Tres dignas cubanas

Recibieron las órdenes Mariana Grajales y Ana Betancourt en La Habana. ¿Quiénes son? y ¿Qué hacen?

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Fotos de villaclareñas condecoradas por el aniversario 65 de a FMC.
(Fotos: Tomadas de Internet y Ramón Barreras)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
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23 Agosto 2025

Acaban de recibir condecoraciones en la capital cubana por la celebración de la fecha fundacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Por la experiencia y el talento desplegado en sus actividades dignifican la historia villaclareña y la del país,que reconocen su quehacer cotidiano —muchas veces complejo y no exento de incomprensiones— a través de los años.

Marisol García Cabrera.
Marisol García Cabrera, pionera y cátedra en el desarrollo del trabajo comunitario en Villa Clara, entre múltiples responsabilidades, minutos después de recibir la Orden Mariana Grajales en la capital cubana. (Foto: Cortesía de la entrevistaada)

Quienes la conocen afirman que Marisol García Cabrera es una especie de leyenda entre los laureles de su villa. En esa Placetas que la vio asumir misiones directivas en Educación, el Comité del Partido y luego en el Gobierno Municipal, hasta llegar a la provincia.

Bastantes de ellas con marcada complejidad, por lo que  es considerada una cátedra para los órganos del Poder Popular, como pionera e impulsora en la promoción y revitalización del necesario trabajo comunitario.

Desde hace unos años se desempeña al frente del Departamento Independiente de Relaciones con Órganos Locales del Poder Popular en Villa Clara, donde ha mantenido esa intuición para conocer qué pasa en las comunidades, cuáles son las mayores dificultades, dónde se traba el fluir de las soluciones, y cómo es la participación de quienes conviven con sus problemas en el radio de acción donde residen.

La vida le ha demostrado que se trata de buscar motivaciones, unas generales, otras específicas, en una era en extremo compleja que invita a la acción participativa y a poner la innovación en función de soluciones.

En este sentido está consciente del papel de la ciencia como plataforma determinante en el perfeccionamiento del sistema de Gobierno de manera integral, una experiencia aplicada por primera vez en el país con el objetivo de lograr transformaciones sociales a partir de la participación popular.

Vista con mayor espectro resultará una fortaleza para determinar aquellas problemáticas que dificultan el avance del sistema del Poder Popular en sus misiones y atribuciones, a partir de basamentos científicos.

El aval de Marisol incluye responsabilidades en la FMC, y por sus méritos ostenta la Orden Ana Betancourt, posee la Distinción 23 de Agosto, entre múltiples condecoraciones, y sobre su pecho, fue colocada la Orden Mariana Grajales pocos días después de celebrar su cumpleaños.

La líder del «Sabino Hernández»

Mencione su nombre allá por el consejo popular Sabino Hernández, radicado en Manacas, municipio de Santo Domingo. Dirán «una rubia de temple incansable».

Todavía recuerda cuando a los 13 años vendía periódicos en su pueblo y nunca se avergüenza porque «era otra manera de ser útil a pesar de mi corta edad».

María Cristina Díaz.
«Siempre adoré el trabajo de la FMC. Tengo un bloque de 141 mujeres con siete delegaciones y unas secretarias que buscan iniciativas para enfrentar nuevas tareas y motivaciones», afirma María Cristina Díaz Montalván, distinguida con la Orden Ana Betancourt.  (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Le incomoda escuchar que la FMC no hace nada, y se pregunta: «¿Hacemos algo para borrar esa imagen o esperamos para ver si por arte de magia cambia ese panorama?».

Así revolucionó su consejo popular, que años atrás tenía una entrada apenas visible ante un marabú que se adueñaba de ella.

Si algo le apasiona son los patios comunales. No concibe tener en su área un terreno ocioso. Los años le marcaron ese deseo, y comenzó por el suyo, porque siempre quiso ver algo de comer al levantarse que naciera de sus propias manos.

Declara con satisfacción que son patios de años, donde conviven guayabas, mangos, varias frutas, además de plátanos, boniato y col, entre otras variedades. Por el suyo siente pasión, y mucho tiempo antes de hablarse de la agricultura familiar tomó la iniciativa y resultó abanderada en su demarcación.

«Ya en las ocho circunscripciones de nuestro consejo popular existen alrededor de 3500 destinados, fundamentalmente, a conservas.

Es bodeguera del establecimiento El Diamante. Ya jubilada, pero recontratada, y parece que le hace reverencia al nombre porque el establecimiento se mantiene impecable, con marcada cultura del detalle y tampoco permite que a la balanza le falte peso o que se violen las normas que protegen al consumidor.

Gracias a la Casa de Orientación a las Mujeres y las Familias, María Cristina Díaz se hizo barbera para beneficiar, de manera gratuida, a todos los ancianos del pueblo y a las personas vulnerables.

Y en bien colectivo se abrió una pequeña tienda a la que se llevan artículos de vestir o de otra índole para quieres lo deseen y les sean útiles.

«Ay, María Cristina», diría alguien. El humano no le falta. Por eso en todo evento que pueda pide tocar las fibras de la sensibilidad en tiempos tan difíciles. Animar a la gente, preocuparse por el viejito que está enfermo, o por personas que quedaron solas cuando sus familiares partieron a otros destinos y los dejaron atrás.

Recuerdo que un día dijo: «A los directivos hay que tocarles el corazón para hacer más grata la existencia, ya que hace falta comunicar, entender dificultades y no maltratar al pueblo».

Por su aval acaba de recibir la Orden Ana Betancourt, condecoración que —dice— no es para ella. Se la agradece a todas las mujeres de su consejo que le han enseñado el trabajo: «Una, mi madre que ya no está; otra, Oristela Chávez, y Esperanza Pérez, en extremo valiosas».

Cada día en su vida debe dibujarse con pleno ejercicio de vitalidad. Se acuesta bien tarde luego de regar todas las plantas y escuchar la radio. Junto a ella su esposo. Jesús Francisco Rodríguez León (Frank), quien constituye, a su manera de decir, sus dos brazos y mucho más. «La persona que me ayuda para seguir adelante y emprender sueños». Con el amor de sus hijos también se alimenta para emprender las transformaciones de su radio de acción.

En la conversación retoma el reciente estímulo recibido: «La condecoración es el fruto de todas mis federadas», así lo considera. Ellas la admiran como secretaria de bloque femenino, que inició desde muy temprano, y suma más de 40 años en diferentes responsabilidades de la organización, de la cual es miembro del Comité Nacional de la FMC. Su consejo popular se declarará 65 Aniversario de la FMC por todo lo logrado.

«No me siento la dirigente del bloque, sino que vivo del ejemplo de cada federada, de esas que, por muy duros que resulten los tiempos, no declinan el hacer del día a día».

Otra villaclareña con la «Ana Betancourt»

Al repasar su vida, Mayelín Díaz Rodríguez reconoce que le debe mucho en su formación como federada a Esther Castillo Rodríguez. Era la secretaria general de la FMC en la playa Ganuza, en Corralillo, una mujer a la que hacer a diario el trabajo comunitario en disimiles aristas, y aquello le sirvió de inspiración.

«Un día me dijo: «Vas a llegar a ser la secretaria general en esta provincia», y. la premonición de Esther se cumplió, pues aquella muchacha del noroeste villaclareño desde hace siete años desempeña esas funciones, luego de transitar por más de tres décadas en diversas responsabilidades.

Mayelín Díaz, secretaria general de la FMC en Villa Clara.
Mayelín Díaz Rodríguez (Orden Ana Betancourt), con más de tres décadas en diversas funciones de la organización femenina desde su natal Corralillo y actual secretaria general de la FMC en la provincia. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Al valorar el trabajo actual de la organización sabe que existen avances, y a la vez múltiples retos e insatisfacciones. En este período se han incorporado más de 3000 jóvenes arribantes a la edad de ingreso a la FMC (14 años) y hacen que la organización alcance el 93 % de integración a las filas.

Se suma el aporte de las Casas de Orientación a las Mujeres y las Familias (COMF), muy apegado a la realidad de estos tiempos y referente en el trabajo en todo el país.

«La de Santa Clara fue la primera inaugurada en Cuba por nuestra inolvidable Vilma. La institución arribará a sus 35 años en el venidero septiembre. Los programas de adiestramiento han permitido en lo que va del año 2025 que más de 4000 personas hayan aprendido un oficio en las COMF, de ellas, una cifra superior al 80 % son jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, y se han graduado en los múltiples cursos barberos y barberas, emprendedores de peluquería manicuras, utilidades en los cursos de cocina, repostería y masajes, entre otros,

Un rasgo importante lo constituye la Consejería de Atención a la Violencia, con la asistencia a algo más de 626 personas víctimas de este flagelo que también afecta a la sociedad, en mayor proporción a las mujeres que a los hombres.

Una mirada al Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres exhibe la incorporación al empleo de 3500 mujeres —la mayoría desvinculadas al trabajo—, con participación destacada en el sector tabacalero y en las formas no estatales.

En este panorama también existen deficiencias. Algo que no siempre ha experimentado buenos resultados es el completamiento de las estructuras de bloques y delegaciones.

«En la promoción de las féminas a cargos directivos se llega a un 67 %, y se aprecia el incremento de potencial femenino en el sector campesino y cooperativo, además del impulso como productoras de renglones priorizados.

¿Retos? Mayelín Díaz está consciente de que el principal recae en el funcionamiento de un grupo de organizaciones de base, que no lo logran al carecer de líderes que aglutinen a sus integrantes en las tareas reclamadas por la FMC y la Revolución acorde con el momento actual.

«Son muchos los desafíos; sin embargo, cumplimos el compromiso de mantenernos en la vanguardia de la emulación en el país porque, a pesar de las contingencias, son incontables las que se levantan todos los días para el duro quehacer».

Con esa convicción recibió en La Habana la Orden Ana Betancourt, que si bien constituye un distintivo personal, encierra a todas las villaclareñas que le aportan resultados a su provincia y a su amada Cuba.

Marisol, María Cristina y Mayelín hacen historias, que proseguirán con nuevos capítulos como tres dignas cubanas.

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