
Cada día la COVID-19 nos acorrala más. Si antes pasaban semanas entre un enfermo conocido y otro, ahora las noticias sobre positivos cercanos nos llegan como ráfagas. En este momento puede preocuparse usted por algún contagiado, o ser el motivo de la preocupación de otros. A lo mejor, ya ha «jugado » en ambos terrenos y no hay quién le haga un cuento de este «bicho » con corona.
Bien sabemos que la historia no termina con el fin del ingreso, pues quedan muchos temores, secuelas y dudas que vencer para sentiros curados. Mientras nuestro cuerpo gana un combate, la guerra epidemiológica en las comunidades y el país se ríe de la imaginación más osada. Las cifras de agosto así lo demuestran: 265 121 casos confirmados en Cuba, de los cuales 14 277 se localizaron en esta provincia.

Decenas de miles de villaclareños se recuperan hoy del nuevo coronavirus, y para esclarecer este proceso Vanguardia dialogó con el Dr. Carlos E. Herrera Cartaya, máster en Ciencias Médicas, especialista en Medicina Intensiva y Emergencias del hospital Arnaldo Milián Castro, integrante del Grupo Provincial de Expertos en la COVID-19, y asesor de la Dirección Provincial de Salud.
Aclaremos primero algunos términos: «PCR negativo » y «post-COVID ».
Existen diferentes expresiones usadas en el ámbito médico y, en ocasiones, también manejadas por la población, que de una forma u otra se refieren a estados serológicos de los pacientes o a estadios de la enfermedad.
«El término “PCR†alude al resultado de la prueba de reacción en cadenas a la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés), el examen más utilizado en el mundo para el diagnóstico de la COVID-19. Y, ser “positivo†significa que el paciente tiene una carga viral en el organismo suficiente para que la detecten los equipos que realizan la prueba. Existe el consenso de que mientras este test sea positivo, se puede trasmitir la enfermedad.
«Por otra parte, el término “PCR negativo†significa que no se detecta la carga viral presente en el organismo y, por tanto, la concentración de virus que pudiera existir no resulta suficiente para trasmitir la enfermedad.
«Ahora, el término “post-COVID†se utiliza, en la comunidad científica y en los medios de comunicación, como un estado prolongado de persistencia de síntomas, en un período que puede oscilar entre las 6 y las 12 semanas según algunos autores, y que produce algún grado de limitación en los pacientes. Erróneamente se ha usado para definir la etapa de la enfermedad en la que ya se negativizó la prueba de PCR, obviando, incluso, la presencia de manifestaciones clínicas que pueden llegar a ser muy graves.
«â€COVID persistente†y “long COVIDâ€, también se usan para denominar un grupo de manifestaciones clínicas que aparecen en las personas, semanas o meses después de la infección ».

Entonces, tener un PCR negativo no indica que se haya superado la virosis.
El hecho de que la prueba de PCR sea negativa en ningún momento significa que el paciente se curó. Ya hemos explicado que la COVID-19 es una sola enfermedad que evoluciona en diferentes etapas, en las cuales los individuos pueden ser positivos a la prueba de PCR (fase temprana), o negativos a esta (fase pulmonar e inmune). Si después de un PCR negativo, una persona continúa con síntomas, debe considerarse enfermo. La desaparición de estos constituye el hecho fundamental para considerar la cura; por lo tanto, los criterios de alta médica deben basarse, fundamentalmente, en la clínica del paciente.
¿Cuáles son estos criterios?
El alta institucional se produce cuando las alteraciones que la enfermedad generó en el normal funcionamiento del organismo cesaron, o han regresado a un punto en el cual no representan un peligro para la vida del paciente. Por ello, ratificamos que el alta institucional no equivale al alta médica.
Luego del alta institucional, ¿qué sucede?
En ese momento el paciente debe solicitar al facultativo tratante la hoja de egreso, en la cual queda reflejada la conducta a seguir fuera de la institución hospitalaria. Debe presentar ese documento en el área de Salud donde se atiende, para que el equipo médico conozca sobre su presencia en la comunidad. En muchos casos los pacientes continúan un tratamiento ambulatorio tras el alta, por lo que siempre aconsejamos que le pregunten a su doctor qué conducta seguir en el hogar.
¿Qué síntomas pueden aparecer o persistir a mediano y largo plazo?
Todavía no se conocen totalmente los efectos a largo plazo de la COVID-19, aunque sí existen numerosas investigaciones dedicadas al tema. La mayoría de los contagiados se restablecen por completo en unas semanas, pero algunos continúan con síntomas, aun después de la recuperación inicial. Los más frecuentes son: debilidad y cansancio fácil, tos intermitente, dificultad respiratoria al caminar o realizar ejercicios físicos, opresión torácica, pérdida del gusto y el olfato, dolores musculares y en las articulaciones, cefalea, fiebre, diarreas, alteraciones del estado de ánimo, insomnio, ansiedad y temores inexplicados.
«Es importante señalar que, en los próximos meses y años, se estima un aumento de la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles, debido al daño que se produce a nivel de órganos vitales: pulmones, riñones, corazón, cerebro, hígado y otros sistemas ».
¿Qué dieta recomienda durante el período de recuperación?
El estado nutricional es clave en la recuperación. La dieta constituye un elemento básico para una persona afectada por un padecimiento que le debilita su sistema inmunológico, consume las reservas energéticas del organismo y acelera los procesos catabólicos.
«Resulta indispensable mantener una correcta hidratación, un adecuado balance de líquidos. Existen cuatro nutrientes básicos a tener en cuenta: proteínas, grasas no saturadas, micronutrientes y antioxidantes. En este sentido, recomendamos el consumo de alimentos frescos, verduras, hortalizas y frutas, ricos en vitaminas A, C, D, E, y minerales. Dentro de las posibilidades, debe garantizarse un consumo adecuado de proteínas, y no recurrir a dietas con exceso de grasas saturadas y carbohidratos.
Sus consejos para las familias que tienen a uno o varios integrantes convalecientes…
En el hogar deben llevarse a cabo el mayor número de acciones para disminuir el impacto de esta enfermedad sobre las personas y sobre la sociedad. Aunque se sabe que un número de pacientes presentan una evolución severa, la mayoría manifiesta síntomas leves o moderados, que no constituyen riesgo para la vida. De la adecuada atención que seamos capaces de brindar a un enfermo en casa, dependerá, en gran medida, la evolución posterior.
«Es importante garantizarle los cuidados básicos: una correcta alimentación, hidratación, descanso, permanencia en una habitación ventilada, reposo en posición boca abajo, tranquilidad emocional, así como medidas higiénicas imprescindibles. No olvidemos nunca la responsabilidad de evitar el contagio a otras personas, la cual depende, en la mayoría de los casos, de la disciplina ciudadana ».
Aunque en la confianza radica el mayor de los peligros, septiembre augura una mejoría epidemiológica para la provincia y el país. El inicio de la vacunación masiva en todos los municipios de Villa Clara y la inmunización de niñas, niños y adolescentes, personas alérgicas al timerosal y convalecientes de la enfermedad constituyen buenísimas noticias. Pero ningún esquema estará completo sin una dosis de responsabilidad individual, comunitaria e institucional. Por el bien de todos, nos toca renovarla a diario.