La Octava Villa llegó a sus 505 años y aunque las celebraciones no transcurrieron del modo habitual, no quedaron olvidados los ritos y tradiciones.
Esta vez los medios digitales fungieron como la plataforma ideal para llevar a cabo un grupo de actividades que evitaron la aglomeración de personas en las calles, pero que mantuvieron en alto la cultura remediana.
Aunque no se realizó la emblemática captura del gí¼ije de la bajada, el travieso personaje popular «envió » una carta explicando las razones de su ausencia e instando al pueblo a permanecer en sus hogares.
A través de las páginas en Facebook del Sectorial de Cultura y otras figuras destacadas se transmitió el reconocimiento al compositor Oscar Olivera, hijo ilustre del poblado, además de una entrevista a la educadora Adela Reguera Peña.
De igual modo, la Plaza José Martí acogió un canto a Remedios desde los balcones de diferentes edificaciones, realizado por intérpretes locales junto a miembros de los proyectos comunitarios Renacimiento y Nuevo estilo.
En el Museo de la Parranda se presentó la revista Excelencias, con varias de sus páginas dedicadas a esta celebración, declarada desde hace unos años Patrimonio de la Humanidad.
«Todas las instituciones en sus redes sociales están dando a conocer las actividades, así como la importancia de los San Juan », explicó Saida Gómez Peña, directora del sectorial de Cultura en el municipio.
Desde las primeras horas del día se compartió un material audiovisual dedicado a la ciudad, hecho por artistas del patio desde el teatro Guiñol. Una felicitación a Remedios con una canción de Oscar Olivera como motivo y que cuenta parte de la historia local a partir de los museos.