
Con el fenómeno japonés Shohei Ohtani, que lo mismo puede decidir un juego bate en mano o desde la colina, a los Dodgers de los Ángeles se les presenta la oportunidad de hacer historia en la MLB si logran revalidar el título alcanzado en 2024, algo que ningún club consigue en las Ligas Mayores desde hace un cuarto de siglo cuando los Yanquis de Nueva York se coronaron entre 1998 y 2000.
Por el momento, ya superaron a los Philadelphia Phillies en cuatro juegos durante la Serie Divisional de la Liga Nacional.

Este ambiente beisbolero avivó los recuerdos sobre el protagonismo del cubano Edmundo Sandy Amorós Isasi (1930-1992) en la conquista del primero de los ocho cetros obtenidos en series mundiales por esta franquicia, cuando todavía eran los Dodgers de Brooklyn, hecho del cual se cumplieron 70 años el sábado 4.
Los esquivadores y los Yanquis de Nueva York habían llegado abrazados a tres victorias por bando a un decisivo séptimo choque que tuvo lugar en el Yankee Stadium, el 4 de octubre de 1955.
En la cuarta entrada los Dodgers se fueron delante por tubey de Roy Campanella y sencillo de Gil Hodges, luego añadieron otra en el sexto por cohete de Pee Wee Reese, sacrificio de Duke Snider que quedó con vida por fielder’s choice. Campanella también tocó la pelota y los corredores avanzaron, Carl Furillo fue pasado intencionalmente, y Gil Hodges se encargó de traer la segunda con fly de sacrificio que impulsó a Reese.
Con el juego, 2 a 0, entró a patrullar el jardín izquierdo el matancero Sandy Amorós, mientras Junior Gilliam fue enviado a defender la segunda almohadilla en lugar de Don Zimmer.
Por los Yanquis abrió la parte baja del sexto episodio Billy Martin con boleto, y Gil McDougald tocó perfecto. En esa situación, con dos hombres a bordo, sin out, vino a batear el peligroso Yogi Berra, quien disparó una conexión extraviada. Entonces Amorós, que estaba jugando cargado a la línea del jardín izquierdo, tal como relata Ángel Torres en su libro La leyenda del béisbol cubano, se lanzó a correr, extendió su mano derecha y realizó el fildeo. Acto seguido le pasó la bola a Pee Wee Reese, quien se la tiró al inicialista Hodges para doblar a McDougald.

El engarce de Amorós salvó el juego y la serie mundial, dándole a los Dodgers su primer título en el clásico otoñal, pues el zurdo Johnny Podres se encargó de mantener en cero a los Bombarderos del Bronx, que salieron por la puerta estrecha.
De esta manera el yumurino se convirtió en el segundo pelotero cubano en conquistar un anillo de serie mundial, después del lanzador Adolfo Luque.
Luego de mudarse para los Ángeles, en 1958, los Dodgers reinaron en 1959, 1963, 1965, 1981, 1988, 2020 y el pasado año.