
Por muy objetivas que sean las causas de la crisis mundial del oxígeno, su reflejo en Cuba y la ino portuna rotura de la planta principal del país, ningún argumento llevará el soplo de vida a tantos pulmones deteriorados por la COVID-19 o por otras dolencias que no dejan de acechar.
Ni los enfermos abatidos por la fatiga que les aprieta el pecho, ni los familiares desesperados ni el personal de Salud que camina hace más de un año sobre el filo de la muerte, con el anhelo de salvar a todos, admiten tardanzas o errores, sino soluciones inmediatas.
En las declaraciones del pasado 15 de agosto, el Dr. Portal Miranda se refirió a los esfuerzos para reparar cuanto antes la avería de la industria cubana, la importación de oxígeno, la compra de concentradores para producir el gas medicinal en bajos volúmenes, y apoyar a los pacientes menos graves, la producción en pequeñas plantas de las FAR y de otros organismos, así como la distribución inmediata de las donaciones que recibe el país.
Si bien la disponibilidad no satisface la altísima demanda, el Dr. Cañizares Pérez explicó que se intenta garantizar el suministro, al menos, a los pacientes más críticos ingresados en los hospitales Arnaldo Milián Castro, Comandante Manuel Fajardo Rivero, Dr. Celestino Hernández Robau, el pediátrico José Luis Miranda, el Cardiocentro Ernesto Che Guevara y el instalado en la Escuela Especial Regional Marta Abreu, en Santa Clara; así como las instituciones hospitalarias de Sagua la Grande, Placetas y Remedios. No obstante, aclara que otros centros asistenciales lo han demandado y han sido abastecidos, según la disponibilidad.

«Tenemos alrededor de 120 personas ingresadas en las salas de terapia de toda la provincia. Aproximadamente, 53 se encuentran acoplados a ventiladores y al resto se les administra a través de una máscara o un catéter nasal. Además, muchos pacientes lo necesitan de forma periódica en centros de aislamiento y otras unidades asistenciales. En estos casos usamos también los concentradores, para garantizarles el medicamento. Hasta la fecha hemos distribuido 60 ».
De acuerdo con Roberto Moreno Almanza, técnico de procesos industriales que se encuentra al frente de la Planta Gasificadora de Villa Clara, no se ha detenido el llenado de más de 200 cilindros diarios para abastecer a la provincia. A pesar de las fallas naturales en todo proceso industrial, los trabajadores de la entidad se empeñan en evitar paralizaciones y retrasos.
Aprovechar mejor el que tenemos
Bajo la máxima de aprovechar todas las posibilidades para llevar los recursos a una mayor cantidad de pacientes, laboran unos 180 profesionales y técnicos de Electromedicina. De acuerdo con Reinaldo Pita Machado, director de este centro provincial, los esfuerzos se multiplican frente a la actual contingencia.
«Fabricamos reguladores, a par tir de reguladores industriales nuevos porque los usados pueden traer algún tipo de contaminación. Al ponerles dos medidores de flujo con sus humedificadores se beneficiarían dos pacientes. Pero si a cada flujómetro le conectamos una “Y†de salida, entonces serían cuatro. Claro, con el consecuente aumento del consumo y la disminución del tiempo de vida de la botella.

«Cuando llegamos a la situación crítica en la que estamos hoy, empezamos a independizar servicios dentro del hospital. Ubicamos pequeños bancos de suministro en algunas salas de terapia intensiva e intermedia, pre y postoperatorio del “Arnaldo Miliánâ€, donde se atendían a los pacientes más graves. Allí las condiciones físicas nos permiten cerrar las válvulas de alimentación para entrar, generalmente, con cuatro cilindros, y garantizar el servicio. Hicimos trabajos similares en el Cardiocentro y en el “Celestino Hernández†», detalló a Vanguardia Pita Machado.
Estas iniciativas no están exentas de riesgos, debido a la distribución de los bancos y la inexistencia de un sistema de alarmas. Ello obliga a redoblar la disciplina para evitar accidentes y pérdidas.
«En esta etapa se nos han roto muchos equipos, algo normal, porque estamos triplicando sus capacidades de explotación. Por ejemplo, el sistema de compresor de aire comprimido del “Milián†tuvo una avería significativa el pasado fin de semana. Buscamos piezas disponibles en La Habana y los trabajadores de la División de Talleres Enrique Villegas nos ayudaron con otras, para reparar con eficiencia y prontitud el daño de la máquina. También han trabajado junto a nosotros los compañeros de Cedai (Empresa de Automatización Industrial) y Planta Mecánica.

«Hace apenas unos días los trabajadores de Maquimotor Centro fabricaron y nos entregaron el prototipo de un medidor de flujo que vamos a probar. Será posible producir en la provincia un instrumento que hasta ahora se importa. También hemos hecho múltiples colaboraciones con la Universidad Central “Marta Abreu†de Las Villas para recuperar concentradores de oxígeno, sobre todo, los que tienen más de 15 años de uso y cuyas condiciones internas no permiten una concentración adecuada. Intentamos que todos puedan brindar servicios, y a los de mayor capacidad, les pusimos una “Y†para que alimenten a más de un paciente ».
Por fortuna, los salideros no representan un problema para Villa Clara. La institución más afectada en este sentido era el hospital Arnaldo Milián Castro, pero a finales de 2020 y principios de 2021 desarrollaron una reparación para eliminar las fugas de todas las tomas de pared.
«Nuestros trabajadores están recorriendo las áreas para resolver las dificultades que se presenten. Contamos con el apoyo de la Dirección Nacional de Electromedicina, y a pesar de la sobrexplotación que ha generado la COVID-19, el coeficiente de disponibilidad técnica ha seguido invariable en esta línea », aseguró.
Por último, Reinaldo Pita Machado llama la atención sobre el cuidado de los equipos, seguro de que cada pérdida representa luego una vida que se deja de salvar por falta de recursos: «La desinfección no puede ser con cloro, porque se destruye el equipamiento y luego no tenemos forma de recuperarlo. Deben usarse soluciones hidroalcohólicas con más de un 70 % de concentración; pero sin excesos ».
Durante los últimos días, el Gobierno, el sector empresarial, los trabajadores por cuenta propia y el pueblo en general han dado sobradas muestras de voluntad para evitar la falta de oxígeno y beneficiar a un mayor número de pacientes con el que hay disponible. Sin embargo, la ecuación se completa con la responsabilidad individual de prevenir la enfermedad. Mientras menos personas se contagien y lleguen a la red hospitalaria, más recursos quedarán para tratar a los que ingresen. A veces un nasobuco, un par de metros de distancia y una solución hidroalcohólica pueden ser la primera bocanada de aire.