
Allá en la antigua colonia El Cubano, entre lo que antes fue el ingenio Carmita y Vega Alta, residió una parte de los ancestros dedicados al fomento de la caña de azúcar, los cultivos varios y una incipiente ganadería. Era algo así como una hacienda comunera, donde, con el apego familiar, echaban p' alante en la producción agropecuaria.
Años sin ir por esos sitios: desde 2002 no brota humo de la chimenea del ingenio, y de las majaguas del vial de acceso a la industria no queda rastro, y hasta la añeja estación ferroviaria, próxima a cumplir 100 años, está a punto de desaparecer. De la vieja iglesia queda en pie un asomo en el tiempo…
En un ambiente con atisbos de desolación persiste un emprendimiento para producir alimentos, y desarrollar vegas de tabaco y criar animales, principalmente ganado vacuno para el sustento familiar y la producción lechera, ahogada también en entregas a la industria por el pésimo estado de los viales comunitarios.
Osadía agrícola
Bien recuerdo los árboles de antaño, con maderas preciosas, y los campos irrigados con agua a partir del empleo de turbinas de petróleo. En algunas fincas se produce alimentos para ventas contratadas con el Estado, y el tabaco retoma aquel aroma de Camajuaní, un territorio que ahora plantó más de 290 hectáreas del cultivo, en lo fundamental de sol ensartado aunque abunda también el tapado.

En buena parte de la finca de los ancestros, con excelentes suelos, el primo Misael Machado Santana, siempre presto a «tender una mano» a los sembrados, entre viandas, granos y hortalizas, asumió la siembra de tabaco de la tecnología sol ensartado, y aunque dice que es la primera vez que la acomete, le recuerdo que allí mucho que se cosechó la solanácea. Cerca de la vivienda familiar, y al remanso de árboles, le digo que existió por décadas una casa de curación para las hojas acopiadas, y después aquellos cujes de güin de castilla que antes sirvieron para sostener las ramas, se mantenían erguidos en tiempos de inactividad del veguerío.
Ahora Misael, integrante del Movimiento Político-Productivo de los 90 en Camajuaní, apostó por cosechar nuevamente tabaco, sin abandonar los cultivos varios, y sueña hasta en un futuro impulsar un semillero tradicional en la zona y también crecer en superficies agrícolas de vegas de sol ensartado y de tapado.
De la fuerza agrícola que lo acompaña en el cultivo dice que no hay problemas. «Después que el ingenio se desmanteló muchos jóvenes encuentran en la agricultura una opción estable de trabajo. No obstante, el campo es duro y constituye un camino para el sustento diario de toda familia de las cercanías. Así ocurrirá con las ensartadoras, mujeres que brindarán el concurso en la casa de beneficio», precisó.

«Solo planté en la temporada tres hectáreas de tabaco, y el cultivo, con sacrificio diario y atención de campesinos que, al igual que yo, aprenden todos los días a partir de los instructivos técnicos, de aplicación de ciencia y técnica, y los conocimientos que aportan otros cosecheros, va bien y estamos en fase de recolección de hojas que, por sus características, muestran calidad y excelente porte», aseguró.
En menos de una semana, en las cercanías de la casa de Elsa y Roberto, los progenitores, comenzaron a perforar hoyos para colocar horcones de la casa de beneficio. Apareció la madera y las planchas de zinc, y de Manicaragua una fuerza especializada se posesionó en el lugar para concluir la obra.

«Ante el desarrollo vegetativo de la planta y la inminente cosecha tomé posibles precauciones para el secado de las hojas, pero ya, por fortuna, dispongo del área de beneficio, y un día no remoto tendré aquí paneles solares como fuente de energía alternativa», argumentó.
Machado Santana, socio de la Cooperativa de Créditos y Servicios Antonio Maceo, anhela, como todo agricultor, que este año con el tabaco y los cultivos varios —como otras veces en fomento y cosechas de viandas, granos y hortalizas—, salgan buenas cosechas.

«Del tabaco, si todo brota como está prensado por los técnicos que visitan la vega, los resultados serán satisfactorios, y entonces iré en crecimiento paulatino de áreas. Aquí en las cercanías el agua —del curso fluvial y aliviadero del río Sagua la Chica luego de su paso por la Minerva y con turbinas de petróleo—, el cultivo del suelo con bueyes, o el apoyo de equipos mecanizados, permiten seguir delirando con los pies sobre la tierra…», apuntó.
En 18.11 hectáreas (1.35 caballerías) el agricultor cree que lo «importante no es la cantidad de tierra que se tenga, sino que, una vez cosechado un cultivo, logres cosechas productivas, y vuelvas a roturar, a alistar el suelo y a plantar según las movimientos recomendados: ese es mi secreto. Es la razón por la cual también me aventuré a sembrar papa junto con otros campesinos de Camajuaní», añadió.

Sin abandonar otros cultivos, tradicionales en la finca, excepto col que no plantó por carencia de semillas, en El Cubano, a pesar de las limitaciones de combustibles, o de energía eléctrica para el riego de agua, persiste un ánimo por incrementar los volúmenes de las recolecciones. Aquí se piensa, incluso, en desarrollar la lombricultura, fuente para enriquecer suelos degradados y desplegar la agroecología. «Ahí está el presente y todo lo que vendrá», acotó.
Del tabaco no se puede quejar. «De lo contratado con la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco La Estrella, y su entidad de base en Camajuaní, llegaron los recursos materiales para fomentar la vega, y también edificar la casa de curación, y pensar en la obtención de rendimientos agrícolas y calidad de la hoja, muy superiores a los imaginados en un principio», dijo.

Ya la recolección está del campo a la casa de beneficio, y el primo opina que «todo va a salir bien en las cosechas de cultivos varios, y en especial de papa y tabaco, dos plantaciones que ahora, por vez primera, se asientan en la finca que, como dices, miran hacia aquella voluntad de echar hacia adelante la tierra de los progenitores».
De allí partí en la tarde, en tanto el sinuoso camino —casi vecinal y tupido por malas hierbas en las cunetas—, hizo reflexionar que en cada lugar, a pesar de las adversas condiciones materiales que lo rodean, hay gente dispuesta a empujar para crecer en todos los confines productivos. Eso, en los actuales tiempos, trasciende por lo necesario y urgente.