
Gracias a la calidad de sus boxeadores, el 2 de agosto de 1980, hace 45 años, fue cuando en más ocasiones se escuchó el himno nacional cubano en una jornada olímpica.
Ese día, a pocas horas de la clausura de la versión 22 de la cita estival que tuvo lugar en Moscú, ocho púgiles de la mayor isla del Caribe escalaron el cuadrilátero y seis bajaron sonrientes, tras alcanzar la gloria olímpica.
El primero en lograr el oro fue el jovencito de solo 17 años, oriundo del poblado granmense de Pilón y criado desde pequeño en Pinar del Río, Juan Bautista Hernández Pérez (54 kilogramos), al doblegar al venezolano Bernardo José Piñango, por veredicto unánime de 5 a 0.
Luego, el ligero Ángel Herrera Vera (60 kg) celebró por todo lo alto su cumpleaños 23, al batir por RSC en el tercer asalto al anfitrión Viktor Demyanenko, y de esa manera, se convirtió en doble titular olímpico, pues en Montreal 1976, sin ser favorito, superó (3-2) al estadounidense Davey Armstrong en un pleito, de campana a campana, y en la final de los 57 puso fuera de combate al germano Richard Nowakowski.
Otros cetros llegaron por intermedio de Andrés Aldama Cabrera (67 kg), que derrotó por la presea dorada al ugandés John Mugabi; del avileño Armandito Martínez Limendu, espectacular púgil que no pedía ni daba tregua sobre el ring, y protagonizó una de las grandes sorpresas del boxeo en la cita moscovita, al obtener la faja de los 71 kilos frente al local Alexandr Koshkin (1959-2012), y en los 75 kilos se coronó el fuerte pegador tunero José Gómez Mustelier, triunfador sobre el entonces soviético Viktor Savchenko (4 votos a 1).
El plato fuerte quedó reservado para el cierre de la cartelera, con la pelea en la categoría de más de 81 kilogramos, en la cual el tunero Teófilo Stevenson Lawrence derrotó por votación dividida (4 a 1) al local Piotr Záev (1953-2014), un viejo conocido al que ya había derrotado en la edición del certamen Giraldo Córdova Cardón, en 1974.
Con ese éxito Teo se unía al húngaro Laszlo Papp —medallista dorado en Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956—, como los únicos boxeadores con tres títulos olímpicos, pues se había impuesto en Múnich 1972 y Montreal 1976. Después, ambos serían alcanzados por el guantanamero Félix Savón, campeón en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000.
En aquella jornada quedaron a un paso de la gloria el pinareño Hipólito Ramos Martínez y el camagüeyano Adolfo Horta Martínez. El pinareño se vio estrechamente superado por Shamil Sabírov (antigua URSS) en los 48 kilos.
Horta se insinuaba como uno de los principales candidatos de la delegación cubana a subir al sitio más importante del estrado de premiación, pero para sorpresa de todos salió derrotado en el pleito por el metal más codiciado de los 57 kilogramos frente a Rudi Fink (antigua RDA).
Así, al hombre del boxeo total, como lo llamaba el comentarista Rolando Crespo, se le escapó la posibilidad de guardar en sus vitrinas el único título que faltó en su expediente deportivo, pues Cuba no asistió a las Olimpiadas de los Ángeles 1984 y Seúl 1988.
En total, la escuadra cubana sumó diez preseas (6-2-2) en su jornada más dorada en la historia de los Juegos Olímpicos, porque además de las mencionadas, José Aguilar Pulsar (1958-2014) en los 63.5 y Ricardo Rojas Frías en 81 se consolaron con la medalla de bronce.
El único de la armada cubana que no pudo poner los pies en el estrado de premiación fue el habanero Jorge Hernández Padrón, que se había coronado en la Olimpiada de Montreal 1976, en los 48 kg; pero en Moscú cayó en su primera presentación (1-4) ante Vladimir Miroshmichenko (URSS), en los 51 kilos.
Lamentablemente, de aquella selección ya no se encuentran físicamente entre nosotros Jorgito (1954-2019), Horta (1957-2016), Aguilar (1958-2014) y el gran campeón: Teófilo Stevenson (1952-2012).
Una nota curiosa
Dos de los 11 campeones en el deporte de los puños en la Olimpiada de Moscú nacieron exactamente el mismo día y año, el 28 de enero de1959: el italiano Patrizio Oliva (63.5 kg) y José Gómez Mustelier (75).