Bregar desde el silencio

A pasos lentos la finca «La Victoria», en Santa Clara, desde áreas diversificadas, consolida producciones agropecuarias para la comercialización directa de cárnicos y pienso animal dirigida a la población y criadores del municipio.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Fomentar líneas puras de cerdos, a partir del mejoramiento genético, está en las líneas estratégicas de la finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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04 Septiembre 2025

Allá, en lo que llaman el Concuní, una finca de perfeccionamiento pecuario se fomenta en lo que antes constituyeron marabuzales ubicados a la salida de la ciudad. Solo existía una pequeña edificación abandonada, y a golpe de machete, hacha y mocha, las plantas parásitas dejaron de crecer para exhibir suelos fértiles destinados a las siembras de cultivos varios.

En el lugar, próximo a la Carretera Central, rumbo a Placetas, abunda el plátano y la yuca, y tienen perspectivas de iniciar el fomento de frijol y otras siembras. A los alrededores del sitio, aledaño al cauce del río Ochoíta, existen frutales y plantaciones silvestres de la palma real, empleada en ocasiones en la alimentación de animales, así como en menesteres hogareños y agrícolas.

Ante la carencia de desmochadores el goteo habitual de los frutos de la palma real se empleara para crear un coto porcino. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Desde hace 26 años, Manuel Antonio Delgado Moya, oriundo de Sitio Potrero, en Placetas, volvió a las andanzas del campo y a las enseñanzas del padre cosechero de cultivos, y tomó en usufructo la finca La Victoria, perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) El Vaquerito, en Santa Clara, adscripta a la producción agropecuaria.

La agroecología constituye un elemento determinante en el hacer productivo de la finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)

En apenas 5.16 hectáreas —constreñidas por otras superficies subutilizadas e infestadas de marabú que ya tiene en proceso de solicitud—, dispone de un estanque pequeño para la crianza de clarias, naves para cerdos, aves, carneros y una fábrica de piensos criollos.

Un lustro atrás

Sin nombramiento para establecer el Proyecto de Desarrollo Local (PDL) con el Gobierno de Santa Clara, y un fondo propio de unos 20 000 pesos, crearon compromisos de trabajo con otros campesinos del Consejo Popular de Manajanabo para comercializar pequeñas producciones agropecuarias, y así creció la responsabilidad y seriedad de tres trabajadores incorporados entonces a la finca.

En carretón tirado por caballos se adentraban en los campos para recoger las cosechas distribuidas en puntos de ventas hasta que, un año después, llegó la aprobación del PDL y el financiamiento de un millón y medio de pesos para ejecutar inversiones y otras metas agropecuarias incorporadas al Autoabastecimiento Alimentario Municipal (AAM) que promueve el país, empeñado en disminuir la dependencia de las importaciones.

Durante el período de la COVID-19 continuaron las labores agropecuarias. Las infraestructuras de crianza animal aumentaron al punto de erigirse en la actualidad en una fortaleza en los acopios de huevos, entre los que incluye de codorniz, así como de producción de pienso criollo, de pescado, mejoramiento genético del cerdo, y de embutidos a partir de picadillo de pollo y especies de agua dulce.

La elaboración de pienso criollo, con alto valor alimenticio, y de harina de pescado, pilares en la comercialización para criadores del municipio. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«El vínculo con entidades estatales, centros de investigaciones científicas y productores de la zona posibilitan, en parte, fortalecer el autoabastecimiento municipal y la atención directa a enfermos y personas vulnerables e instituciones hospitalarias de la zona», señaló Delgado Moya, un exdeportista especializado en la sicología operativa.

En su módulo pecuario y fábrica de pienso, lo acompaña Maylín Gatorno Martínez, la esposa, así como unos 13 trabajadores que, con compromisos individuales, acometen otras tareas para «sacar» las producciones diarias. La finca, con independencia de fuente de empleo segura, genera ingresos monetarios que permiten salarios mensuales superiores a los 10 mil pesos y reparto de utilidades que duplican ese monto.

La familia de Delgado Moya está consagrada a labores agropecuarias y la conquista de galardones deportivos en los hijos. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Acogidos al Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, llegaron cerdos, sementales, del tipo Landrace y Duroc para ampliar las perspectivas de mejoramiento racial con cruzamientos de hembras criollas y acelerar el crecimiento animal y disminuir volúmenes de grasa.

En las naves, gracias al empleo de microorganismos eficientes, materiales orgánicos y limpieza extrema, no existen malos olores, y cuentan con 46 reproductoras y sementales. Aspiran a llegar a 100 cerdos y fomentar un coto que aprovechará el goteo de palmiche en un área pequeña en la cual abundan 56 palmas reales de la finca. El diseño del programa mantiene el genofondo autóctono del cerdo criollo, y la conservación de rebaños puros que impulsan la sostenibilidad de la encomienda. Una parte de las crías obtenidas se venderá a productores seleccionados por el territorio, según dijo Delgado Moya.

Igual se hará con la producción de pie de cría de aves semirústicas: «En la obtención del pollito salido de la granja avícola de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), a partir de un huevo seleccionado que entregaremos a esa institución, venderemos un animal de 21 días de nacido listo para entrar a patios de crianza», añadió.

La producción de huevos de gallinas Lehom, para incubadoras, se inscribe en los resultados perspectivos de la finca de Santa Clara. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«A esos productores irán dirigidas las ventas de pienso y harina de pescado, y constituye parte de nuestro compromiso para apuntalar el autoabastecimiento local. También en breve, a pesar de que la pequeña superficie agropecuaria limita nuestro crecimiento, fomentaremos en la finca formaciones de conejos, chivos y carneros. Ya están conciliadas las compras de animales, las infraestructuras y los servicios veterinarios», precisó. 

En perspectiva está aumentar el área para la pregerminación de maíz en el hidropónico, construir otros pequeños estanques en la crianza de claria, fomentar plantaciones forrajeras, adicionadas a las existentes, y montar un molino de martillo y una briqueteadora de bloques multinutricionales. También se insertarán en un proyecto de colaboración internacional Cuba-México para el desarrollo agropecuario.

«Todo se hace con el concurso de entidades estatales del municipio y de centros de investigación de la provincia para nutrir al campo de mayor caudal de ciencia, acompañada de la sabiduría guajira», acotó Delgado Moya, un productor que años atrás plantó tabaco al sol en su finca y consiguió trascendentes lauros productivos.

Misión generosa

Junto a las comercializaciones habituales de pienso y huevo, así como de embutidos, picadillo y condimentos elaborados —producción cooperada con una entidad avileña a la cual suministran materia prima— en puntos de venta de Pescavilla en Santa Clara, ya es habitual que desde la finca La Victoria lleguen donaciones a instalaciones de Salud y Educación en la cabecera provincial.

Personas encamadas y enfermos de cáncer también reciben por mes suministros de alimentos obtenidos en la finca. Unas 120 familias de la comunidad se benefician, a precios no subsidiados y con solo un 10 % de incremento de los costos, de todo lo que allí se obtiene. «No se trata de enamorar para estar contento», apuntó.

Los volúmenes de acopios de huevos contribuyen a disminuir carencias de alimentos en centros asistenciales y ventas directas a la población. (Foto: Luis machado Ordetx)

«Ese espíritu altruista, humano, de enseñanza de nuestros ancestros y un anhelo esencial en lo personal, está anclado en disminuir las dependencias de las importaciones y brindar seguridad alimentaria a los residentes en la comunidad. Donde se puede incorporar un precio se hace, y donde no, pues lo donamos», recalcó.

«Igualmente sucede con 67 donantes voluntarios de sangre. Todos los meses tienen un modulo de huevos y carne de carnero, a precio de costo. Y esa es nuestra misión: servir a quien sirve al pueblo y estar allí junto al que más lo necesita para suplir carencias de alimentos», afirmó.

Otros sueños salen de aquí, en las cercanías de Manajanabo: producir embutidos para niños celiacos. De las producciones obtenidas por más de mil 500 campesinos de la zona que tributan acopios, principalmente granos para la elaboración del pienso criollo, están las cosechas de sorgo. Este grano, sin gluten, de acuerdo con las indagaciones del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) de la UCLV, puede emplearse para evitar desbalance gástrico y mejorar la calidad de vida de los aquejados con esa enfermedad.

«Es parte de nuestro sueño: la minindustria existe, y también los cárnicos, sea cerdo, pescado y pollo, así como el sorgo. Emplear el cereal, con producciones estables de embutidos, después de practicadas las pruebas de rigor del alimento, será una realidad inmediata. Estamos en diálogo con el Dr. C. Orlando Saucedo Castillo para escuchar todos sus consejos, porque conocemos que el sorgo tiene alto contenido de zinc y hierro, y puede emplearse, además, para contrarrestar las anemias y la diabetes mellitus de tipo 1, entre otras bondades», aseguró.

En diferentes etapas el sorgo y su uso en la industria causaron furor en la elaboración de maltas, cervezas, pan, galleta y dulce, y hasta en cárnicos. «Nosotros queremos incursionar en el mundo de los embutidos y la meta está cercana. Eso contribuiría a reforzar la alimentación de personas con dietas estrictas sin empleo de gluten», reflexionó.

«El sorgo abunda en nuestros campos, se puede rotar con el tabaco y hasta fertiliza los suelos. También lo empleamos en la alimentación animal para piensos. Sin embargo, con la recomendación de variedades que hagan los especialistas, la plantación y beneficio del grano dejará un cereal ideal en una producción que refuerza la seguridad alimentaria y nutricional de una población específica», refirió.  Ese es el sueño siempre posible en la brega desde el campo y el silencio apacible que envuelve el entorno.

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