Un tiburón pelotero y sonero

Tiburón Morales, el líder indiscutible del conjunto Son 14, antes de dedicarse a la música fue pelotero, y en nuestro clásico nacional tiene un singular primado.

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Eduardo (Tiburón) Morales, cantante y pelotero, junto al músico cubano Adalberto Álvarez.
Tiburón bateó contundentemente todos los sones que Adalberto compuso en la etapa de arrancada y consolidación de Son 14. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
Osvaldo Rojas Garay
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16 Octubre 2025

Cuando se menciona el nombre de Eduardo Tiburón Morales Orozco, casi todo el mundo recuerda al prominente sonero, que popularizó clásicos de Adalberto Cecilio Álvarez Zayas (1948-2021) como A Bayamo en coche y El son de la madrugada, y un tema de Pedro Gómez (1932-2019): Calle Enramada, que alcanzó el segundo premio en el II Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT (1979). 

Sin embargo, menos conocida es la faceta beisbolera de este hombre que desde hace algún tiempo radica en La Habana, bajo el cuidado de su hija Irene y este viernes 17 de octubre cumple 90 años, nueve décadas que lo convierten en uno de los peloteros vivos más longevos de los que han pasado por las series nacionales.

Oriundo de Francisco Guayabal, pueblo costero que antiguamente pertenecía a Camagüey y en la actualidad forma parte del territorio de Las Tunas, Eduardo Morales se desarrolló en la zona del puerto y según él ha contado pasaba el día entero nadando en la orilla del mar, con la boca abierta, lo cual provocó que la gente comenzara a exclamar: «Mira un tiburoncito» y el mote se quedó para siempre.

Tiburón intervino en siete campeonatos nacionales, en los que archivó 237 de average.  Debutó en la segunda serie (1963), con el colectivo de Orientales, un plantel que reunía a varias figuras que llegaron a vestir el uniforme del equipo Cuba, como son los casos de Felipe Sarduy y los difuntos Ramón Hechavarría, Miguel Cuevas, Manuel Alarcón y Andrés Pilotaje Telemaco, que también nació un 17 de octubre, igual que el gran sonero, pero en 1942.

Luego de estrenarse en la pelota cubana con Orientales, selección con la cual participó en dos versiones en nuestro principal pasatiempo, acudió a tres justas con Granjeros, una con Camagüey y se despidió de los campeonatos nacionales con Mineros en 1971.

Jardinero e inicialista, Tiburón no llegó al estrellato en el deporte de las bolas y los strikes, pero dejó su impronta en estas confrontaciones cuando el 2 de abril de 1964 hizo historia al erigirse en el primer bateador zurdo que conectó un jonrón dentro del terreno en nuestros torneos domésticos, a costa de un lanzamiento del yumurino Isidro Borrego (Occidentales), en el cuarto inning, con un corredor a bordo,  en el estadio Latinoamericano, aunque no pudo evitar el revés de su equipo Orientales, 3 a 8.

Si no fue el primero en lograrlo de manera absoluta, se debió a que 18 días antes, Eulogio Owen Blandino, el Gallo de Cabaiguán, colocado a la derecha disparó una conexión de esas características frente a un envío del industrialista Cecilio Soto, el 15 de marzo de 1964.

Tres años más tarde, el 6 de diciembre de 1967, pudo disfrutar a plenitud su segundo y último estacazo de vuelta completa en series nacionales, porque sacó la esférica más allá de las cercas ante su público, en el estadio Cándido González, al descifrar un envío de Eugenio Sandoval, en el segundo episodio con un compañero en la ruta, para contribuir a la victoria de Granjeros sobre Pinar del Río, 5 carreras a 3, en un choque en el que el estelar Lázaro Santana se acreditó el triunfo. 

Muchas personas le preguntaban a Tiburón qué hacía en el béisbol con las cosas que él sabía hacer en la música. «Yo dejaba la pelota para irme a la música y tuve muchos problemas. Me iba para mi pueblo a tocar en una feria; eso me fue perjudicando y llegó el momento en que no me querían, ni como músico ni como pelotero; ni una cosa ni la otra. Dejaba a todo el mundo embarcado, cuando se acostumbraban a tocar diez piezas musicales, yo me iba para la pelota», confesó en una ocasión al periodista Rafael Lam.

Tras colgar los spikes, Eduardo Morales visitaba sistemáticamente el «Cándido González». Allí iba con frecuencia Adalberto Álvarez, en aquel entonces profesor de Literatura Musical en la Escuela Provincial de Arte de Camagüey, quien lo incluyó en el grupo Avance Juvenil.

Luego, respondiendo a una invitación del compositor Rodulfo Vaillant, se marcharon a Santiago de Cuba, y con músicos agramontinos y del oriental territorio fundaron el conjunto Son 14, que debutó en la Ciudad Héroe, el 11 de noviembre de 1978.

Eduardo Morales no llegó a ser estrella en el béisbol, pero como bien afirmara Pedro de la Hoz González —Premio Nacional de Periodismo José Martí de 2017, quien prestigió las páginas de este semanario cuando era diario y las del colega Granma—, Tiburón bateó amplia y contundentemente todos los sones que Adalberto compuso en la etapa de arrancada y consolidación de Son 14:  Fuego en La Maya, El domingo de la rumba, Son para un sonero, Si yo siempre he sido son, Guajiro en La Habana, La soledad es mala consejera, Cuestiones de amor, Tal vez vuelvas a llamarme —que la gente rebautizó como Me recordarás—, y los mencionados, A Bayamo en coche y El Son de la madrugada, entre otros.

Después, el hijo de Rosa Margarita Zayas enrumbó hacia la capital, creó un nuevo grupo: Adalberto y su Son, que desde el 25 de febrero de 1984, cuando debutaron en Santiago de las Vegas, hasta la partida física del maestro, el 1.o de septiembre de 2021, víctima de la COVID-19, puso a mover los pies a los bailadores con Y qué tú quieres que te den, A bailar el toca toca, Esperando que vuelva María, Para bailar casino, Dale como es… 

Sobre la decisión de tomar sendas separadas Eduardo Morales aclaró que entre él y el Caballero del Son no hubo problemas: «Adalberto se fue para La Habana, pero es prácticamente mi jefe. He trabajado con él tanto en Cuba como en el extranjero», dijo en una oportunidad.

En Santiago de Cuba, Tiburón, líder indiscutible de Son 14, continuó siendo una de las voces más encendidas y originales del son cubano, a decir del compositor Rodulfo Vaillant, al pronunciar en el teatro Heredia las palabras de elogio en el homenaje al ahora nonagenario sonero y pelotero con el Premio Internacional Casa del Caribe 2019.

Su actuación en series nacionales: 

SN VB C H 2B 3B 4B CI BB K AVE
7 414 40 98 10 2 2 39 51 59 237

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