
Hace cinco minutos que Alejandra quedó desprovista de su nombre al cambiar su mundo real por otro virtual. Sentada frente a la computadora eligió el alias de Moltred, The Phantom Assasin, la elfo nocturna de Defense of the Ancients o Dota, el juego en el que adquieres un personaje, le das vida y defiendes su cuerpo como si fuera el tuyo propio.
Junto a Alejandra, conectados por el cable azul, hay cuatro muchachos más, cada cual manejando su propio ser mitológico. Andan sumidos en una ciberbatalla que los enajena, los lleva por falsas escaramuzas, los libra de preocupaciones mortales. Se han llegado hasta el Joven Club más cercano después de clases para jugar en red, una posibilidad impensable desde sus propias casas.
La mayoría de los usuarios que visitan estas instalaciones en la provincia van en busca de entretenimiento, y en un menor porcentaje usan las computadoras para teclear documentos o consultar bibliografía digital. Sin embargo, muy pocos acceden a las páginas de la intranet cubana o solicitan la descarga de Mi Mochila. Sobre el funcionamiento real de estas instalaciones en la provincia y el uso de sus servicios por parte de la población, Vanguardia indagó.
Juego, luego existo
Entre las prestaciones que ofrecen los Jóvenes Clubes se encuentran a disposición del público el tiempo de máquina, la navegación por sitios nacionales, asistencia informática, asesoría e implementación, desarrollo de aplicaciones y cursos para personas naturales y jurídicas.

De todos los anteriores, el primero de ellos parece ser el más solicitado. Está comprobado que la mayoría de los jóvenes que asisten frecuentemente a estos sitios tienen un interés común, bastante alejado de la adquisición de conocimientos. Antes que conectarse para leer la prensa, prefieren jugar en red, entre ellos o con todos los demás conectados en el territorio nacional mediante los llamados servidores WOW (World of Warcraft).
Jorge Prieto, especialista principal del Palacio Provincial de Computación y Electrónica, reconoce que, aunque algunos muchachos tienen computadoras en sus casas, esta posibilidad que otorgan los Jóvenes Clubes resulta bastante atractiva para la actual generación de ciberadictos.
No es para menos. Por un precio de solo dos pesos, o cinco, en el caso de la red nacional, pueden quedarse frente a la pantalla durante una hora, cruzando cuanta partida les apetezca. Actualmente, dicha sede cuenta con casi 50 PC bien equipadas, con pantallas de alta resolución, en las que los gráficos toman un tamaño considerable.
«Aquí se consulta bastante la EcuRed o la Wikipedia, porque muchos estudiantes vienen a hacer sus tareas, aunque la mayoría busca entretenerse con los juegos en red o con el fútbol y la pelota confirma Prieto. Realmente, el horario de la tarde es el de mayor demanda y, en ocasiones, se forman colas en la puerta. Cuando hay mucho público tratamos de distribuir los turnos. También hay quien entra a los foros. Las estadísticas lo muestran, pero nosotros no podemos regular la decisión personal de cada cual ».
A pesar del incremento de las computadoras particulares hay quien prefiere invertir horas de ocio en dichos establecimientos. Darián González va casi todas las tardes a jugar en red durante tres horas aproximadamente. Le parece económico, mas no conoce de ningún otro servicio prestado por estas instalaciones. A su lado, Frendy Rodríguez ratifica que también viene «a eso nada más ».

Además de los 48 Joven Club que actualmente existen en Villa Clara, se habilitó un móvil que debe llegar indistintamente hasta localidades alejadas que no cuentan con salas cercanas. Dentro del ómnibus, parqueado el pasado martes en las afueras del Palacio, un grupo de muchachos protagonizaba un minicampeonato de Dota. Les molestaba la presencia de cualquier ser ajeno que se interpusiera entre ellos y el videojuego. Sin cambiar la vista del monitor, contestan que nunca han hecho uso de otro servicio que no sea ese.
Lorenzo Yanes Hernández, director provincial de Joven Club, sabe bien que la epidemia virtual parece indetenible y que si el público prefiere los juegos hay que mejorar de vez en cuando la infraestructura. «No podemos engañarnos dice. Este servicio es altamente demandando. Muchos de los juegos modernos necesitan de grandes prestaciones, tanto de velocidad, tarjeta gráfica, como de capacidad en disco. Estamos en un proceso de renovación tecnológica porque nos hemos visto afectados por la obsolescencia. Hasta ahora hemos estimulado con nuevo equipamiento a los sitios con mayor demanda poblacional ».
Aunque aún se desconoce la fecha exacta de la futura inauguración, los Jóvenes Clubes pondrán a disposición del público un parque tecnológico en las áreas del Palacio Provincial de Computación y Electrónica. El proyecto incluye varias plazas de entretenimiento con juegos de simulación, conexión inalámbrica, aplicaciones para móviles y espacios diferenciados para niños, además de los servicios tradicionales.
Jorge Prieto piensa que será una buena oportunidad para los que prefieren invertir el tiempo libre allí. «La tecnología es para usarla. Antes muchos jugaban pelota en las calles y estos muchachos prefieren estar aquí. No lo veo del todo mal si no descuidan los estudios, por supuesto ».
Mi mochila y la plataforma C.U.B.A.
En esta semana solo cinco personas han solicitado Mi Mochila en el Palacio Provincial de Computación y Electrónica, y no pasan de 20 las que la han adquirido hasta hoy en toda la provincia. Las cifras no traicionan. Apuntan a que la mayoría de la población prefiere el «paquete semanal » antes que el nuevo proyecto de los Jóvenes Clubes. Pero, ¿por qué?

La mayoría de los usuarios entrevistados, aunque han escuchado hablar de Mi Mochila, nunca la han copiado y desconocen su contenido. Conformada y distribuida por la Dirección Nacional de Joven Club hacia todo el país, se concibió como un producto cultural que reuniera contenido de índole educativo y de entretenimiento.
«Al contrario de lo que piensen las personas, también contiene materiales internacionales acota Ignacio Fajardo Muñiz, subdirector de Infor matización de los Jóvenes Clubes en Villa Clara. En realidad, está encaminada hacia los objetivos de nuestro sistema social cubano. Por supuesto, se suprimen contenidos bana les y se prioriza el didactismo, el conocimiento, aunque resulta igualmente entretenido, ¿por qué no? Aún no tiene la fuerza que quisiéramos y no toda la población está al tanto de su existencia ».
En los 400 gigas que contiene Mi Mochila pueden encontrarse películas, aplicaciones, libros digitales, música, videojuegos… Está es truc turada, además, por varias secciones: A jugar, De mi terruño, Me dicen Cuba, Somos el mundo, entre otras, y puede descargarse igualmente gratis desde el sitio mochila.cubava.cu.
Sin embargo, las propuestas de las últimas entregas, cinco y seis, contienen una serie de materiales que el público ya ha podido visualizar por la televisión cubana o que la han adquirido por otras vías. Tal es el caso de las telenovelas La sal del paraíso o Latidos compartidos, la segunda temporada de Juego de Tronos, Adrenalina 360, y algunos teleplays y episodios de Tras la huella que los canales cubanos repiten a menudo.
A pesar de que no puede descartarse que muchas personas deseen consumir nuevamente estos programas suministrados por el ICRT, la mayoría de la teleaudiencia rechaza la parrilla habitual de la televisión nacional. No es tan casual, entonces, que se decidan por el «paquete semanal ».
Quizá, por los prejuicios hacia lo desconocido o porque su contenido no resulta del todo atractivo a la generalidad de la población comparado con su homólogo particular, Mi Mochila no tiene el éxito previsto. No obstante, sí contiene una variada propuesta de filmes de diversos géneros, doramas, videografía del gusto popular, documentales, así como una sección de manualidades. Valdría la pena probar antes que desestimarla completamente.
Por otra parte, la plataforma C.U.B.A. (Contenidos Unificados para Búsqueda Avanzada) parece correr con similar suerte que Mi mochila. Si la una es prácticamente desconocida, la otra también es poco usada por quienes frecuentan los Jóvenes Clubes.
C.U.B.A. no es más que la integración de los servicios web disponibles en la red del país. Con el acceso a la intranet se pueden visitar sitios nacionales como Reflejos, EcuRed, Andariego, La Papeleta, entre otros. De ellos, Cubadebate resulta el más solicitado y con mayor participación de los usuarios, de acuerdo con un informe realizado por la Dirección Provincial de Joven Club.
A través de La Papeleta, el internauta podrá estar actualizado en cuanto a la cartelera cultural de las diversas instituciones del país y permite, incluso, la promoción de actividades en su plataforma. Reflejos aloja los blogs de los cubanos en el dominio .cu en los que se pueden compartir textos, imágenes y videos; y El Andariego constituye un navegador cubano de Mapas y Gestor de Destinos con diversas utilidades como la búsqueda de sitios y su localización geográfica, información de entidades estatales y no estatales que ofrecen diferentes servicios de interés social y comercial, así como el uso de GPS en caso de un dispositivo que cuente con dicha tecnología.
A pesar de que esta integración ordenada de las redes institucionales ha costado desvelos a quienes bien la pensaron, la población no la utiliza con frecuencia desde los Jóvenes Clubes. Lo cierto es que sin una adecuada promoción ningún servicio estatal logrará ser práctico.
Si las desenfrenadas ganas de asesinar virtualmente a un monstruo pueden más que las ansias de conocimiento, dichas instalaciones deberían replantearse hacia proyectos, quizá, más seductores para las mayorías.