Pedro Martí­nez Pí­rez y la diplomacia del periodismo

El prestigioso periodista, profesor y diplomático Pedro Martí­nez Pí­rez compartió con estudiantes de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Pedro Martínez Pírez cautivó con sus historias al público. (Foto: Leslie Díaz Monserrat).
Leslie Díaz Monserrat
Leslie Dí­az Monserrat
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13 Marzo 2017

“Despierte a Pablo que Cuba está a punto de desaparecer”. Así­ le dijo a Matilde Urrutia, la esposa de Neruda, el poeta de los Veinte Poemas de Amor, el comunista.

Pedro Martí­nez Pí­rez habí­a viajado hasta Isla Negra, Chile, con urgencia. Necesitaba que le firmara un mensaje importantí­simo. El mundo viví­a la Crisis de Octubre. El desastre parecí­a inminente y Pedro tení­a que hablar con Neruda.

Solo tení­a unos 25 años y ya la vida lo uní­a a personas que marcaron la historia mundial. Martí­nez estuvo dos años en suelo chileno pero antes pasó un tiempo en Ecuador.

A ese paí­s llegó acompañando a Mariano Rodrí­guez Solveira quien fuera rector de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en los primeros años de la Revolución y quien habí­a sido designado como embajador de la nación que ocupa el centro de la tierra.

Pedro Martí­nez Pí­rez nació en Santa Clara un 22 de febrero de 1937. Trabajó desde los 12 años a cambio de unos diez centavos y estudió en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, donde este 13 de marzo intercambió con estudiantes de la Carrera de Periodismo.

Habló de historias apasionantes con su sapiencia enciclopédica. Posee el don de comunicar, de hilvanar las ideas con la misma facilidad con la que un sastre experto une las piezas de un traje único.

Su vida de diplomático lo llevó por diversas partes del mundo; sin embargo, no deja de hablar del periodismo, y de sus avatares en la revista Oclae, en Prensa Latina, Juventud Rebelde, la televisión y Radio Habana Cuba (donde labora en la actualidad).

De los primero años recuerda a Haydée Santamarí­a, a Armando Hart y la forma en que lo protegí­an de aquellas mentes burócratas que no entendí­an la labor del periodismo.

En Prensa Latina conoció a Mario Benedetti y no olvida a Oswaldo Guayasamí­n.

“ ´Quiero ir a Cuba a pintar a Fidel ´â€, me dijo el destacado pintor y fui yo quien le conseguió la visa.

“Desde entonces dice que soy el responsable de su primer viaje a la Isla después de que lo monté en un avión horriblemente viejo y lo mandé para acá”

Al Comandante lo entrevistó varias veces.

“No le gustaba que le pidieran mensaje de ocasión, lo odiaba. Una vez lo entrevisté en Nueva York, el 12 de octubre de 1979 cuando habló en la Asamblea General de las Naciones Unidas en nombre de los niños sin pan. Le dije que habí­amos sacado la cuenta del tiempo que llevaba sin ir a ese paí­s. Enseguida preguntó: ¿cuánto tiempo? Así­ nos dio la entrevista. Nosotros tenemos que ser creativos a la hora de acercarnos al entrevistado”.

A lo largo de su vida combinó el magisterio con la diplomacia y el periodismo. Desde su experiencia aconseja a aprender a convivir con las épocas pero sin violar los principios éticos y darse a respetar.

“Un periodista tiene que dar batalla, imponer respeto y no rendirse nunca porque este no es un oficio, es un sacerdocio”.

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