
Preservar el entorno más que una tarea constituye responsabilidad compartida entre ciudadanos y organismos que tienden sus miradas y acciones para lograr el propósito.
El empeño no es exclusivo del Citma porque la cadena de contribuyentes es multifactorial y abarca a numerosos actores.
En el caso del Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAMVC) de Villa Clara su directora, la máster Danaily de la Caridad Padrón Zamora, está consciente del aporte de su equipo en el cuidado de la flora y la fauna, en seguir el corredor de las aves migratorias, velar por la salud de corales y manglares, y por el estado de las áreas protegidas, entre un grupo de objetivos básicos.

Con satisfacción se refiere a proyectos propios vinculados a lograr la sostenibilidad, a la Resiliencia Costera, sin minimizar la gestión comunitaria para la adaptación al cambio climático a partir de una base territorial.
Está el monitoreo de playas con la rehabilitación comenzada en 2017 y su continuidad evaluativa en torno a la caracterización de las aguas, el comportamiento biológico y la calidad de las arenas.
Figura en la cartera la observación al área protegida marina del Parque Nacional Los Caimanes que en sus 17 años mantiene la estrategia prioritaria en aras de cuidar su diversidad y el equilibrio del ecosistema, a la vez que resulta el único parque natural existente en Villa Clara y está considerado entre las cinco Áreas Marinas Protegidas de mayor interés en el archipiélago.
Existen acciones dirigidas al monitoreo del archipiélago Sabana—Camagüey, a la percepción social en determinadas comunidades, en tanto el proyecto de redes ha derivado capacidades que posibilitan la formación del personal mediante la utilidad de talleres y otras vías a partir de conocimientos que buscan el intercambio de ideas.
Las fragilidades del entorno dejan establecidos los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos atribuidos a las penetraciones del mar y fuertes vientos en localidades elegidas, así como el seguimiento ambiental en función de la Tarea Vida o enfrentamiento al cambio climático, y el proyecto internacional Ecovalor.
Regulaciones y seguridad
Compete a la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), entre tantas funciones, mitigar los impactos acumulados por la Naturaleza a partir de sus determinaciones en la aplicación de los sistemas de gestión de la calidad encaminados a las inspecciones ambientales y autorizaciones a procesos que cumplan normativas y resoluciones sin dañar el entorno.
El Dr. C. Yuniey Quiala Armenteros, al frente de la ORSA villaclareña, alude a la competencia del equipo en el control de los desechos peligrosos y de aquellas instalaciones con riesgos biológicos, al tiempo que no cierran ojos ante las indisciplinas que atentan contra la flora y la fauna, junto a otros recursos naturales.

La mirada de su colectivo no se aparta del seguimiento a los procesos inversionistas y consulta de microlocalizaciones. Tampoco excluye la capacitación de los nuevos actores económicos en materia de las regulaciones vigentes, y participa en diversos proyectos internacionales vinculados con las directrices ambientales cubanas.
El territorio dispone de 85 Mipymes de interés para el control regulador extendido a los propios actores económicos, y se ha establecido un sistema de control de emisiones y transferencias de contaminantes (movimiento de elementos de un ecosistema a otro) de acuerdo con las resoluciones vigentes.
Se cuenta con 136 entidades prioritarias para la Declaración Jurada ante desechos peligrosos, contaminantes de aguas marinas y terrestres, otras que emiten hacia la atmósfera, y sitios de disposición de desechos sólidos; sin embargo, del total de las entidades solo 113 han declarado sus respectivas situaciones.
Vale señalar que la ORSA realiza la inspección estatal ambiental articulada con la Aduana de Villa Clara, el Cuerpo de Guardabosques, la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, la filial del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (INOTU), la Dirección Integral de Supervisión (DIS) y la Oficina Nacional de Inspección Estatal (ONIE), entre otros.
Lo circular de la economia
Si bien Villa Clara trabaja en la transición hacia la economía circular desde 2023 la sumatoria queda abierta ante lo que muchos expertos denominan las siete R: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, recuperar y reciclar.
Subraya la máster Mayelín Buedo Domínguez, jefa del departamento de instrumentos de dirección para la política ambiental, que 15 entidades de sectores priorizados iniciaron el camino en la rama industrial, agroalimentaria, construcciones, residuos sólidos urbanos y turismo. Ahora el total es de 46 al incorporarse 31 el pasado año.

Vale decir que en 14 de ellas se obtiene un aumento significativo de las ganancias, en tanto seis reducen los costos. Por otra parte, 13 no generan desechos sólidos con destino al vertedero, todas crean empleos, mientras nueve están asociadas a proyectos de desarrollo local.
Las directrices de EC no solo minimizan el impacto ambiental, también promueve la eficiencia de recursos y ofrece oportunidades económicas sostenibles.
Una conclusión se deriva de su esencia. Al extender la vida útil de los productos y cerrar el ciclo de uso de los insumos, la economía circular es crucial para el logro de una sostenibilidad ambiental y económica, ante problemas globales que golpean como la escasez de recursos y las influencias del cambio climático.
Tanto el CESAM como la ORSA y el empleo de la economía circular se abrazan con sus aportes a las dimensiones de lograr entornos más saludables.