
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), obesidad y sobrepeso implican una acumulación excesiva de grasa que puede resultar nociva para el cuerpo humano. Se trata de un problema alarmante a nivel mundial que agita cada vez más el quehacer investigativo de los profesionales de la medicina. Sus consecuencias para los distintos grupos etarios se han convertido en un tema tan sensible como recurrente. Sin embargo, ¿cuánto conocemos sobre obesidad y gestación? ¿Cómo proceder en el caso de mujeres en edad reproductiva?
Desde la Sala de Diabetes del hospital ginecobstétrico villaclareño Mariana Grajales, el personal médico y las pacientes confluyen a diario con la conciencia y el corazón vertidos en esas interrogantes. En dicha institución, Vanguardia conversó con el Dr. Juan Antonio Suárez González, especialista de II grado en Ginecología y Obstetricia, profesor titular de la Universidad de Ciencias Médicas de la provincia e investigador auxiliar. El también Doctor en Ciencias es miembro del claustro de un programa doctoral denominado Ciencias Básicas como fundamento para las clínicas médicas, proyecto diseñado para el diagnóstico de la obesidad al inicio del embarazo mediante el empleo de mediciones antropométricas.

«La obesidad se ha medido tradicionalmente en el mundo entero mediante el índice de masa corporal (IMC), pero hay muchas investigaciones internacionales, nacionales y ya locales que han demostrado que el IMC no distingue la masa grasa de la masa muscular.
«El programa tiene cuatro líneas. Somos los responsables de la número uno, que estudia todo lo relacionado con el embarazo, el parto y las mediciones antropométricas. Tenemos una experiencia de más de diez años y han aparecido bases de datos de distintas pacientes. Por ejemplo, mujeres que por su índice de masa corporal son normopesos, con embarazos normales y sanos; pero al realizar estas mediciones, se comprueba que no son tan normales ni tan sanos. Se presenta una obesidad mórbida (grado extremo) o una obesidad troncal o abdominal, la cual resulta más difícil debido a la acumulación de los lípidos».
Según Suárez González, a partir de dichos estudios se han establecido algunas circunferencias en el cuerpo, y, asimismo, se ha trabajado con análisis y elementos de ultrasonido. Como conclusión, se obtiene que existen otras maneras de buscar obesidad que no tienen nada que ver con el conocido índice de masa corporal; es decir, no consiste en quedarse solamente en ese indicador, sino en avanzar un poco más allá.
Métodos sencillos para un enfoque de riesgo
«Hay mujeres —continuó el Dr. Suárez— que tienen una obesidad mórbida, enfermiza, o una obesidad central y no lo saben. Con esto perseguimos un enfoque de riesgo. A ellas las pasamos a un protocolo de obesidad, con las ventajas que ofrece. Se les brinda un seguimiento más estrecho del peso y se realizan pruebas bajo la probabilidad de diabetes».

A decir del especialista, las cinco mediciones se aplican en el primer trimestre del embarazo, pues hasta las 13 semanas, la gestante todavía no ha cambiado la silueta femenina. Las circunferencias a delimitar se concentran en las zonas del cuello, el brazo, la cintura, la cadera y la muñeca.
«La circunferencia del cuello posee un gran valor, puesto que se relaciona mucho con la resistencia de insulina. No tenemos punto de corte nacional ni mucho menos local; pero ya existen posibilidades de buscar esas cifras. El punto de corte internacional y de algunos estudios nacionales de no embarazadas es de 36 centímetros, aunque aquí podemos encontrar mujeres con una circunferencia de cuello de 38 o 40.

«En la circunferencia mediobraquial se localiza un punto medio en el brazo. Si la gestante es derecha, se busca en el izquierdo, y viceversa. Otra medición es la de la muñeca, con una media internacional de 17 centímetros. Pretendemos hallar la media de la mujer en la provincia, porque las que viven en nuestros municipios no tienen nada que ver con las de otras zonas de Cuba», añadió.
Con respecto a las mediciones de la cintura y la cadera, comentó que deben realizarse con obligatoriedad durante el primer trimestre, pues no tendrán ningún valor al crecer el vientre.
«Se calcula la diferencia entre la cintura y la cadera. Si se obtiene más de 0.85, ocurre un riesgo cardiometabólico, o sea, de padecer a corto y largo plazo enfermedades del corazón y metabólicas, como la diabetes mellitus», precisó el investigador.
«Ahora la OMS promueve un eslogan del embarazo como ventana al futuro. Detectar factores de amenaza en la gestante puede ser útil para mantenerlo toda la vida como un enfoque de riesgo en su área de Salud.
Extender las soluciones
Resulta de vital importancia que este ejercicio se asuma en la atención primaria de Salud. De acuerdo con el Dr. C. Suárez González, el embarazo se capta a través del médico de la familia y, en los primeros 15 días, se acude a la consulta multidisciplinaria de evaluación, donde cita el ginecobstetra del área, y también ocupa un rol necesario el especialista en nutrición.
«Ya en todos los municipios de Villa Clara, en todas esas consultas, se están aplicando esas cinco mediciones. No lo hacen en ningún otro lugar de Cuba. Es una propuesta nuestra. Estamos probando aquí para proponerlo a la Dirección Nacional del Programa de Atención Materno-Infantil (PAMI)».
El profesor titular ofreció detalles acerca de una aplicación para teléfonos celulares, la cual se encuentra en desarrollo, y será de mucha utilidad para los médicos y el diagnóstico de las pacientes.

«Usted puede buscar el índice de masa corporal de la mujer, que es a lo que estamos acostumbrados, y agregar a la aplicación el peso y la talla. El sistema te dirá qué grado de obesidad tiene. Justo eso queremos hacer, pero no con el IMC, sino con los elementos nuevos. Pretendemos que la APK indique las acciones a tomar con la paciente. Los estudiantes de Medicina se están encargando de eso y ya hay algunos avances».
La diabetes gestacional constituye otra de las complicaciones a predecir en este servicio. En tal sentido, el Dr. C. Suárez González explicó que las mediciones, unidas a aspectos como los análisis de sangre o los ultrasonidos de la gestación, predicen este tipo de diabetes, que termina cuando se da a luz. En cambio, una notificación sorpresiva de este padecimiento supone que la mujer a veces necesite insulina o se afecte la vitalidad del feto, lo que tiene una repercusión en la vida futura del niño.
El especialista se refirió también a la medición de pliegues cutáneos (bicipital, tricipital, subescapular y suprailíaco) mediante un plicómetro, la suma de estos y las fórmulas matemáticas para estudiar la obesidad. Vale destacar que los procedimientos no requieren una gran inversión ni equipamientos de alto precio, solo con la cinta métrica y un entrenamiento mínimo la propia paciente aprende.
«En el mundo entero hay una tendencia a enseñar a las personas a medirse el cuello, el brazo, la muñeca, para que tengan una autopreparación y una autorresponsabilidad con respecto al peligro que puedan correr», enfatizó Suárez González.
El médico hizo alusión a cinco tesis doctorales defendidas y otras encaminadas, dado que cuentan con proyectos sobre diabetes pregestacional; es decir, la paciente que ya era diabética antes del embarazo, lo que incide favorablemente en la predicción del control metabólico, factor esencial en la diabetes a la hora de reducir las dosis de medicamentos.
En estos momentos, el equipo médico prepara otro proyecto acerca de diabetes en el puerperio, para el cual esperan un nuevo equipamiento acorde con los pesos de las gestantes de la sala.
Aprendices a tiempo completo
Seiné González Puentes, residente de tercer año en Ginecología y Obstetricia, propone una investigación basada en la influencia de los fenotipos de obesidad en el control de las pacientes diabéticas gestantes.
«Un fenotipo de obesidad no quiere decir que la paciente sea obesa, sino que la fémina presenta igual o similar índice de masa corporal; sin embargo, se comporta con un perfil metabólico diferente y tendrá un pronóstico de salud distinto. Lo estamos estudiando por primera vez, y, para eso, utilizamos las medidas de las circunferencias y pliegues. Con ello se están creando fórmulas matemáticas que nos ayudarán a predecir cómo esto influye en el control de las pacientes diabéticas, en la necesidad de insulina, en aumentar la dosis. Esto impacta en ellas y también en el feto.
«Se trata de una novedad. No teníamos una tesis previa; por tanto, no podemos compararlo con otros estudios, pero es factible. Solo precisamos de la cinta y el plicómetro. Estamos trabajando con pacientes diabéticas, y la diabetes significa un riesgo considerable para el embarazo, el feto y la vida».
Por su parte, Nereisy Águila Prieto, gestante de 36.4 semanas en el momento de esta entrevista, comentó a Vanguardia sobre los varios ingresos que ha tenido para el control metabólico.
«Acá nos enseñan, principalmente, cómo llevar la dieta. La diabetes se divide en varias pautas terapéuticas; una es la dieta y otra el tratamiento. Además, conocemos sobre el cuidado con el peso. La enfermera, el médico, el obstetra y el endocrino nos orientan cómo balancear los alimentos para que no nos suba la glicemia».
La paciente de 43 años resaltó los cuidados que ha recibido en la sala, así como la empatía con el personal médico.
«En cuanto al medicamento, nos indican las frecuencias y los horarios para ingerir las pastillas. Asimismo, nos muestran el sitio de inyección a través de un mapa insulínico y con qué tiempo de antelación se coloca respecto a las comidas. En este caso, la insulina se inyecta 30 minutos antes de consumir alimentos. Aquí aprendemos a conocer nuestro organismo», concluyó.
Ciencia, disciplina, esfuerzos e investigación coexisten en un proyecto que, pese a su novedad, promete cosechar los frutos de la prevención y el autoconocimiento para aquellas que albergan, en la cavidad del vientre, el retoño de la vida.