Muchos para poco, ¡y poco para muchos!

Ciertas insuficiencias en los planes de subsidios aún crispan nervios y «sazonan» malestares, pues en este caso, oferta y demanda también transitan por caminos dispares.

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Cola para compra de materiales en la tienda El Constructor.
El especialista principal de Ventas Minoristas del GEC en Villa Clara, enfatiza en la necesidad de garantizar el abastecimiento de materiales para solventar las necesidades de la población corriente. «Es necesario que continúen comprando porque esa entrada garantiza los montos de dinero a aprobar al año siguiente por concepto de subsidios. Los subsidios por sí solos no generan ganancias. El Estado los entrega a las personas con poca solvencia, por ello es nuestra insistencia en suministrar productos cuya comercialización contribuya al programa». (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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23 Febrero 2017

Desde que en enero del 2012 inició el programa de entrega de subsidios para la construcción y/o rehabilitación de viviendas en mal estado, en Villa Clara se contabilizan casi 300 millones de pesos destinados a ese plan, con un monto de 6781 casos beneficiados.  

En el paí­s no se registra ningún otro territorio que nos iguale por concepto de venta de materiales. De hecho, este factor en particular amén de las caracterí­sticas sociodemográficas y etarias de los subsidiados villaclareños inclinó la balanza a favor de acertadí­simas decisiones. La bendita implementación del pago a través de tarjetas magnéticas eliminó, en parte y al menos en esta provincia, una de las penosas incoherencias de un proceso cuyo fin social no es otro que facilitarle la vida a los más necesitados.  

Sin embargo, ciertas discordancias aún crispan nervios y «sazonan »   malestares. Como en casi todos los demás escenarios de la vida económica de Cuba, oferta y demanda también transitan por rumbos dispares. A pesar de ello, lo cierto es que la pirámide polí­tica del paí­s desde el Consejo de Ministros, pasando por los consejos de administración de cada provincia y de ahí­ al Grupo Empresarial de Comercio (GEC) sí­ ha priorizado el programa.

Apenas un año atrás, el mecanismo para la adquisición de los materiales no establecí­a la obligatoriedad de reservar, por concepto de subsidios, el 40% de las producciones a la venta en las entidades de Comercio. Sin embargo, las medidas no se achantaron en ese punto.

Cada gobierno, empresa y tienda del GEC, recibió la indicación de que, en situaciones de déficit de algún producto, el 100% de lo que se reciba del mismo se consigne a dicho plan. ¿El objetivo?: que cada quien pueda concluir su construcción en los 18 meses establecidos en el plan técnico.

¿Qué falla entonces? ¿Por qué el desespero y las expresiones agrias? ¿Por qué las urgencias de madrugada, la espera y las listas una y mil veces chequeadas? Alguien comparó el empeño de encontrar tantas respuestas con la improbable posibilidad de zambullir a un gato. Sin embargo, quienes viven en la zozobra de los «buchitos » de cabilla, el «sí­ pero no » con los bloques y el empobrecimiento de la noción de calidad, con la relación vendedor-cliente balanceándose en el filo de una navaja coinciden en que el programa de subsidios clama a gritos por una «transfusión » de orden e inaplazable planificación.

Crónica de una construcción subsidiada

El martes siete de febrero, antes de las nueve de la mañana, más de 60 personas se agolpaban frente al portón de la tienda El Constructor, única de su tipo en Santa Clara. Clientes comunes se acercaron a la ventanilla de información dispuesta para ese fin. Buscaban pintura, puertas de aluminio, cemento…

A un metro de distancia, los subsidiados. Algunos llegaron antes del amanecer con la esperanza de comprar cabillas, pero la respuesta, una vez más, fue la peor. A mediados de enero se recibió el último cargamento, í­nfimo en comparación con la demanda, y de lo que allí­ ocurrió se supo del Norte al Sur de Villa Clara.

Una mujer sin edad y con ojos de cansancio salió de Hatillo a las 4am se percata de nuestra insistencia en saber. Ni ella ni los que la rodean accedieron a dar sus nombres, pero aspiran a que algo, o alguien, los auxilie.

«La cola de la cabilla está perfectamente organizada por las más de 200 personas que todaví­a quedamos  pendientes. Entramos de diez en diez y así­ todos alcanzamos, pero lo que sucedió el mes pasado fue que trajeron muy poca, nadie respetó la lista y dejaron que los nuevos subsidiados se metieran delante. ¡Esto parecí­a un infierno! Dese cuenta que hubo gente que no se movió de aquí­ en tres dí­as y ni así­ pudieron comprar.

«Yo misma tengo mi casa casi terminada, pero por culpa de la cabilla me he atrasado enormemente. Si se cumplen los 18 meses, ¿qué me hago? ¿A quién se le ocurre aprobar más subsidios cuando no tienen con qué abastecer los puntos de venta? ».

En cuestión de segundos el tema perdió vuelo. Un camionero encendió el polvorí­n con el rumor de que en la fábrica sí­ habí­a bloques. Nueva cola y nueva lista, palmetazos al aire para exigir atención; estrés, mucho estrés.

Materiales de la construcción para subsidios
La modalidad de construcción por esfuerzo propio implica que el subsidio no cubra los gastos por concepto de transportación. Oferta y demanda, por tanto, rigen y encarecen sustancialmente el proceso. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Otra señora se nos acerca. Cuenta que dejó a su hijo discapacitado al cuidado de una vecina, que tuvo que dejar de trabajar para ocuparse de la construcción, que solo en transporte se le está yendo la vida.

«Para llevarte los materiales tienes que alquilar algún vehí­culo particular porque el subsidio no lo cubre. Usted sabe, esto es por esfuerzo propio, pero ya esa “gracia” me salió en 2000 pesos. Sin embargo, lo que más me preocupa es que apenas he dado un viaje y me faltan, mí­nimo, otros dos. Súmele a la contadora y dí­game si así­ se puede, eso sin hablar de los precios de algunos productos, que parecen pensados para las TRD y no para los subsidios ».  

Deybi Cordero Martí­nez, administrador de El Constructor, nos lo confirma minutos después.

«En este tipo de unidades no se reciben mercancí­as de primera lí­nea. Ojalá fuese otra la realidad y la gente estuviera contenta, pero igual le digo que muchos clientes no se informan sobre sus derechos   y posibilidades para invertir. Por ejemplo, ellos pueden adquirir los inodoros, los azulejos y varios productos afines en las tiendas de divisa, y por desconocimiento se tienen que conformar con los que les ofertamos en la entidad. Nosotros no contamos con la opción de darles a escoger lo que van a comprar por el simple hecho de que, con los productos no conformes, no aplica esa norma ».

¿No lo harán por una cuestión elemental de ahorro?

Lo del ahorro es muy relativo. Las puertas exteriores con llaví­n se venden a 1230 pesos; el juego completo de muebles sanitarios con evidencias más que visibles de insuficiente acabado, sale en 1917 pesos; el metro de grey para suelosla misma historia de la estética en extinción, en 198 pesos, y el que tiene una mejor terminación , en 350.

«O sea, no podemos afirmar que los productos sean baratos. Al principio del programa sí­ lo eran, pero luego se encarecieron sin que por ello mejorara la calidad. Además, sí­ existe un interés marcado por ayudar a las personas con bajo poder adquisitivo. En los últimos tres meses, el gobierno de la provincia añadió 21 millones de pesos más al programa de subsidios, pero lo cierto es que los descuidos en la planificación son los responsables del contrapunteo entre la oferta y la demanda ».

El administrador de la unidad El Constructor reconoce que el 2017 estrenó la ruta con el pie izquierdo. El programa de subsidios del Mincin, más los restantes sectores estratégicos de la economí­a que también precisan de un suministro permanente de acero, superan la producción inestable por demás de las dos únicas industrias que manufacturan cabillas en el paí­s. Con la arena lavada sucede otro tanto: crisis de los montacargas de El Hoyo, en Manicaragua, espesada por las contrataciones inconclusas con el turismo.

¿Y qué pasa con los bloques?   En el momento en que el equipo de Vanguardia indagó al respecto, la causa del desabasto obedecí­a a la rotura de una de las máquinas de la fábrica.

«El de los subsidios no constituye el único programa priorizado de la provincia. La construcción de hoteles en la cayerí­a Norte no puede parar, y la Electroquí­mica de Sagua la Grande está inmersa en un súper proyecto constructivo cuyas caracterí­sticas exige volúmenes inmensos de materiales. Ahora mismo, para el Mincin no hay bloques o, al menos, no de los del tipo que prefiere la población, que son los de 15 y los de10X50.

«Sí­ tenemos los bloques de 10X40 de Palenque, además de los de Cifuentes y los de Provari, pero prefieren no comprarlos por dos razones fundamentales: la diferencia en la calidad y el encarecimiento del transporte debido a las largas distancias », explicó Cordero Martí­nez.    

Juegos de muebles sanitarios en la tienda El Constructor
Losas de grey en la tienda El Constructor
En el momento en que realizamos este reportaje,   en el patio de El Constructor habí­a   100 juegos de muebles sanitarios, producidos por la empresa Cerámica Habana, con muy poco nivel de venta. Grietas en la superficie, hendiduras y problemas en el pulido, contrastan y asombran si se analiza que cuestan casi 2000 pesos. Otro tanto ocurre con el grey para suelos, lo cual denota fallas en el trabajo del Ministerio de Finanzas y Precios. (Fotos: Francisnet Dí­az Rondón)

El especialista principal de Ventas Minoristas del Grupo Empresarial de Comercio en Villa Clara, Yoel Romero Hernández, juzga el asunto desde una perspectiva diferente.

«Nuestra provincia ha sido una de las más favorecidas en cuanto al abastecimiento de materiales. Por ejemplo, hemos logrado mover inmensas cantidades de acero en un solo dí­a, con lo cual pudimos distribuir cabillas en los 13 municipios. Sin embargo, en este caso particular sí­ dependemos de la asignación nacional, lo cual no sucede de igual forma con las producciones de las industrias locales.

«Para este año se pactó la entrega a Villa Clara de 2214 toneladas de cabilla,   y aunque sabemos que es insuficiente si lo comparamos con la demanda, esa es la cifra que garantiza el paí­s ».

Sin embargo, ante la escasa calidad, los altos precios y el déficit de algunos materiales puntuales, tendrá que ajustarse el ritmo en que se otorgan los subsidios.

Hasta la fecha de enero del 2012 a febrero del 2017 hemos atendido en nuestras unidades a 6781 casos, más del 50% tiene en su poder el total de productos incluidos en sus cartas lí­mite y van adquiriendo los restantes poco a poco, para que no se les echen a perder. O sea, que los materiales para subsidios sí­ están garantizados.

«La planificación de Villa Clara para el 2017 asciende a 94 millones de pesos por este concepto. En aras de organizar el proceso, se están realizando recorridos por cada municipio con la participación de Vivienda, Comercio y los consejos populares, para de este modo palpar de cerca las necesidades y dificultades a resolver ».

 Entre bloque y bloque…

El martes siete de febrero, mientras tomaba mis notas en la entrada de El Constructor, un personaje de botas de goma, sombrero de paja sucia y lengua fácil, se me acercó para proponerme, a sobreprecio, todo lo que no habí­a en la tienda. El administrador intuye mi pregunta, incluso, el callado reproche.

«Esos no les venden nada a los subsidiados, ¡los subsidiados les venden a ellos! Aquí­ recibimos a personas a las que se les otorgó el cheque en octubre o noviembre y ya tienen sus viviendas levantadas, porque los mueve una urgencia real, pero también tenemos casos que inauguraron el programa en el 2012 y no van ni por la mitad.

« ¿Qué han hecho con el dinero? ¿Se lo tomaron, se lo comieron? ¿Quién los controla?  No son funciones que me correspondan. Lo mí­o es venderles lo que entra e intentar explicarles que si algo falta no es por responsabilidad de la tienda. La idea de entregar subsidios para la construcción   resulta muy noble, pero se le nota la falta de un análisis perspectivo e inmediato. De lo contrario, la gente se olvidará de lo bueno y solo verá los errores ».

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